Un huerto urbano sólo tiene
sentido si lo desarrollamos de una forma ecológica. Como hemos mencionado en otras entradas, los
objetivos fundamentales de este tipo de huertos deben ser la puesta en práctica
de una experiencia de sostenibilidad, la educación ambiental y la obtención de
productos sanos y sabrosos, por lo tanto no tiene ningún sentido la utilización
de plaguicidas o fungicidas de síntesis química.
Partiendo de la base de que
queremos practicar un cultivo lo más ecológico posible, lo primero
que tenemos que entender es que en nuestras hortalizas y verduras van a
aparecer todo tipo de insectos y otros organismos que conformarán el
“micro-ecosistema” en el que se irá convirtiendo nuestro huerto.
Estado del huerto el 8 de Julio.
Esto es algo bueno, no debemos pretender tener un espacio
aséptico, de hecho cuanto más variada sea la biodiversidad asociada a
nuestro huerto, más estable y resistente a plagas será, además el estudio y
observación de toda esta “vida” y las relaciones que se establecen entre los
distintos seres vivos es una de las cuestiones más enriquecedoras para el
agricultor de ciudad.
Cada paso que damos, cada conocimiento que adquirimos
de horticultura, nos hace conscientes de lo mucho que queda y quedará por
aprender. Nos enseña humildad y respeto por el trabajo que realiza la
naturaleza en mantener sus complejos y equilibrados ecosistemas. Nuestra labor
en el huerto será tan buena como logremos adaptarnos a lo natural, a los ciclos
y tiempos vitales, y tanto como admiremos la perfección del trabajo natural.
El principal método de
control y lucha contra las plagas y enfermedades que debe de llevar a cabo el agricultor ecológico, debe de ser “hacer
las cosas bien”. Es decir, realizar todas aquellas prácticas
que van a hacer de nuestro pequeño huerto un espacio fértil, resistente,
estable, biodiverso, etc. Algunas de estas prácticas son: las rotaciones, las asociaciones, el uso de materia orgánica como
único abono de nuestros cultivos, realizar un riego adecuado, etc.
Ahora bien, como hemos dicho anteriormente, van a aparecer problemas y dificultades a la hora de cultivar y mantener nuestras
plantas en nuestro huerto, con respecto al mantenimiento podemos diferenciar 2
tipos de problemas en nuestros cultivos:
- Enfermedades, estas son producidas por hongos, bacterias y virus. Las enfermedades causadas por hongos pueden provocar pérdidas importantes en el rendimiento y la calidad de los cultivos, disminuyen la vida útil de las plantas y limitan su producción debido a malformaciones de los frutos.
- Daños por plagas producidas por animales, sobre todo insectos y arácnidos.
Las Enfermedades son más
difíciles de diagnosticar y de tratar, ya
que, salvo en algunos casos, no vamos a observar directamente al causante del
problema y tendremos que diagnosticarlo observando sus efectos.
En estos casos, debemos de actuar sobre todo de una forma preventiva,
fortaleciendo nuestras plantas con buenos abonos orgánicos como el humus de
lombriz y con fertilizantes ecológicos como el extracto y purín
de ortiga que potencia las defensas naturales de las plantas.
También podremos utilizar, en el caso de enfermedades
por hongos, que suelen ser las más comunes (como el oídio, el mildiu o la
negrilla), tratamientos más específicos tanto de forma preventiva, como en las
primeras fases de desarrollo, algunos de ellos son el extracto
de cola de caballo un producto natural e inocuo para las personas.
Las Plagas son más fáciles de identificar, ya que
normalmente podemos observar directamente al agente causante del problema. Deberemos
evaluar si el agente, potencialmente plaga, está ocasionando realmente un
problema o se mantiene una población baja y estable que no ocasiona graves
problemas.
Si consideramos que tenemos una plaga, que está
dañando nuestros cultivos, actuaremos de la siguiente manera:
- Valorar si nos estamos equivocando en alguna práctica (exceso o falta de riego, exceso de abonado, cultivo fuera de temporada, carencia de sol…)
- Eliminaremos las partes dañadas (hojas y tallos)
- Si la plaga está muy extendida y es difícilmente eliminable manualmente, podremos utilizar productos ecológicos, tales como:
Jabón potásico: insecticida de contacto que debilita el exoesqueleto
de los insectos. Se utiliza sobre todo para el control de ataques de insectos
chupadores como el pulgón, la cochinilla o la mosca blanca.
Aceite de Neem: se trata de un insecticida natural que se extrae del
fruto de este árbol, actúa frente a una amplia gama de plagas tales como la
mosca blanca, el minador, araña roja, trips, pulgones, piojo, escarabajo de la
patata, chinches… La acción conjunta de jabón potásico y aceite de Neem hace
que sea, todavía, más efectivo el tratamiento.
Bacillus
thuringiensis: se trata de una
toxina que producen estas bacterias, es totalmente inocua para las personas y
para la fauna útil, actúa de una forma muy selectiva con las orugas de especies
como la tuta, heliothis, rosquilla verde, mariposa de la col, … etc.
En cualquier caso, la aparición de una enfermedad
o una plaga, en nuestros cultivos, no debe de desanimarnos sino todo lo
contrario, esto estimulará nuestra curiosidad por aprender y mejorar en el
conocimiento de los distintos seres vivos de nuestro huerto y en el manejo de
las técnicas de cultivo ecológico.
En
esta entrada trataremos, a mí entender, las 5 plagas o enfermedades que pueden afectar a nuestro huerto:
La
Mosca Blanca:
La mosca blanca es una plaga, pertenece
a la familia de los aleuródidos, se han descrito más de 1500
especies de moscas blancas. Los adultos miden de 1 a 1´5 mm con un cuerpo de
color amarillo pálido y un par de alas blancas.
Las hembras viven algo más que los machos, de 14,5 a 55,3 días frente a los
6,4 hasta 34 de los machos, y sus puestas son sensibles a la temperatura.
En su desarrollo la mosca blanca pasa por 4 estadios ninfáticos distintos,
siendo sólo el primer estadio el único móvil.
Las moscas blancas, al igual que la mayoría de insectos chupadores, suelen situarse en el envés de las hojas ya
que es la zona con mayor porosidad y accesibilidad para su aparato bucal
chupador. El haz en cambio es totalmente impermeable, y por tanto, inaccesible
para la mosca blanca.
Para vigilar la posible presencia de mosca blanca en nuestro huerto
habremos de mirar en el envés de las hojas o agitar un poco las plantas si
queremos prevenir y poder coger cualquier invasión a tiempo.
Por lo tanto, para prevenir la aparición de esta plaga deberemos de tener
especial atención en el riego (ni
excesivo ni escaso), la humedad y la vigilancia y observación de
nuestros cultivos.
Si los métodos de prevención han fallado podemos recurrir a la utilización
de algún producto ecológico que ayude a la planta a combatir al parásito,
detener y eliminar la plaga. Podremos utilizar alguno de los mencionados anteriormente como pueden ser
el jabón potásico y el aceite de Neem. Como solución casera funciona
estupendamente el preparado de
ajo, siendo una buena defensa contra todo tipo de insectos y hongos.
La Araña
Roja:
Se la considera como una plaga. La araña roja es un pequeño ácaro de 0´5 mm en su etapa adulta.
Se suele alimentar de plantas de
ambientes secos. Se las llama arañas rojas debido a su capacidad de
tejer telarañas pero no es un
arácnido sino un ácaro.
Son muy peligrosas
para la planta debido a que se alimentan de los contenidos celulares,
devorando célula por célula dejando una débil y pálida mancha que contrasta con
el verde de alrededor.
Las arañas rojas, al igual que la mayoría de insectos
chupadores, se sitúan en el envés
de las hojas ya que es la zona con mayor porosidad y accesibilidad
para su aparato bucal chupador.
Por lo tanto para vigilar la posible presencia de
araña roja en nuestro huerto habremos de mirar en el envés de las hojas si
queremos prevenir y poder coger cualquier invasión a tiempo, no obstante cuando
una hoja ha sido atacada por la araña roja la parte superior de la misma
comienza a cambiar de color pasando del verde al amarillo y posteriormente al marrón, que es cuando se
seca.
Si los métodos de prevención fallan y las poblaciones
de araña roja corren peligro de descontrolarse probablemente tengamos que
recurrir a algún producto ecológico de protección frente a plagas que ayude a
la planta a combatir al parásito, detener y eliminar la plaga.
Al igual que para el tratamiento de otras plagas de
nuestro huerto es muy efectivo en la lucha contra la araña roja el jabón potásico. Una vez aplicado el
jabón potásico es muy aconsejable la aplicación de aceite de Neem, que es un
insecticida natural. La acción
conjunta de jabón potásico y aceite de Neem hace que sea todavía más efectivo
el tratamiento.
También podemos utilizar productos basados únicamente
en esencias vegetales protectoras tales como el preparado de ajo, apichi o insecticidas
caseros con picante.
El
Pulgón:
El
pulgón es una plaga que daña principalmente las hojas tiernas de las plantas más
jóvenes chupando la savia. Sin embargo, al mismo tiempo, emite un veneno que
hace curvarse las hojas. Esas curvaturas constituyen “refugios” en las hojas, lo que hace que sea difícil para las aves
y otros depredadores llegar a los pulgones; de esta manera es muy fácil
que sigan propagando la especie fácilmente.
El pulgón puede dañar nuestras
hortalizas seriamente, si no controlamos su número. En
pequeñas cantidades no es, para nada, perjudicial para la planta, pero si no
se encuentra a su principal depredador natural, que es la mariquita,
tendremos que tomar cartas en el asunto nosotros mismos ya que perjudicará el crecimiento y desarrollo normal de la planta en la que
habita.
Hay
que tener en cuenta que el pulgón llega a nuestras plantas transportado por las
hormigas, las cuales se alimentan de los deshechos (melaza) que van dejando, ya
que tienen un alto contenido en azúcares. En cierto modo, las hormigas son
"ganaderas" de pulgones. Los crían en los hormigueros para
posteriormente llevarlos a las plantas, por lo que puede ser una buena idea
observar de cerca la población de hormigas de nuestro huerto.
Recuerda
que todos los insectos son necesarios para tener un equilibrio biológico, ten
en mente siempre que no se trata de erradicar una plaga, sino de mantener su
población en equilibrio con el resto de insectos, incluidos sus depredadores.
Es
muy sencillo saber cuándo nuestras plantas están siendo atacadas por pulgones.
En brotes tiernos y el envés de las hojas podemos ver directamente al insecto.
Empezamos a ver una cantidad más abundante de hormigas de la habitual. Esto se debe a la simbiosis que hacen con ellas, el pulgón expulsa melaza que es una delicia para las hormigas, y ellas a cambio los protegen de los depredadores naturales. Se empiezan a ver hojas enrolladas y pegajosas, también con manchas amarillas en el lugar de la picadura. Cuando el ataque es muy agresivo, podemos observar la “negrilla”, que es un tipo de hongo, que favorece su desarrollo sobre la melaza.
Empezamos a ver una cantidad más abundante de hormigas de la habitual. Esto se debe a la simbiosis que hacen con ellas, el pulgón expulsa melaza que es una delicia para las hormigas, y ellas a cambio los protegen de los depredadores naturales. Se empiezan a ver hojas enrolladas y pegajosas, también con manchas amarillas en el lugar de la picadura. Cuando el ataque es muy agresivo, podemos observar la “negrilla”, que es un tipo de hongo, que favorece su desarrollo sobre la melaza.
Su
ambiente favorito es el seco y caluroso, por lo que empiezan a aparecer en primavera y se quedan en el verano. Pincha sobre este
enlace si quieres conoceralgo más sobre el pulgón.
Algunos de los remedios ecológicos
para tratar la aparición y propagación del pulgón, si no queremos utilizar
insecticidas químicos, estas serían algunas de las opciones ecológicas:
- Proceder a la plantación, cercana a las plantas propensas a ser atacadas, de ortigas, madreselva, lupino o dedalera.
- Fumigar con infusión o purín de ortigas.
- Pulverizar con agua jabonosa o con agua templada a presión.
- La mariquita, la crisopa y pequeñas avispillas son unos enemigos naturales y, por ello, nos ayudarán a controlar las plagas en nuestro huerto.
El
Oídio:
El Oídio es una enfermedad causada por el hongo de ese
mismo nombre. Se trata de un vello blanquecino que actúa sobre hojas y tallos
en plantas débiles, situadas normalmente a la sombra y en zonas o épocas de
mucha humedad ambiental.
Los oídios son frecuentes en hojas de cucurbitáceas
(calabacines, pepinos, melones y sandías), aunque a menudo encontramos esa
especie de harina blanquecina que va secando las hojas en los rosales o en los
brotes tiernos de melocotones o nectarinas.
La aparición del Oídio suele
darse en ambientes de elevada humedad, se asocia con un exceso de humedad,
riegos por aspersión o lluvias prolongadas, con temperaturas entre 10º y 20ºC.
Su propagación se ve favorecida por los cortes y heridas, así que procuraremos
no tocar las plantas sensibles, como los calabacines o los pepinos, cuando
están mojadas.
Para la eliminación del Oídio como
norma general y de forma preventiva trataremos de instalar riego por goteo,
aplicando preparado
de cola de caballo, cuando la planta esté afectada cortaremos las hojas
viejas y afectadas. Eliminando
las partes afectadas a tiempo evitaremos la propagación a otras hojas y tallos
así como entre plantas.
Una falta de aireación puede facilitar
la colonización del oídio, esto puede ser debido a un follaje demasiado denso y
apretado.
Podemos controlar los oídios con
espolvoreos de azufre, respetando, posteriormente, los tiempos de
seguridad adecuados.
El Mildiu:
Es una enfermedad provocada por algunos hongos
pertenecientes al grupo de los oomicetos que parasitan multitud de hortalizas
diferentes a través del agua de lluvia o de riego.
Puede provocar diversos síntomas, suele aparecer como
manchas marrones o polvo, parecido a la ceniza, y de aspecto graso en el haz de
las hojas, asfixiándolas hasta secarlas. En las solanáceas (berenjena, patata,
pimiento y tomate) provocan manchas irregulares que al principio tienen un
aspecto grasiento y que acaban secando totalmente la hoja, envés de aspecto
blanquecino y tallos y frutos posiblemente afectados.
Al igual que el Oídio, la aparición de Mildiu suele
darse en ambientes de elevada humedad, riegos por aspersión, o lluvias
prolongadas con temperaturas entre 10º y 20ºC.
Para su tratamiento, en primer lugar, eliminaremos las
partes afectadas para evitar la propagación a otras hojas y tallos de la
planta. Facilitaremos la aireación de la planta para evitar la colonización del
Mildiu, los aclareos y podas, pueden ser una solución.
Al
igual que para el tratamiento del Oídio, para tratar el Mildiu podemos utilizar
el preparado de Cola de caballo, preparado de ajo. Así mismo podemos utilizar
productos ecológicos ya preparados y con garantías tales como:
- Mildiu Stop, se trata de un producto formulado a base de extractos vegetales que actúa tanto de forma preventiva como de forma curativa.
- Própolis, el propóleo es un producto elaborado por las abejas a partir de sustancias resinosas que recogen en las yemas de los árboles, arbustos y plantas más pequeñas. Las abejas lo colocan a la entrada de la colmena, con el fin de sellar todas las fisuras y evitar la entrada o presencia de cualquier parásito o enfermedad.
- Oxicloruro de Cobre.
Al demorarse la plantación, por la Covid-19, la recolección también se ha demorado, no obstante hace unos días que ya he comenzado con la recolección de tomates, judías, calabacines, lechugas, ajos, cebollas, puerros, berenjenas.....
Y como este año he cambiado el vivero, donde conseguía los plantones de las hortalizas a cultivar durante la temporada, he descubierto una cosa muy curiosa y es la existencia de calabacines "trepadores", es decir, crecen hacia lo alto, por lo que no ocupan espacio apenas en el huerto. Si quiero que el crecimiento sea el de inicio, pienso que deberé afianza los troncos con cañas para evitar que caigan al suelo, he incluso se parta su tronco.
Frase del día:
“❀ Pregúntate
si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana.”
Walt Disney
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