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miércoles, 6 de noviembre de 2024

El huerto de invierno

¡Octubre no es el fin de la temporada para nuestros cultivos! Incluso en invierno, nuestro huerto puede seguir ofreciéndonos productos increíbles. Muchas coles, tubérculos y algunas lechugas prefieren el clima fresco y, a veces, saben mejor cuando han estado expuestos al frío, ¡incluso con temperaturas bajo cero!

Pero… ¿Por qué este cambio en el sabor? Simplemente porque las heladas activan procesos en algunas plantas que convierten el almidón en azúcar, lo que mejora su sabor. Además, el frío constante sin heladas también contribuye a un sabor más delicioso. Cuando la planta reduce su metabolismo, el azúcar y los sabores se concentran más en remolachas, tubérculos y hojas, sin que la planta los procese más.

Para el huerto tradicional, el otoño supone el final de una temporada, la de los abundantes frutos del verano, y el principio de otra marcada por el frío. El otoño es una estación con un clima muy variable, que puede ir desde días casi veraniegos hasta noches bajo cero.

Se acerca el invierno y, con él, el frío. En esta estación, que se caracteriza además de por el frío, por días cortos y noches largas, puede que nos resulte complicado cultivar en nuestro huerto debido a las condiciones climáticas. Las heladas que se pueden llegar a producir por el frío intenso de algunas zonas, pueden resultar devastadoras para nuestro huerto, pero aunque no llegue a helar, deberemos dedicarle unos cuidados especiales.

Si no disponemos de un huerto lo suficientemente amplio deberemos de proporcionar un espacio a los cultivos de invierno que vamos a cultivar. Empezaremos, como de costumbre, retirando los cultivos que tengamos a medida que se van agotando. Así mismo procederemos a la limpieza del terreno de las posibles malas hierbas. Posteriormente removeremos la tierra para airearla.

Bancal de invierno labrado.

Bancal de invierno ya plantado.

Una de las ventajas de sembrar verduras en esta estación es que requieren menos cuidados que en verano. Gracias a que el agua tarda más tiempo en evaporarse, se necesita poco riego, en algunos casos bastará con una o dos veces a la semana, por lo que el ahorro en agua es bastante significativo. Otro punto a favor es que como la temperatura es baja, hay menos riesgo de plagas de insectos y la tierra no sufre tantos daños.

Pero no todo son buenas noticias. Una de las desventajas a la que se enfrenta este tipo de plantación es que necesita días cálidos o una mayor exposición solar para crecer en condiciones favorables.

Los cultivos de invierno, además de proporcionarnos verduras frescas durante los meses más fríos, tienen varios beneficios para nuestro huerto:

·    Mejora la salud del suelo: Los cultivos de cobertura, como las leguminosas, pueden fijar nitrógeno en el suelo.

·       Disminución de plagas y enfermedades: El frío controla naturalmente muchas plagas.

·           Disminución en la frecuencia de los riegos.

·       Diversificación en nuestra dieta: Los cultivos de invierno pueden añadir una nueva dimensión a nuestra alimentación.

Cultivar en invierno puede parecer desafiante al principio, pero los resultados, tanto en términos de productos como de satisfacción personal, son inmensamente gratificantes.

Como he dicho anteriormente el riego, en esta época, resulta obvio que la zona en la que nos encontremos determinará mayormente la frecuencia de riego necesario. Así, en las zonas del norte, y dadas las elevadas precipitaciones, es posible que no solo la frecuencia de riego centre nuestra atención, y tengamos que dedicar parte de nuestro esfuerzo a vigilar el drenaje de la tierra.

Por el contrario, en territorios menos fríos y más secos, sí que deberemos estar más atentos al tema del riego, si bien es cierto que la frecuencia y volumen de los aportes de agua necesarios, lógicamente, son bastante menores que los necesarios durante el resto del año.

El horario de riego es algo a tener también en cuenta, y en esta época del año conviene que sea a mediodía, ya que es a esa hora del día cuando existen menos riesgos de heladas.

Aunque es cierto que las bajas temperaturas reducen la actividad de las plagas, siempre podemos encontrarnos con algunas plagas más resistentes, las cuales pueden seguir siendo un problema, tales como:

·      Pulgones: Incluso en invierno, pueden encontrar el calor necesario en el invernadero o bajo cubiertas de plástico.

·      Hongos: La humedad excesiva y la mala circulación del aire favorecen su aparición.

·      La prevención es clave: deberemos asegurarnos de que nuestras plantas estén bien espaciadas para una buena circulación del aire, actuando rápidamente ante los primeros signos de infestación.

Y, ¿Que plantamos en nuestro huerto de invierno? Las "verduras de invierno" incluyen variedades resistentes como coles, tubérculos y hortalizas de raíz, además de lechugas que también pueden cultivarse y cosecharse en la temporada primaveral.

En nuestro huerto podemos cultivar una amplia variedad de cultivos de invierno sin muchas restricciones. Como siempre, es importante asegurarnos de que las verduras tengan suficiente espacio y nutrientes, y que se complementen bien con sus vecinas.

El primer aspecto a tener en cuenta a la hora de cultivar verduras de invierno es saber qué tipo de alimentos se plantarán. Algunos como la col, puerros, habas o lechugas son buenas opciones, ya que en esta fecha se desarrollan sin inconvenientes. Los expertos aconsejan que se siembre en lugares soleados para que agarren con fuerza y estén sanos.

La siembra puede iniciarse a partir de septiembre, no obstante aquí os dejo una pequeña lista de algunas verduras y hortalizas que se pueden cultivar en esta época, así como algunos consejos que os pueden servir de ayuda al cultivarlas:

Puerros y Coliflores.


 

 

Berzas de invierno.

Col: Tiene numerosas opciones para ser plantada en los meses más fríos, puesto que aguantan muy bien las heladas. Un aspecto a tener en cuenta antes de cosecharla es escoger una variedad que resista a las temperaturas frías.

Coliflor: Este tipo de alimento guarda muchas similitudes con la col; aguanta muy bien los grados bajo cero. Si se desea tener una buena cosecha, se debe preparar correctamente el terreno, ya que esta planta necesita muchos nutrientes para poder crecer.

Guisantes: se siembran de octubre a diciembre, o de febrero a mayo, empieza a dar frutos cerca de dos meses después de la siembra y como observación, decir que crece mejor en zonas húmedas pese a que también le gusta el sol. El riego deberá ser más o menos frecuente.

Acelgas: El cultivo de las acelgas se puede realizar durante todo el año. Entre sus beneficios destacan por contener mucha fibra y ser rica en vitaminas como la C, E y A.

Espinacas: Con un periodo de siembra bastante amplio, que va desde agosto a febrero, la siembra se puede llevar a cabo directamente a voleo, o en líneas y con aclareo posterior. La cosecha la obtendremos entre 2-3 meses después de la siembra. Tolera la sombra y la humedad, y su riego debe ser más o menos frecuente.

Lechuga: Sin duda la hortaliza más consumida, sobre todo si se vive en una zona con un clima templado. El tiempo de espera para que se desarrolle es entre 20 y 60 días.

Ajos: El ajo de invierno produce bulbos más grandes que los cultivados en primavera. El período idóneo para sembrar ajos suele ser de noviembre a febrero, en el hemisferio norte. Es un cultivo de ciclo largo que germina tímidamente en invierno, crece y engorda a lo largo de la primavera, y no se cosecha hasta finales de junio, tras haberse secado en tierra. Los ajos tiernos o ajetes son el mismo ajo pero cosechado durante la primavera, cuando todavía está tierno y antes de que engorde el bulbo.

Ajos.

Puerros.

Los ajos no requieren de condiciones o cuidados muy especiales durante su cultivo. Sólo necesitas unos dientes de ajo sanos y en buen estado.

Haz un pequeño surco en la tierra (de 3 a 6 cm de profundidad es suficiente) y coloca los dientes de ajo directamente en la tierra.  Asegúrate de que la punta del ajo queda orientada hacia el exterior (hacia arriba) porque de ahí es de donde brotará el tallo.

Deja una distancia entre ajo y ajo de unos 15 cm.

Es un cultivo que requiere luz, por lo tanto, ubícalos en una zona que reciban luz directa. Los ajos aguantan muy bien las temperaturas frías, así que no te preocupes mucho por las temperaturas bajas.

Lo más importante se podría decir que es controlar los riegos. De hecho, si los tienes cultivados en el exterior y reciben agua de lluvia no tendrás que regarlos, porque necesitan muy poca agua, tan poca como un riego o dos al mes.

Habas: Son plantas de desarrollo otoñal e invernal. Dependiendo del microclima, la época de siembra varía. Es importante una adecuada elección de la variedad y el respeto de su ciclo.

Por debajo de 0 ºC pierden la flor, iniciando el rebrote en cuanto se moderan las temperaturas.

Moderación con los riegos, sobre todo en la floración: Crecen de forma óptima con niveles de humedad constantes. El estado de tempero es ideal para ellas, por lo que intentaremos mantenerlo el mayor tiempo posible por medio de binados (escardas) o con acolchados. En floración debemos moderar el aporte de agua, pues el exceso provoca la caída de la flor. Es más importante conservar la humedad en la tierra que regar.

Para el proceso de siembra pondremos las semillas a remojo el día anterior. Se entierran 2 o 3 semillas a una profundidad de 4 o 5 cm, distanciando cada hoyo unos 30 o 40 cm. La distancia entre las filas ha de tener como mínimo 60 cm, distancia que aumentaremos según la humedad ambiental de la zona. A mayor separación entre filas, mejor aireación y menos riesgo de problemas criptogámicos. Procuraremos evitar excesiva densidad de plantas, incluso hay quien entre dos filas deja un pasillo de 80 cm para asegurarles una buena ventilación.

La cosecha es escalonada y puede prolongarse durante la primavera, teniendo cuidado al recolectar los frutos ya maduros con cuidado para no causar daños a la planta.

Esta es una buena planta para iniciarse en la obtención y conservación de nuestras propias semillas. Para ello, guardaremos la mejor mata de habas sin cosechar desde el principio y la dejaremos granar, después ataremos en hileras las habas para dejarlas secar al aire, que luego desharemos para guardar las semillas en botes bien cerrados hasta el cultivo del siguiente año.

En algunas zonas practican el despuntado de las ramas a partir de la sexta o séptima flor. Esta poda provoca un aumento del tamaño de las vainas y a la vez dificulta el desarrollo del pulgón negro.

Zanahoria: Es una de las hortalizas más comunes. Siendo su época de siembra de octubre a febrero, hay variedades que se siembran durante todo el año. La siembra se puede realizar a voleo o en líneas, y su recolección llegará a los 4-5 meses desde la siembra. Respecto a la exposición solar, no tiene preferencias, desarrollándose bien tanto al sol como a la sombra. Y en lo que al riego se refiere es aconsejable que sea más o menos frecuente y regular.

Cebollas: Se pueden plantar en septiembre y octubre para cosecharlos desde finales del invierno. Los calçots se consiguen sembrando bulbos maduros de cebolla ‘Blanca grande tardía de Lérida’.

Aunque para cultivar un huerto de invierno la principal desventaja, en algunas zonas, sea la necesidad de un invernadero por la inversión que supone, son una opción perfecta para iniciarse en la siembra y sacarle la máxima rentabilidad posible.

Por otra parte, es una alternativa excelente para personas veganas, vegetarianas o celíacas, puesto que se conoce todo el proceso total desde que se planta el alimento hasta que se consume.

Frase del día:

Tiene más el que está más contento con menos.” Diógenes.

martes, 16 de noviembre de 2021

El final de los tomates

El verano hace tiempo que finalizó, y nos encontramos a mediados del otoño, ya hemos dicho adiós a esos vistosos cultivos de primavera-verano que hemos cultivado en nuestro huerto y, como era de esperar, los tomates hace un tiempo que ya han empezado a dar síntomas de agotamiento, por lo que se hace necesario proceder con su arrancado y dejar sitio para los cultivos de invierno, como las berzas, coliflores, brócoli, puerros, habas, cebollas….

 

 


 

Cebollas, Puerros, Habas y Bachocones.

2ª Plantación de Berzas y Coliflores.

Todo tiene un ciclo de vida y los tomates no son una excepción. Aunque en su hábitat natural, las plantas de tomate crecen como plantas perennes, por lo general se cultivan como planta anual para el cultivo. A los tomates se les conoce como perennes tiernos, ya que generalmente sucumbirán una vez que caigan las temperaturas, especialmente una vez que lleguen las heladas.

No cabe duda de que el tomate es la estrella en todo huerto, además está considerado como una de las “frutas”, sí una fruta, más valiosas que existen. En el camino para convertirse en la estrella de la huerta, ha ganado color, tamaño y vida útil. Pero ha perdido el alma: el sabor del tomate. La buena noticia es que la ingeniería genética ya tiene un plan para recuperarlo.

El sabor del tomate es la versión gastronómica de una orquesta sinfónica. Puedes retirar un instrumento sin que prácticamente se note, pero si se retiran muchos todo el mundo se da cuenta de que la pieza no suena bien.

La metáfora musical es muy apropiada, porque, mientras otras frutas como el plátano o la fresa son solistas (dependen de un compuesto volátil o de muy pocos), el tomate tiene unos 25 compuestos distintos para acabar creando su inconfundible olor y sabor.

Además de la recogida temprana, hay dos factores fundamentales que influyen en la deriva del tomate. El primero es el tamaño. Buena parte del sabor del tomate depende de los azúcares que contiene y, por normal general, el tamaño está inversamente relacionado con la cantidad de azúcar.

Para que nos hagamos una idea, los tomates actuales son mil veces más grandes que los primeros tomates domésticos.

El segundo gran factor ha sido que el sabor de los tomates nos ha dado bastante igual. Los incentivos económicos y empresariales priorizan el tamaño (y el peso) sobre el sabor y otras características. Eso hace que las variedades que se cultivan sean, fundamentalmente, las comerciales. Variedades que están seleccionadas para producir tomates enormes, brillantes, duraderos y de buen color. El sabor es secundario.

De hecho las variedades comerciales modernas solo tienen ya 13 de los 25 compuestos volátiles que le dan el olor al tomate, esto demuestra que llevamos décadas sin seleccionar los tomates por su sabor.

Ante esta coyuntura, la duda es si podremos alguna vez recuperar el sabor del tomate. La vida comercial del tomate hace que sea muy complejo y caro revertir el proceso.

Por eso, ¿Qué mejor que cultivar nuestros propios tomates en nuestro huerto? Podremos dotarlos de todas las atenciones que precisen y, con toda seguridad, no se parecerán en nada a los que podamos encontrar en los supermercados.

Una de las últimas recolectas de tomate de este año.

Una de las cosas a las que no solemos prestar atención es a la fase final de engorde y maduración, la cual conlleva una fertilización ajustada de ciertos elementos como pueden ser el potasio y el calcio.

El potasio aporta sanidad y también calidad del fruto, reduce el estrés hídrico y permite que las células del fruto sean más permeables, favoreciendo más cantidad de agua en el fruto.

Previo a la fertilización con potasio, hay que remarcar que los consumos de calcio desde las primeras fases fisiológicas hasta el inicio del engorde del fruto son necesarios para provocar una división celular y dureza del fruto de cara a su recolección.

Por lo tanto se hace necesario el aporte de calcio desde el inicio hasta la fase de engorde, en la que procederemos a la aportación de potasio.

Y, ¿porqué no, algunas curiosidades sobre los tomates?

¿Tus tomates se agrietan y se rajan?

Si has cultivado tomates alguna vez habrás observado que alguna vez han aparecido agrietados y rajados, esto suele ocurrir por varios motivos y con unas sencillas prácticas  podemos evitar su aparición.

Este agrietado o rajado no constituye ningún tipo de enfermedad y, estos tomates, se pueden comer con toda tranquilidad. Estas grietas aparecen por otras razones, entre las que podemos destacar:

·      Exceso de riego: al regar la planta en exceso los tomates se hinchan, por lo que terminan agrietándose.

·      Exceso de abono: sobre todo si en el suelo predomina el nitrógeno.

·      Cambios de la temperatura: deferencia de temperatura entre el día y la noche.

¿Cómo podemos evitar el rajado de nuestros tomates?

Una vez conocemos las causas más comunes para que nuestros tomates se rajen o agrieten evitarlo es muy sencillo. En primer ligar debemos regar siempre con la misma frecuencia y  hemos de evitar pasarnos en exceso. Si podemos aplicar algún acolchado natural mucho mejor ya que este mantendrá la zona con cierta humedad.

Controlaremos el estado del suelo de nuestro huerto y conoceremos la necesidad de nutrientes procediendo después al abonado en consecuencia. Con este acto conseguiremos el frenado de la aparición de plagas o enfermedades.

Con la temperatura no podemos efectuar muchas acciones, únicamente podemos optar por la recolección un poco antes de la maduración.

¿Se caen las flores de tus tomateras?

Con toda seguridad que alguna vez te ha pasado, tus tomateras han dado unas flores preciosas y en una buena cantidad, de pronto observas que, poco a poco, estas se van secando y caen al suelo, sin haber llegado a cuajar los tomates.

Antes de nada conviene saber que los tomates se auto polinizan, sus flores son macho y hembra al tiempo por lo que no se necesita más de una planta para la reproducción, no obstante   los insectos y el viento son importantes ya que cuando las abejas se posan sobre las flores del tomate, el zumbido de sus alas ayuda a agitar el polen y a moverlo dentro de la flor.

Por lo tanto vamos a identificar algunas de las causas que provocan esta caída de flores:

·      Temperatura: si esta sube por encima de 35 ºC la cantidad de polen de la flor baja notablemente lo que dificulta que la flor se polinice.

·     Poca luz: las tomateras necesitan mucha energía para producir tomates y esta la obtienen del sol, si no tienen al menos 6 horas de luz solar, si no reciben esa cantidad de luz, es posible que no sean capaces de sacar adelante los frutos.

·      Poca agua: Una planta con estrés hídrico no producirá frutos, producirá flores pero estas, simplemente, caerán.

·    Desequilibrio de Nitrógeno: tanto por exceso como por defecto, el nitrógeno, si nuestra tierra carece de nitrógeno, saldrán las flores pero estas caerán al poco tiempo, no obstante si la tierra tiene exceso, las plantas crecerán rápidamente y producirán una gran cantidad de hojas en detrimento del poco desarrollo de flores que se producirá.

·     Falta de Fosforo: la falta de fósforo se traduce en el secado de las flores. El aporte de un fertilizante foliar alto en fósforo solucionará este problema.

     Frase del día:

     " No confundas actividad con logro."  

domingo, 11 de julio de 2021

La joya del huerto, Los tomates

Como suele ser habitual, motivado por la falta de experiencia y unido a la emoción de comenzar con la plantación en nuestro huerto, empezamos a plantar sin realizar un mínimo esquema que nos ayude a diseñar nuestro huerto.

Un huerto bien diseñado puede ser un huerto más resistente a plagas y con la unión de plantas disminuiremos el agotamiento de la tierra.

Vista panorámica del huerto.

A la hora de elegir la ubicación de nuestro huerto deberemos de tener en cuenta ciertas premisas básicas para el buen funcionamiento del mismo, entre las que destacaremos:

  •   Luz: Procuraremos ubicarlo de cara al sur y evitaremos la plantación de árboles en el terreno destinado para huerto.
  •   Evitaremos las pendientes, nivelando el suelo o construyendo bancales, si fuese necesario.
  •   El suelo debe ser rico en nutrientes.
  •   Disponibilidad de agua.

Debemos de tener muy claro que es normal encontrar algún bichito que otro, pero cuando estamos hablando de una plaga que está acabando con nuestro cultivo, hemos fallado en algo.

Por esta razón las plantas, de variedades tradicionales, son más resistentes a las plagas, pues están perfectamente adaptadas a las condiciones climáticas de la zona. 

Tomates de Barbastro.

Puerros.

Para ayudarnos en la prevención de plagas, se hace imprescindible el uso de la biodiversidad. Los policultivos tienen mayor resistencia a plagas ya que a los insectos plaga les cuesta mucho más encontrar sus cultivos de preferencia.

El insecto detecta la planta, de su alimento, mediante el olor.

Cuando lo detecta aterriza, intentando hacerlo siempre sobre vegetación, nunca sobre el suelo.

De este modo, en un monocultivo detectará fácilmente el olor y cuando aterrice hay grandes probabilidades de que lo haga sobre la planta objetivo (a esto se le llama aterrizaje apropiado).

En cambio, en un policultivo los olores se mezclan los unos con los otros y en el caso de ser detectados, es difícil que el aterrizaje se realice en la planta objetivo (aterrizaje inapropiado), pues se encuentra rodeada de otras especies.

Cuando el insecto realiza varios aterrizajes inapropiados desiste para buscar una zona más accesible.

También estará a nuestro favor, para la prevención de plagas en nuestro huerto, la intercalación de plantas aromáticas con nuestros cultivos, de esta forma incrementaremos la cantidad de olores confundiendo a los insectos plaga.

Una vez tenemos claro la distribución de nuestros cultivos y la prevención de plagas, pasemos a comentar, someramente, uno de los cultivos estrella de nuestro huerto: Las tomateras.

Deberemos de tener en cuenta que, para un crecimiento óptimo de nuestras tomateras y la debida producción de flores, será necesario, como mínimo, 6 horas de sol al día, por lo que tendremos en cuenta esta premisa a la hora de efectuar la ubicación de la plantación.

Estado de las tomateras el 9 de Julio.

Unas temperaturas elevadas por encima de 37 grados, o inferiores a 13 grados, causan daños en las flores produciendo su caída. Además un suelo seco o encharcado también puede causar la caída de estas.

Así mismo deberemos de tener especial cuidado, una vez formados los tomates, con el exceso de sol, o el sol directo en los frutos ya que esto puede causar quemaduras en los mismos.

¿Quién no ha visto algunos frutos retorcidos o mal formados con cicatrices cerca de la época de floración?

Las posibles causas que producen este fenómeno, entre otras, pueden ser: la exposición prolongada a temperaturas bajas durante la época de floración y una pobre polinización.

Otra enfermedad que puede atacar a nuestros tomates es la aparición de una mancha negra, en su parte inferior, al final de su maduración por lo que termina pudriéndose, esto sucede cuando los tomates tienen deficiencia de calcio. Los motivos pueden ser varios generalmente este problema se encuentra asociado a la falta de riego y exceso de nitrógeno. A esta enfermedad se le suele llamar pudrición apical del tomate o “culo de peseta”. En caso de aparecer esta enfermedad es recomendable tratar nuestras tomateras con un corrector de carencias a base de calcio.

Pepinos.

Berzas y coliflores.

Si quieres ver alguna de las enfermedades que pueden atacar a nuestras tomateras sigue este enlace.

Cuántas veces hemos visto que nuestras tomateras están fuertes y robustas, además de tener un buen color, y sin embargo la producción de flores es escasa, esto se produce, generalmente, por un exceso de nitrógeno.

El nitrógeno es un nutriente esencial para las plantas, cuando falta las hojas se vuelven de color amarillo, incluyendo los nervios. Es necesario aplicar un fertilizante rico en nitrógeno para poder reponer este nutriente, de lo contrario irá cada vez a peor.

Para solucionar el exceso de nitrógeno deberemos de aplicar un fertilizante rico en fósforo y potasio, elementos imprescindibles para la salud general de la planta y que tienen una implicación importante en la fase de desarrollo del fruto.

Olivo.

Mandarino.

Y, ¿por qué se caen las flores de mis tomateras? La causa más común es por el exceso de calor o al contrario de frío. Cuando las temperaturas son de más de 35 grados durante el día o de más de 25 grados durante la noche. El polen se endurece y no viaja desde el estambre al estigma.

Al no servir la flor, la planta la descarta para que no consuma energía. Lo mismo pasa cuando las temperaturas son menores a 15 grados.

Además si la humedad supera el 70% el polen tiende a apelmazarse y al igual que pasa con la temperatura la flor se marchita y tiende a caerse.

Es importante asegurar una buena hidratación del suelo. Y como hemos dicho anteriormente deberemos de mantener el suelo húmedo, pero no encharcado.

Si las plantas tienen hongos o están bajo el ataque de alguna plaga, es probable que las flores se mueran. Esto sucede cuando el hongo mata a la flor antes de que madure.

Ya hemos dicho anteriormente que las tomateras, para un buen desarrollo, necesitan al menos 6 horas de sol al día, una deficiencia de las mismas podrían afectar también a la maduración de la flor, si la planta está sana y las flores no cuajan, puede ser por falta de sol.

Ahora bien, si siempre hace mucho calor, o si siempre está muy húmedo o si tenemos pocas horas de sol, estas son situaciones que no podemos cambiar. En este caso deberemos de investigar cuales son las variedades que más se adaptan para cada caso y experimentar.

Frase del día:

No se recuerdan los días, se recuerdan los momentos.

domingo, 27 de septiembre de 2020

El verano se acaba y el huerto tambien

 Septiembre termina y, silenciosamente, los árboles se preparan para ir tiñendo sus hojas de color marrón. Mientras, en nuestro huerto, las últimas cosechas de verano dan paso a los cultivos de otoño.

En el huerto seguimos recogiendo frutos de verano pero es hora de comenzar con la planificación y preparación de nuestro huerto de otoño invierno. Los días se van acortando y empieza a haber algunas lluvias, el clima se enfría aunque, y dependiendo de la zona, no lleguemos a sufrir heladas.

Como ya he mencionado en anteriores entradas, no olvidemos que, “El huerto de invierno, se siembra en verano”

Aunque el verano terminará oficialmente el 22 de septiembre, a las 15 horas y 31 minutos, para los que nos dedicamos al cultivo de nuestros huertos, el verano lo daremos por concluido una vez pasado el veranillo de San Miguel (29 de septiembre), llamado también el “veranillo del Membrillo”, así ‘bautizado’ por los agricultores al referirse al tiempo de recogida de su cosecha con la frase… ‘¡Se aproxima San Miguel!’.

Membrillos a punto de su recolección.

Algunos refranes populares nos lo enseñan:

  •  En septiembre, a fin de mes, el calor vuelve otra vez.
  •  Por San Miguel, gran calor, será de mucho valor.
  •  Por el veranillo de San Miguel están los frutos como la miel.
  •  Por San Miguel, primero la nuez, la castaña después.
  •  El verano de San Miguel falta muy rara vez.
  •  Todo fruto viene bien, con calor, por San Miguel.

Se conoce otro veranillo, el de San Martín, que se caracteriza por un suave clima otoñal, sin lluvias, y unas temperaturas agradables. Dura pocos días, máximo una semana, (del 11 al 17 de noviembre), para dar paso luego al frío, normal, de la época. Como dicen algunos de sus dichos populares:

  •  De San Martín a Santa Isabel, veranillo es.
  •  El veranillo de San Martín dura tres días y ¡fin!’.

No tan conocido, es igual de esperado que el veranillo de San Miguel, con temperaturas que rondan los 20-25 grados, un pequeño verano antes de la llegada del cercano invierno.

Estado de las Tomateras el 25 de Septiembre.
 

En estas fechas ya nos habremos dado cuenta de que nuestros cultivos han comenzado a secarse y, como consecuencia, habremos notado una disminución en la producción.

Así mismo, es la fecha idónea para la recolección y selección de semillas con las que confeccionaremos nuestros propios plantones, para la campaña del próximo año.

Llegados a estas fechas y una vez que hayamos observado que nuestras plantas comienzan a mostrar síntomas de falta de producción ya que el ciclo productivo de la planta se acaba y no produce más, porque el frío acaba con ella o porque decidamos utilizar su espacio para plantar otra cosa, podríamos pensar…. ¿Y ahora, que? ¿Qué podemos hacer cuando el huerto, de verano, se acaba?

Cuando los cultivos de primavera-verano han sido eliminados de nuestro huerto, por la falta de productividad, o por la cuestión que sea, enfermedades, plagas etc… las tareas en el huerto no acaban, sino que deberemos de efectuar una serie de tareas o labores para mantener nuestro huerto en las condiciones óptimas para la siguiente campaña.

1 de los 3 carretillos eliminados de hierbas.
 

Una de estas tareas, si no la hemos llevado al día, durante la campaña veraniega, es el cuidado de las adventicias, estas habrán competido fuertemente con nuestras plantas restándoles nutrientes necesarios para su crecimiento y producción, además de proporcionar refugio y comida para las plagas, como pueden ser los pulgones.

Podemos efectuar compost con los restos de nuestros cultivos eliminados de nuestro huerto de verano.

Así mismo no deberemos olvidar el cuidado y mantenimiento de nuestros árboles frutales, este año será el primero que les dejo algunos frutos a los manzanos, que planté la campaña anterior, allá por el mes de marzo. 

Manzanas, tipo FUJI.

Manzanas, Morro de Liebre.

 

Al limonero, entiendo, le hace falta una poda, pero como es de todo el año, y no cesa de producir limones no veo la hora en la que poder realizársela.

  

 

 Pero… es hora de plantar nuestro huerto de otoño-invierno, llegados a este punto nos surge la pregunta, ¿qué podemos plantar en nuestro huerto?

Como hemos dicho anteriormente, las verduras y hortalizas a cultivar en esta estación variarán con respecto a las de verano, debido a que los días comienzan a acortar, vuelven las lluvias y las temperaturas pasan a ser más suaves. Por lo tanto nuestra plantación estará dirigida a cultivos que aguanten las bajas temperaturas, destacando entre otras:

  • Acelgas: estas pueden sembrarse durante todo el año, aunque es recomendable evitar la plantación en los meses más fríos. El riego es aconsejable que sea por goteo, evitando mojar las hojas para evitar su pudrición.
  • Alcachofas: prefieren las temperaturas templadas, por lo que septiembre es un buen mes para plantar esta hortaliza. El riego puede ser por goteo o por inundación del surco en el que plantemos nuestras alcachofas. El terreno deberá de garantizarnos un buen drenaje del agua de riego. No es aconsejable la rotación de cultivos en el lugar que hemos tenido nuestras alcachofas, sino que deberemos de tenerlo barbecho durante, al menos, un par de años, para que recupere nutrientes el suelo, debido al gran desgaste que sufre la tierra.
  • Apio: es capaz de resistir heladas ligeras pero no se recomienda someter una plantación de apios a fríos extremos. Necesitaremos un suelo muy rico en nutrientes y profundo, un riego no demasiado abundante pero sí frecuente y plantarlo en hileras. A la hora de recogerlo, no es necesario sacarlo de raíz, sino que con cortar la planta a ras de suelo es suficiente. De ese modo, la planta volverá a crecer sin que tengamos que sembrar de nuevo. 
  • Brócoli: El brócoli o brécol es una planta que soporta perfectamente el frío, por lo que septiembre es un buen mes para plantarlo y que comience a crecer en una época fría. Necesita un suelo húmedo constantemente y una vez que ha crecido conviene regar por goteo o bien el pie del brócoli para evitar que se pudra. A la hora de recolectarlo hay que cortar la cabeza central del brócoli, es aconsejable cubrir el tallo que queda en la tierra, con esto conseguiremos que vuelva a germinar de nuevo. Por tanto, es recomendable cultivarlo en una zona apartada, ya que no será un cultivo rotativo. 
  • Calabacines: Dependiendo de la zona en la que nos encontremos, septiembre es un mes idóneo para la plantación de calabacines, ya que estos necesitan temperaturas que no sean extremas. El suelo en el que los plantemos debe estar siempre húmedo pero no encharcado y escogiendo una zona soleada. La flor que sale del calabacín también se come, así que cuando recojas esta verdura no la deseches y prueba a cocinarlas. 
  • Cebollas: Los meses en los que las lluvias no son constantes son buenos para plantar las cebollas, ya que hay que regarlas hasta que el bulbo crezca y después el riego debe ser menos frecuente. De ahí que aún septiembre sea buen momento para sembrar cebollas. Tras cuatro meses podremos recogerlas. 

  • Coliflores: Para recoger las coliflores en invierno, antes de que lleguen los fríos más fuertes, lo ideal es plantarlas como tarde en el mes de septiembre, mes en el que ya hemos pasado el mayor calor, que tampoco conviene a la coliflor. Necesitará riego por goteo para así evitar que las hojas se mojen y se pudran. 
  • Escarola: Si plantamos escarola en septiembre podremos recogerla durante el otoño, aunque en realidad se pueden plantar durante todo el año. Su plantación debe ser en hileras y dejando 50 cm entre plantas. Necesitan el terreno húmedo constantemente evitando que se mojen las hojas. 
  • Espinacas: Existen muchas variedades de espinacas, por lo que puede plantarse durante todo el año. En caso de que queramos efectuar la plantación en septiembre, es aconsejable efectuarla a finales de mes, cuando ya esté más próximo el otoño. De ese modo, el calor no amargará el sabor de las espinacas si estas maduran demasiado deprisa. Las plantaremos en una zona de sombra y en terrenos que estén húmedos siempre gracias al riego. Tan solo un par de meses después de su siembra podremos recolectarlas. 
  • Guisantes: El guisante es un cultivo que funciona muy bien de cara al invierno, gracias a su alta tolerancia al frío y las heladas. Entorno a los 20º C es cuando mejor se desarrolla. Deben plantarse en hileras y el suelo debe estar húmedo pero no en exceso. Hay que recogerlos cuando las vainas están llenas pero antes de que el guisante se endurezca porque entonces nuestro esfuerzo habrá sido en vano. 
  • Habas: Desde septiembre hasta marzo podremos sembrar habas en nuestro huerto. Deben plantarse las semillas en surcos, con una separación entre semillas de 30 cm y a una profundidad de no más de 5 cm. En tan solo 10 días ya habrán. Deben sembrarse en zonas de mucho sol y en suelos húmedos pero bien drenados. 


Plantación de Habas 2020

  • Lechugas: Las lechugas necesitan un suelo siempre húmedo y es mejor que escojamos meses en los que el calor no sea muy intenso para cultivarlas, aunque dependiendo de la variedad puede aguantarlo bien. Hay que escoger una parcela de tierra entre sol y sombra para que crezcan correctamente y con riego continuo. 
  • Lentejas: En la actualidad, ¿qué niño no ha sembrado lentejas entre algodones en un vasito de yogur en el colegio?  Esto demuestra que estas legumbres son muy agradecidas y que germinan rápidamente. El riego del cultivo de las lentejas será diario y protegidas de las heladas. Estarán listas para recoger cuando las lentejas se vean con un color entre verde y amarillo. 
  • Lombarda: Estas crucíferas necesitan humedad regular pero es muy importante vigilar que el terreno donde las sembremos no se encharque y menos aún cuando la planta ya tenga hojas. La plantación la distanciaremos unos 50 cm, aproximadamente, alrededor entre lombarda y lombarda. En primavera podremos cosechar nuestras primeras lombardas. 
  • Nabos: Los nabos se siembran en septiembre y a comienzos de la primavera. Necesita de un suelo húmedo y un espacio de 10 cm entre plantas para un desarrollo eficaz. Tan solo 40 días después de haberse plantado ya se podrán recoger los primeros nabos. 
  • Patatas: Lo mejor para la siembra de la patata es adelantarnos a las primeras heladas, por lo que a finales del mes de agosto, siempre dependiendo de la zona en la que nos encontremos, es un buen momento. En esta zona, Comunidad Valenciana, se pueden cultivar dos cosechas durante el año, siendo las fechas de plantación enero y principios de septiembre, tratándose esta última de una siembra tardía pero igualmente válida. Lo importante es que el suelo de cultivo esté preparado antes de la plantación y después vigilar que haya humedad constante, además de espacio suficiente entre patatas para que crezcan sin problemas.
  • Rabanitos: Los rabanitos crecen mejor a pleno sol, aunque pueden sembrarse durante todo el año. Lo más importante es que no les falte ni luz ni agua para así conseguir un rápido crecimiento.
  • Repollo: El fin del verano es el momento idóneo para sembrar el repollo en nuestro huerto. Requiere de mucho riego y un terreno húmedo, dando importancia a que las hojas no se encharquen y así evitar su pudrición. La plantación de los plantones la efectuaremos dejando una separación de al menos 40 cm entre los mismos, para favorecer su crecimiento cuando comiencen a desarrollarse. Es aconsejable la plantación escalonada de los mismos, así evitaremos su recolección a la misma vez.

Plantación escalonada de Berzas y Coliflores.

  • Zanahorias: Ya que la siembra de zanahorias se puede realizar todos los meses excepto diciembre y enero, ¿por qué no aprovechar septiembre para cultivarlas? Necesitan de riego frecuente y estar en una zona entre sol y sombra. Entre dos y cuatro meses después podrás recogerlas.
  • Las Aromáticas: Septiembre es un mes perfecto para plantar las aromáticas como perejil, menta, salvia, romero y tomillo, entre otras. Todas estas plantas necesitarán luz natural pero no en exceso, un terreno húmedo pero muy bien drenado, ya que el exceso de agua podría echarlas a perder. En cuanto a la menta debes saber que puede ser muy invasiva, por lo que te recomendamos mantenerla lo más apartada posible e incluso cultivarla en maceteros. 


Por estas fechas, cuando el calor da los últimos coletazos y el otoño se encuentra a la vuelta de la esquina, la uva está en su punto de maduración y, por lo tanto, ha llegado la hora de la vendimia.

Este año la cosecha de uva, y debido a las condiciones climáticas sufridas este verano, falta de lluvias y calores excesivos, se ha adelantado. Ha llegado la hora de recoger el fruto, después de todo un año de trabajo. Por ello, es un momento que se vive con ilusión.

Frase del día:

“Un hombre enfadado abre la boca y cierra los ojos.”