Tanto si eres vegetariano como si no, las habas son una fuente indiscutible de proteínas. El cultivo de las habas, además, permite enriquecer nuestro suelo, ya que tienen la capacidad de fijar nitrógeno en nuestro sustrato. Todo son ventajas y además, están buenísimas. ¿Quieres saber cómo y cuándo cultivarlas?
Cultivar leguminosas en invierno genera ventajas agronómicas en lo que concierne a la fertilidad del suelo (el llamado abono verde). Las leguminosas son plantas que tienen la capacidad de recoger el nitrógeno del aire y liberarlo en la tierra, creando de esta manera una despensa de fertilidad en la tierra que mejorará la siguiente cosecha de plantas de verano.
El haba es originaria de Asia Menor y Norte de África, su cultivo es relativamente sencillo, siendo uno de los cultivos estrella del invierno, pero hemos de tener en cuenta ciertas premisas tales como que no toleran el agua excesiva, ni la sequía extrema, que son plantas de buenas raíces y tallos cuadrados y rectos que no suelen ramificarse y que pueden alcanzar 1’5 metros de altura.
Veamos unas pequeñas nociones sobre las habas, posteriormente trataremos, más extensamente, este cultivo de invierno.
Las leguminosas, en general, se siembran de sazón, o lo que es lo mismo, regando o aprovechando la lluvia para preparar la tierra, no volviendo a regar hasta que las plantas hayan nacido y sólo si las lluvias de la época fueran insuficientes. Tampoco necesitan fertilización previa, pueden pasar con la que queda del cultivo anterior de verano.
Es una planta anual, de ciclo corto y muy resistente, que debe ubicarse a pleno sol, aunque tolera un cultivo en semisombra.
Como las matas de las habas se pueden hacer muy grandes, la distancia de plantación de habas no debe ser inferior a 40 centímetros entre plantas y 80 centímetros entre líneas.
En la zona mediterránea, la siembra de habas suele realizarse entre septiembre y octubre y una vez nacidas, su crecimiento se frena, parcialmente, con los fríos y resurgen poco antes de primavera, floreciendo y dando sus frutos en abundancia de marzo a mayo, por eso, en estas zonas, su consumo está ligado a fechas concretas.
Inflorescencias agrupadas en racimos axilares con número variable de flores, de color blanco, con manchas oscuras en las alas y rayas de color pardo en el estandarte. Los frutos son legumbres típicas y su número varía de uno a cuatro por nudo, estando dispuestos de forma muy diversa según las variedades, desde erguidos hasta colgantes; tienen un color verde intenso cuando están en estado no maduro y que en la madurez se convierten en negros. Estas legumbres están tapizadas interiormente de un tejido aterciopelado característico. El número de semillas por vaina es muy variable, pero por término medio es de cinco a ocho.
Se consumen como vainas verdes tiernas o en grano, tierno o seco y el follaje es un forraje muy apreciado para la alimentación del ganado. Su recolección según el uso, requiere coger primero las vainas tiernas, después las de grano tierno y finalmente las que se vayan a dejar para secar.
Para el cultivo en el huerto son recomendables las variedades de ciclo más corto y de menor crecimiento.
Existen varios tipos comerciales entre los que podemos destacar:
· Aguadulce: los tallos son violetas, los frutos grandes y alargados y las semillas son de color crema. De porte grande y con un número de granos de 5 a 9.
· Muchamiel: tienen un porte medio, tallos rojizos, y semillas de color crema tostada, precoz y muy resistente. El número de granos oscila de 3 a 7.
· Reina Mora: sus semillas son de color púrpura. El número de granos oscila de 6 a 7. Variedad extra precoz.
Pero… ¿Cómo cultivar habas?
Existen unos cuidados Básicos que debemos de tener en cuenta a la hora del cultivo de las habas, tales como:
Es uno de los cultivos más fáciles de cultivar en nuestro huerto, por lo tanto es un cultivo muy adecuado para principiantes. Al ser una planta muy rústica es poco exigente y puede crecer en prácticamente cualquier sitio.
La luz que reciben es uno de los puntos más importantes en cuanto al cultivo de las habas, puede que sea el que más importancia tiene. Estas plantas requieren de una gran cantidad de luz solar para crecer, por lo que no son un cultivo adecuado para condiciones de interior ni de semisombra.
Es una planta poco exigente con la temperatura, aunque se desarrollan mejor en climas templados y sin grandes variaciones térmicas. Aún así, mientras las temperaturas no sean extremas tus habas se desarrollarán adecuadamente, y es que pueden tolerar hasta heladas de unos pocos grados bajo cero. Sin embargo, con temperaturas por encima de los 20 ºC, especialmente en el momento de plantación, las semillas no germinarán adecuadamente.
Es aconsejable hacer caso a lo que nos recuerda el refranero “Si quieres tener un buen habar siembra tus habas para el Pilar.”
Antes de realizar la siembra de habas es recomendable preparar el suelo de forma conveniente. Al tener un sistema radicular bastante desarrollado, habitual en leguminosas, es recomendable realizar una escarda al suelo y voltearlo hasta una profundidad de unos 30 cm.
Se adapta muy bien a todo tipo de suelos, especialmente aquellos limosos que retienen moderadamente la humedad y los nutrientes.
No necesitan aportes extras de abono, pero se puede abonar con una mezcla de fertilizantes fosfatados y potásicos que le vendrá muy bien (con consuelda, por ejemplo). Si no conoces la planta de consuelda puedes seguir este enlace.
Este abonado se efectuará, por lo menos, quince o veinte días antes de la siembra y se enterrará bien por medio de una labor.
Durante el desarrollo y producción del fruto bastará con aportar abonos NPK líquidos a dosis de 1 ml/Litro de agua.
Como cultivos asociados al haba, es buena vecina de las coles, las patatas, maíz y lechugas. Pero no asica bien con la judía, cebollas y ajos.
En el sistema de rotación de cultivos, aunque las habas son un cultivo mejorante, es conveniente esperar 2 o 3 años antes de volver a sembrarlas en el mismo lugar.
¿Cómo sembrar habas y sus cuidados?
El haba es un cultivo que, por lo general, se siembra directamente en la tierra, siembra directa, ya que no suele tolerar muy bien los trasplantes.
Una vez dadas las labores preparatorias y abonado el terreno con abonos de fondo, procederemos a la siembra. La siembra de las habas de huerta, se debe hacer en líneas y mejor aun sobre caballones hechos previamente ex profeso.
El marco de plantación del haba es muy versátil dependiendo de la variedad y tipo comercial que vayamos a cultivar. Las semillas se pueden sembrar de 30 a 40 cm entre ellas, depositando entre 2 y 4 semillas en cada agujero.
Las filas deberán estar separadas
entre ellas, como mínimo, entre 80cm y 1 metro. Aunque tolera
bien las siembras densas, no te olvides de que es mejor un marco amplio que
otro muy ajustado, con lo que obtendrás una buena ventilación
entre las plantas evitando posteriores enfermedades.
Las semillas debes enterrarlas unos 4 o 5 cm de profundidad. Recuerda: “una regla muy general es enterrar el doble del tamaño de la semilla en la tierra.”
El poder de germinación de las habas es alto, garantizando tasas por encima del 90%, pudiendo conservar semillas hasta 4 años o más sin relativo problema.
Para garantizar una mayor tasa de germinación, antes de plantar habas deberemos de poner a remojo las semillas durante las 12-24 horas anteriores a la plantación, de forma que se active la salida de la plántula y anticipando su brotación.
Cuando las plantas de habas ya tienen entre 15 y 20 cm de altura, es conveniente amontonar algo de tierra alrededor de las plantas (aporcado). Así crecerán mejor de la base y estarán más protegidas del derribo por los vientos. Puedes volver a repetir este aporcado más adelante si lo ves conveniente.
Más adelante, y cuando las plantas de haba tengan una altura considerable, es muy aconsejable que pongas estacas en los extremos del cultivo y pases cuerda, alambre o cañas entre las estacas (entutorado). Así estarán a salvo de vientos fuertes que las puedan tumbar.
En cuanto al riego, la mayoría de variedades de habas suelen requerir cantidades moderadas de agua y mantener una humedad constante en el suelo. El principal enemigo a la hora de sembrar habas es el encharcamiento, por lo que deberemos de asegurarnos que nuestro suelo tiene un buen drenaje.
Cuando comienza la floración del haba, debemos de tener cuidado con los riegos y la humedad excesiva. Con un exceso de agua pueden comenzar a marchitarse las flores con la consecuente pérdida de cosecha.
Así mismo en el momento de floración tampoco deben estar mucho tiempo sin agua, ya que la futura cosecha se resentirá.
Se comporta mejor con humedad constate que con riego abundante y espaciados.
Cuando las plantas ya están bien desarrolladas, hay agricultores que tienden a despuntar las ramas a partir de la 6ª ó 7ª flor. Esto favorece el control del crecimiento de la planta, aumenta el tamaño de las vainas y hace más difícil que aparezca el pulgón negro.
Las variedades de habas se diferencian por el tamaño de la vaina (cortas, medias y largas). Llegando a alcanzar de 20 a 25 cm.
Estas vainas están llenas de generosas semillas con un pronunciado sabor a avellana y una textura suave. Indistintamente comido cruda o cocida, el haba pertenece al grupo botánico de arvejas, de ahí su nombre científico de Vicia faba.
Otra diferenciación es por su productividad y por el tiempo hasta la cosecha (existiendo hasta muy precoces).
Dependiendo de tus preferencias y de la variedad de haba que hayas cultivado se pueden cosechar tiernas o secas.
Podemos empezar recogiéndolas tiernas y comerlas con la vaina. Más adelante recolectamos las vainas con semilla más grande, pero todavía tiernas, las cuales deberemos de extraer para comerlas crudas, cocerlas o saltearlas.
La recolección de grano seco se hace bastante más tarde, cuando las vainas empiezan a oscurecer y a presentar signos de desecación, puedes dejarlas secar en la planta. En el momento que veas que ya están bastante secas, las recoges y las pones en un lugar donde les dé el sol, pero a resguardo del agua y la humedad, para que se acaben de secar completamente, lógicamente este proceso se realiza antes de que comience el desgrane de una forma natural en la planta.
Una vez bien secas las desgranaremos guardándolas secas, en un lugar seco y protegidas de la luz.
Observa que si haces esto de dejar secar hasta el final, también estas produciendo tus propias semillas de haba para sembrar la temporada que viene. Para este menester elegiremos las vainas de mayor grosor y con semillas de mayor calibre, procediendo a guardarlas en un bote de cristal y con cierre hermético, protegido de cambios bruscos de temperatura y de la luz.
El mayor valor, sabor y calidad que se obtiene de este producto, es el de las llamadas habas primerencas, es decir, aquellos frutos verdes obtenidos lo más tempranamente posible.
Al ser una planta rústica y de invierno presenta pocos problemas de enfermedades y/o plagas ya que estas se reducen en esta época. No obstante entre las plagas y enfermedades que nos podemos encontrar en el cultivo de esta hortaliza podemos destacar:
Pulgón negro: Esta plaga suele propagarse, sobre todo, al final del ciclo productivo de la planta, posiblemente, debido a la acumulación de nitrógeno en la planta.
Mildiu o ROYA del haba: Se da en épocas lluviosas y de humedad, alternando con días soleados y calurosos. Los síntomas son manchas blancas en las hojas y los tallos. Para prevenir esta enfermedad, lo más importante es dejar espacio suficiente entre las plantas del cultivo para que pase el aire y no surjan estas enfermedades producidas por hongos, por la humedad. Así mismo podemos fumigar con cobre.
Jopo: es una planta parásita que, como todas las parásitas, se alimenta de los nutrientes que roba a la planta huésped haciendo que ésta se debilite y muera al poco tiempo. No existe remedio eficaz contra él. Lo único que se puede hacer para evitar su proliferación es rotar los cultivos y destruir los jopos antes de que fructifiquen.
Curiosidades sobre las habas:
❀ Las habas proceden de Asia Menor y del norte de África.
❀ Se tiene constancia de su consumo desde el 6.000 a.c., en el Neolítico.
❀ Un factor importante para recomendar su consumo es su alto contenido en fibra, muy importante para la salud digestiva.
❀ La tradición de esconder un haba en el roscón de reyes procede de la época de los romanos. En determinados festejos se le entregaba un haba al “rey de la fiesta”, como símbolo de buena fortuna.
❀ Las habas son una fuente importante de proteínas vegetales. De hecho, se las consideraba la “proteína de los pobres”.
❀ Las habas tienen numerosas propiedades nutricionales. Son un alimento rico en hidratos de carbono, hierro y fibra. También son fuente indispensable de ácido fólico. Contienen vitaminas del grupo B, E y C. Y minerales como calcio, fósforo y sodio.
❀ El consumo de habas ayuda a bajar los niveles de colesterol.
❀ Sus flores en infusión son diuréticas, depurativas y pueden aliviar los síntomas de las enfermedades reumáticas.
Frase del día:
“ La política se ha hecho economía y ha desaparecido la democracia. ”
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