“Antiguos héroes del verano español, guardan en su alma de barro una fórmula capaz de refrescar y mantener fría el agua que contienen.”
El pasado año, sobre estas fechas, realicé una entrada sobre el funcionamiento del botijo y, al final de la misma, me comprometí a instalar uno en mi huerto para poder disfrutar de agua fresca durante los calurosos días de verano.
Por
lo tanto y como dice el dicho que “Lo
prometido es deuda”, he procedido a demostrar respeto, confianza y
responsabilidad en la relación con los demás y he llevado a cabo la compra e
instalación del mismo en el huerto.
Mi botijo de 2 litros, ya “curado” y preparado para su uso.
Así mismo he procedido a su limpieza y curación, antes de comenzar con su uso. A continuación os traslado la forma de proceder que he utilizado para llevar a cabo dicho proceso.
Aunque el rendimiento del botijo aumenta en climas cálidos, su uso está recomendado para cualquier época del año, ya que siempre mantiene el agua a una temperatura idónea para el consumo.
El botijo es un recipiente tradicional de barro que se utiliza para mantener el agua a una temperatura agradable y fresca en las regiones de clima caliente, es un dispositivo perfecto que parte de propiedades físicas y termodinámicas para cumplir su función. Es especial para aquellas zonas en donde las condiciones climáticas y ambientales necesitan la conservación de la frescura de las bebidas artesanalmente.
Los botijos también son denominados, según las diversas culturas, como búcaro, pirulo, piporro, cantir, pipo, piporro…
El agua en un botijo puede mantenerse fresca y potable durante varios días si se almacena en un lugar fresco y sin exposición al sol. Así mismo el botijo mejora la calidad del agua del grifo al facilitar la evaporación del cloro.
El mecanismo de acción de los botijos de barro, se da gracias a las moléculas que forman los líquidos que se encuentran en movimiento de manera constante.
Los botijos, por muy simples que parezcan, son capaces de enfriar el agua fría, incluso cuando la temperatura es elevada y, como todo en esta vida, tiene una explicación científica. El agua que introducimos en el botijo va poco a poco filtrándose por los poros de la arcilla y, al entrar en contacto con el ambiente seco exterior, el agua se evapora produciendo un enfriamiento.
Este movimiento está ligado a la energía por medio del calor de vaporización del agua, cuanto más caliente se encuentre el agua o el líquido, más movimiento y saltos tienen las moléculas. Las moléculas de líquido en el botijo con agua caliente son capaces de llegar a la pared interior del botijo y este, siendo poroso, hace que las moléculas se escapen.
A mayor choque de moléculas más se escapan las moléculas del botijo, generándose la disminución de la temperatura. Esto hace que el líquido se enfríe.
Es preciso que el botijo no sea hermético, pues no se produce el choque de moléculas ni movimiento. El entorno del botijo debe ser seco, con corriente de aire, para que se lleve las moléculas que salen del botijo. En condiciones óptimas es capaz de reducir la temperatura interior del agua hasta 10 ºC, mediante el conocido sistema térmico de “sudoración”, posible gracias a la porosidad de la arcilla empleada en su elaboración.
Pero cuidado, ni los botijos de plástico, ni los esmaltados sirven para enfriar el agua, ya que no dejan filtrarse el agua por sus poros, además considero que no deberían de llevar el nombre de botijos.
Para su correcta hidratación el botijo debe colocarse en un lugar con una ligera corriente de aire leve y caliente.
¡¡¡ OJO !!! Antes de poder disfrutar de nuestro botijo hay que hacerle un pequeño “tratamiento de curación”
¿Eh? Sí. Un botijo de barro está realizado con arcilla y cocido a temperaturas inferiores a los 1.000 grados Celsius. No superar esta temperatura les concede la magia de la sudoración y de la evaporación, es decir, del mecanismo de enfriamiento del agua. Esto es así porque a temperaturas inferiores a 1.000 grados los microporos de las paredes del botijo no se cierran completamente.
Sin embargo, es normal que en los primeros usos el sabor del agua sepa a “tierra” debido a los restos de la arcilla no cocida y la capa interior generada por la propia cocción. Para evitar este mal sabor se realiza un proceso de “curado”
Estas
maravillosas máquinas ecológicas de enfriar agua han de ser sometidos a un sencillo
proceso antes de ser usados por primera vez para que la calidad del agua sea
plena. Por eso, antes de utilizar el botijo debemos de eliminar cualquier
sedimento que pueda afectar al sabor y la calidad del agua. Una de las formas
más tradicionales es la denominada,
“Curación del botijo”, para ello:
· Limpieza inicial: Lava el botijo por dentro y por fuera con agua corriente y un cepillo suave para eliminar el polvo y las impurezas del proceso de fabricación, no utilices jabones ni detergentes.
· Sumergir en agua: Llena el botijo con agua y sumérgelo completamente en un recipiente con agua durante unas 12 horas. Esto permitirá que el barro absorba agua y se sature.
· Secado parcial: Después del remojo, saca el botijo del agua y déjalo secar al aire durante unas horas. El barro del botijo retendrá parte del agua y ayudará a mantener el contenido fresco una vez en uso.
· Llenado con agua: Llena el botijo con agua fresca y déjalo reposar durante un día completo. Esto permitirá que el barro interno se sature adecuadamente antes de su uso.
· Ahora bien, para eliminar el sabor a barro de un botijo, añadiremos al agua del botijo, un chorrito de anís y esperar 24 horas. Luego se debe vaciar el líquido y volver a realizar el procedimiento anterior durante dos o tres días consecutivos.
· Uso: Ahora nuestro botijo está listo para ser utilizado. Llénalo con agua fresca y colócalo en un lugar fresco y sombreado. El agua se filtrará a través de las paredes de barro, enfriándose mediante evaporación, lo que mantendrá el agua dentro del botijo fresca y agradable para beber.
Si observamos que el agua de nuestro botijo sigue teniendo cierto sabor terroso repetiremos el mismo proceso.
En condiciones adecuadas de ventilación y grado de humedad, el botijo no precisa ningún cuidado especial. No obstante, cada cierto tiempo, y especialmente si empiezan a aparecer pequeñas manchas oscuras, se aconseja aplicar un sencillo tratamiento desinfectante para eliminar cualquier impureza o restos de moho.
Limpieza del Botijo:
· Lava el exterior del botijo con agua y un paño limpio para mantenerlo libre de polvo y suciedad. No utilices jabón, ya que podría impregnar la arcilla y afectar el sabor del agua.
· Para limpiar el interior de un botijo de barro, se debe llenar con agua y añadirle lejía con una proporción de 20 cc de lejía por cada litro de agua.
· Esta solución debe reposar por un día, posteriormente se debe enjuagar bien el botijo.
En caso de que el agua del botijo tenga sabor a lejía, después del enjuagado, podemos volver a llenarlo de agua manteniéndola en el mismo un día más, procediendo a desecharla transcurriendo este período.
El arte de beber en botijo:
El método correcto para beber en botijo es muy similar al empleado para beber en porrón o en bota. Así que si ya tienes experiencia en beber a “chorro” tienes mucho ganado. Si no es tu caso, la clave para aprender está en no tener miedo a mojarte.
Pasos para beber en botijo:
· Agarra el botijo por el asa con una mano mientras sujetas el cuerpo con la otra.
· Acerca el botijo a la cara dejando una distancia entre el pitorro y la boca de unos 5 o 7 cm.
· Inclina el botijo lentamente hasta que salga el agua. (Si usas algún protector de corcho no olvides destaparlo para que el aire circule y pueda caer el agua)
· Una vez hayas terminado de beber, retira con decisión el botijo para evitar mojarte.
Importante: Para mantener una correcta higiene hay que evitar beber directamente del pitorro del botijo, aunque éste sea para uso personal. Los microorganismos y bacterias presentes en la boca pueden dañar el botijo con el tiempo.
Ten en cuenta que…
Es posible que el botijo “sude” y tengas que ayudarte de un plato para que esta humedad no te moje la superficie donde esté ubicado.
Con el tiempo, el botijo puede adquirir una tonalidad distinta, señal inequívoca de que la labor de purificación y limpieza del agua está realizándose correctamente.
Recuerda que, aunque el botijo puede mantener el agua fresca durante horas, en climas extremadamente calurosos, es aconsejable consumir el agua dentro de un tiempo razonable para garantizar su calidad y evitar la proliferación de bacterias.
Consejos adicionales:
· No utilices productos químicos o detergentes para limpiar el botijo, ya que pueden afectar su capacidad de refrigeración natural.
· Si notas que el botijo comienza a perder su capacidad de refrigeración, repite el proceso de inmersión y secado para revitalizar el barro.
· Llena el botijo con agua fresca hasta unos tres cuartos de su capacidad. No lo llenes completamente para dejar espacio para el aire que ayudará a mantener el agua fresca.
· Deja el botijo lleno reposando durante unos minutos antes de su primer uso. Esto permitirá que la arcilla se enfríe y actúe como aislante.
· Siempre que bebas agua del botijo, trata de no derramarla en el exterior, ya que esto puede hacer que se moje y reducir su capacidad de enfriamiento.
· Si no vamos a usar el botijo en invierno, para su conservación debemos vaciarlo y dejarlo en un lugar donde le dé el aire para que se seque bien la arcilla por dentro y por fuera, posteriormente taparemos los orificios de la boca y el pitorro para evitar la entrada de cualquier agente externo. Cuando lo volvamos a utilizar, deberemos de realizar de nuevo el proceso de curado y limpieza del botijo para poder disfrutar de él en su totalidad.
CONCLUSIONES:
· Efectividad en el enfriamiento del agua: El botijo ha demostrado ser una excelente manera de mantener el agua fresca en climas calurosos. Gracias a la porosidad del barro, el agua se filtra lentamente a través de las paredes del botijo y se evapora en su superficie, lo que provoca un efecto de enfriamiento natural.
· Sostenibilidad y ecología: El botijo es un recipiente de bajo impacto ambiental, ya que está hecho de materiales naturales y renovables, como el barro, y no requiere electricidad ni energía adicional para enfriar el agua.
· Preservación del sabor y calidad del agua: A diferencia de los refrigeradores eléctricos o las botellas de plástico, el botijo no altera el sabor del agua ni le agrega productos químicos. Por lo tanto, el agua almacenada en un botijo conserva su sabor y calidad original.
· Conexión cultural y tradicional: El uso del botijo está vinculado a la cultura y la tradición de muchas regiones, lo que lo convierte en un símbolo de identidad y patrimonio local. Además, su diseño y forma han sido heredados a lo largo de generaciones.
· Reducción del consumo de energía: Al utilizar el botijo como una alternativa para mantener el agua fresca, se disminuye la necesidad de recurrir a métodos de refrigeración eléctricos, lo que contribuye a reducir el consumo de energía y las emisiones de carbono.
Por lo tanto, es importante seguir promoviendo la conservación de esta pieza única del patrimonio español y fomentar la creatividad en la búsqueda de soluciones para mantener el agua fresca sin tener que recurrir al uso de envases de plástico que tanto afectan al medio ambiente.
Si bien puede no ser tan conveniente o práctico como los electrodomésticos modernos, su valor va más allá de su función, ya que representa una conexión con nuestras raíces y un enfoque sostenible para conservar y disfrutar del agua fresca.
Frase del día:
“ No sé cómo será la tercera guerra mundial, sólo sé que la cuarta será con piedras y lanzas.”
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