La evolución de los huertos urbanos muestra cómo la práctica de cultivar alimentos en entornos urbanos ha cambiado en respuesta a desafíos sociales, económicos y ambientales, y cómo sigue siendo una herramienta vital para construir ciudades más sostenibles y saludables.
Es oportuno mencionar la diferencia existente entre “huerto” y “huerta”, ambas se utilizan para referirse a terrenos destinados al cultivo de plantas, pero tienen diferencias en su tamaño, alcance y uso específico. De acuerdo a la Real Academia Española (RAE), una huerta es más grande que un huerto; es decir, tiene mayor superficie.
Uno de los bancales que componen el huerto.
Por lo tanto, un huerto es más pequeño y generalmente de uso personal o familiar, mientras que una huerta es más grande y puede estar orientada a la producción comercial.
Basándonos en la definición de la (RAE), hagamos una pequeña historia de los huertos urbanos y familiares.
¿Cómo nacen los primeros huertos urbanos?
Las primeras referencias de huertos urbanos son de la segunda mitad del siglo XIX. Se trata de una época llena de cambios donde el éxodo rural y la revolución industrial van de la mano.
En las ciudades se crea un entorno de pobreza, generado por la nueva clase obrera de los campesinos recién llegados.
Debido a este crecimiento poblacional y la situación de la población, iglesia y gobierno ceden espacios a los ciudadanos para que puedan cultivar sus alimentos y así aliviar de cierta manera su situación económica.
Estos primeros terrenos cedidos para el cultivo recibían el nombre de “huertos de los pobres”.
En EEUU, Reino Unido y Alemania, durante la Segunda Guerra Mundial, debido a la situación de la población, se comienza a cultivar en los espacios abiertos o abandonados de la ciudad, campos de fútbol o parques y jardines.
De estos espacios, ahora transformados en huertos, la población basaba un 40% de su alimentación en los productos obtenidos en los huertos.
Estos, pasan a denominarse “Victory gardens” o “War gardens” y se convierten en indispensables durante los periodos de las dos grandes guerras ya que muchos países no se podían permitir depender de las importaciones, asegurándose así conseguir el alimento.
En los años 60 resurgen con fuerza debido ya no por la necesidad de alimento, sino por los movimientos ecologistas y una forma de respuesta al sistema.
Buscan una autogestión, una integración social de grupos sociales excluidos y desarrollo de comunidades.
En la actualidad, cada vez más personas participan en un huerto urbano o tienen su propio huerto y su concepto se ha hecho muy amplio, considerándose también: espacios verdes, sostenibles y de ocio.
Son lugares en plena ciudad, que invitan a la reconexión con la naturaleza siendo una herramienta para la educación ambiental, desarrollo de terapias y entretenimiento para todos los públicos.
Una vez tenemos clara la diferencia entre huerto, huerta y huerto urbano, pasemos a ver algunos de los cultivos que mejor se adaptan a nuestro huerto:
· Lechuga:
Con el calor, nada apetece más que una ensalada bien fresquita, si es con lechuga recién cortada de nuestra huerta… ¡mucho mejor! Dependerá de la variedad escogida, pero generalmente las lechugas se siembran en primavera. Estarán listas para su recolección al cabo de unos 2 meses.
En cuanto a cuidados, necesitan sol (no demasiado directo) y riego medianamente abundante, sobre todo al formar el cogollo.
Como todas las hortalizas de hoja, es consumidora de nutrientes.
· Cebolla:
Riego: no precisa riego abundante si este es regular. Durante la formación del bulbo mejor si se espacia para conseguir un mejor secado de la cebolla.
Nutrientes: al ser rústica, no es exigente y no requiere muchos cuidados.
· Berenjena:
Las semillas de berenjena se siembran en primavera (o antes, entre febrero y marzo), el trasplante se realiza en primavera. Se recolectan en la temporada estival.
Requieren mucha luz directa y poca sombra. La planta puede alcanzar gran envergadura, así que asegúrate de que dispones de suficiente espacio para su cultivo.
El riego debe de ser abundante y regular. Es exigente en cuanto a nutrientes, por lo que requiere un gran abonado. A partir del cuajado de los primeros frutos se puede aplicar algo de abono, ya que la cosecha es bastante larga.
· Tomate:
Y en una buena ensalada de verano que se precie no puede faltar el tomate. Sus semillas se siembran en primavera (marzo-abril), y la planta da sus frutos en pleno verano. Cosecharemos, pues, nuestros tomates en los meses de junio a agosto.
Precisan mucho sol (plena exposición), riego moderado y frecuente, y abono. Es aconsejable el riego por goteo para evitar la aparición de hongos. El sabor de un tomate cultivado en tu propio huerto será muy superior al del supermercado.
· Pepino:
Riego: abundante, siendo el mejor método el riego por goteo.
Nutrientes: es exigente, por lo que es conveniente trabajar bien el sustrato o la tierra y añadirle un buen compost.
· Pimiento:
Para completar nuestra ensalada veraniega, ¿qué tal un poco de pimiento? Los pimientos se siembran en primavera (marzo-abril), los plantones a comienzos de mayo. Se recolectan entre julio y septiembre.
Esta hortaliza requiere bastantes horas de pleno sol. En cuanto a nutrientes es exigente sobre todo en potasio. Se puede repetir el abonado a base de hojas de consuelda para recuperar los niveles de potasio.
Requiere un riego abundante.
· Espinaca:
Riego: en dosis reducidas y frecuentes, suficientes para mantener siempre la tierra húmeda.
Nutrientes: es exigente, sobre todo con el Nitrógeno, por lo que es aconsejable abonar antes de la siembra.
· Habas:
Riego: regular y moderado. Hay que evitar los excesos de riego en la época de floración por que puede afectar a la cosecha.
Nutrientes: poco exigente, y por sus propiedades prefiere suelos pobres en nitrógeno.
· Fresas:
Riego: moderado, para conseguir una tierra fresca, sin exceso de humedad pero sin que pase períodos secos.
Nutrientes: exigente. Conviene añadir un poco de compost después de cada ciclo, ya que se trata de una planta plurianual. Sigue el enlace para conocer más sobre el cultivo de las fresas.
· Ajos:
Riego: poco exigente en agua. Incluso se puede cultivar en secano.
Nutrientes: poco exigente en abonado, igual que todas las liliáceas.
· Calabacín:
Para preparar deliciosas cremas de calabacín cien por cien naturales, siembra sus semillas antes de la primavera (febrero-marzo), las plántulas durante la misma. Se cosecha alrededor del mes de mayo.
Al igual que los tomates o los pimientos, los calabacines necesitan mucho sol (exposición plena), abundante agua y abono adecuado.
Una vez ya tenemos seleccionados una serie de cultivos para nuestro huerto, nos surgen preguntas como las de cuando regar, cuando recolectar y las plagas y enfermedades que pueden atacar a nuestro huerto.
Veamos, someramente, algunos aspectos sobre estos temas:
CUANDO REGAR NUESTRO HUERTO
Quizás sea una de las preguntas que más nos preocupa cuando nos iniciamos en el mundo de la horticultura. Tiene una respuesta fácil: cuando haga falta.
No existe una regla fija por la que podamos guiarnos a la hora de decidir cuándo regar nuestro huerto. No podemos establecer una pauta de riego invariable porque cada planta tiene sus necesidades, y dentro de cada planta, según sea su estado de crecimiento necesitará más o menos agua.
Además también depende de la meteorología, ya que si llueve lo suficiente ya no hará falta regar, y si la insolación es severa deberemos aumentar la frecuencia de riego. El tipo de suelo o substrato de cultivo también condiciona la frecuencia de riego, ya que unos suelos tienen mayor capacidad de retener agua que otros, por lo que el agua fácilmente asimilable por el cultivo le durará más o menos.
Nuestro objetivo será saber encontrar el momento de riego en el que nuestro cultivo no se vea afectado en su rendimiento, ni por defecto (sequía), ni por exceso (encharcamientos).
CUANDO RECOLECTAR NUESTRO HUERTO
Si hemos decidido crear nuestro propio huerto y dar paso a una alimentación más natural y sostenible, entonces es fundamental saber cómo y cuándo recolectar. De hacerlo de forma prematura es posible que la cantidad y la calidad de la producción sean menor, mientras que si se aplaza es posible que los frutos se expongan a condiciones climatológicas indeseables y terminen dañándose.
Primera recolección del año.
El primer paso para saber cuándo recolectar, es determinar el tiempo de crecimiento de cada cultivo.
Lo principal es convivir con el huerto una etapa completa, es decir, de primavera a invierno. Esto hará que identifiquemos el tiempo de floración y maduración, hasta el momento en que esté listo para ser recolectado. Cabe destacar que la rapidez o demora que conlleve su desarrollo dependerá de la ubicación geográfica, el suelo y el clima que predomine.
En el cuándo recolectar, también es importante tener en cuenta algunas medidas para que el proceso no dañe nuestro huerto o plantación. Así mismo es necesario seguir ciertas recomendaciones posteriores para que los frutos duren más, tales como:
· Recolectaremos solo lo que vamos a comer, de lo contrario, perderemos toda la producción.
· Procederemos al lavado de las verduras y hortalizas con agua potable.
· Por lo general, recolectaremos al atardecer, en la mañana o en un día nublado para no deshidratar la cosecha.
· Podemos sumergir la cosecha en agua hasta que se utilice para prolongar su vitalidad.
PLAGAS
Escuchar la palabra plagas, si tenemos un huerto, puede convertirse en una pesadilla. Las plagas pueden detener el crecimiento de las plantas y echar a perder algunas de ellas, incluso si la plaga es importante puede causar la muerte de la mayor parte del huerto o cultivo. La primavera es una de las épocas donde más tipos de plagas pueden aparecer.
· Una de las más conocidas son las de Pulgón, estos áfidos pueden ser de color verde, amarillo o negro. Podemos detectarlas si observamos que hay muchas hormigas alrededor, ya que expulsan una sustancia que atrae a estos insectos.
· Otra plaga muy habitual en primavera es la de cochinilla. En este caso la aparición de esta plaga la asociamos a un hongo que se llama negrilla.
· Otra de las más comunes son las de trips. Esta puede aparecer tanto en huertos como en plantas de interior. Es una plaga que prolifera fácilmente llegando a causar grandes daños en las plantas.
· La plaga de araña roja en realidad es un ácaro y es una de las más comunes en todo tipo de huertos. Hay que estar muy atentos porque es tan minúscula que nos costará detectarla. Una pista para descubrirlas es que cubren las plantas con una delicada tela de araña. Al igual que en la mayoría de las plantas, se sitúan en el envés de las hojas.
· Y otra que quiero mencionar es la de babosas y caracoles. Esta plaga puede acabar con nuestras plantas en una sola noche.
Y nunca viene mal que nos orienten sobre el cultivo de verduras y hortalizas en nuestro huerto, por si este es tu caso, toma nota de estos consejos prácticos para lograr el máximo rendimiento en tu huerto:
❀ Debes disponer de un espacio luminoso, en el que la luz directa no sea inferior a 5-6 horas diarias, y protegido del viento. Si no es así, apuesta por cultivos capaces de adaptarse a menos luz como lechugas, puerros, cebolla o ajos.
❀ Respeta la distancia entre cultivos y el espacio vital de cada planta, tanto en profundidad como en altura, para su correcto desarrollo.
❀ Aplica compost. Hay muchos tipos de fertilizantes orgánicos, el estiércol curado y el humus de lombriz (o vermicompost) no generan malos olores.
❀ Puedes extender un acolchado o mulching, una cubierta protectora a base de materia vegetal (hojas, restos de poda, paja, etc.) para evitar el crecimiento de adventicias, plantas espontáneas o no deseadas, favorecer la retención de humedad y potenciar la fertilidad.
❀ Mantén siempre la tierra húmeda, ni mucho ni poco. Una planta puede morir por falta de agua, pero también por exceso.
Frase del día:
“ Juzga a un hombre por sus preguntas en lugar de por sus respuestas.” Voltaire ( 1694 – 1778 ) Escritor, historiador y filósofo francés.
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