Parece que con ellos trajéramos el campo a nuestra vida urbana, pero debemos ser conscientes de que presentan inconvenientes, algunos de ellos importantes.
Como ya he mencionado varias veces, la diferencia entre un huerto y una huerta radica en el espacio y el contexto en que se desarrollan, así como en la escala de producción y los objetivos que se persiguen.
La ubicación de un huerto urbano se encuentra en entornos urbanos, como balcones, terrazas, patios, azoteas, o incluso en espacios comunitarios dentro de la ciudad.
Panorámica de mi huerto.
El tamaño, generalmente, es de pequeña escala, adaptado a espacios reducidos.
Su objetivo suele estar orientado al autoconsumo y al fomento de la sostenibilidad y la educación ambiental. Es una forma de acercar la naturaleza a la vida urbana.
Se suelen cultivar hortalizas, hierbas aromáticas, y en algunos casos árboles frutales. La diversidad de plantas suele ser limitada debido al espacio disponible.
Por el contrario, la ubicación de una huerta se encuentra en entornos rurales o periurbanos, generalmente en terrenos más amplios.
El tamaño es de mayor escala, con extensiones más amplias de tierra dedicadas al cultivo.
Como objetivo puede estar orientada tanto al autoconsumo como a la producción para la venta en mercados locales o incluso a nivel industrial. También puede formar parte de una explotación agrícola más amplia.
Se cultivan una mayor variedad de hortalizas, frutas, legumbres y otros productos agrícolas. La diversidad y cantidad de plantas es mayor debido a la extensión de la tierra.
Se utilizan técnicas tradicionales de cultivo en suelo, aunque también pueden incluir prácticas más modernas de agricultura, dependiendo de la orientación (convencional, ecológica, etc.)
En resumen, un huerto urbano es una versión más pequeña y urbana de una huerta, adaptada a las limitaciones de espacio de la ciudad y enfocada en el autoconsumo y la sostenibilidad. La huerta, por otro lado, es más extensa y productiva, y puede tener un propósito comercial o de subsistencia más amplio.
Una vez claros estos conceptos pasemos a la entrada que nos ocupa, en ella hablaremos de los posibles peligros para la salud de los huertos urbanos.
Los huertos urbanos ofrecen muchos beneficios, pero también pueden presentar algunos riesgos para la salud si no se cultivan adecuadamente. Estos peligros suelen estar relacionados con la contaminación ambiental, el uso de suelos contaminados, y la aplicación de productos químicos.
Natural ≠ seguro
La intención es lo que cuenta pero, en esta ocasión, esa voluntad puede afectar seriamente a nuestra salud. Metales tóxicos como el plomo, el cadmio, el mercurio, el cromo o el zinc habitan ya en el suelo de las áreas urbanas, especialmente en aquellas zonas próximas a carreteras y parques industriales.
Los efectos tóxicos dependen del tipo de metal, de la concentración y, en algunos casos, de la edad de la población expuesta.
Sin embargo, el terreno no es lo único que influye en el grado de contaminación del cultivo. El agua de riego o la deposición atmosférica son también dos elementos de suma importancia.
A continuación veremos algunos de los principales riesgos del cultivo en un huerto urbano:
Contaminación del suelo:
· En áreas urbanas, los suelos pueden estar contaminados con metales pesados como plomo, cadmio o mercurio, debido a la actividad industrial, el tráfico de vehículos o el uso anterior del terreno. Los cultivos pueden absorber estos metales, que posteriormente pueden entrar en la cadena alimentaria y afectar la salud de las personas que consumen esos productos.
· Así mismo, el suelo también puede contener otros contaminantes químicos como hidrocarburos, que provienen de combustibles fósiles, asfalto y otras fuentes urbanas.
Contaminación del agua:
· Si se usa agua contaminada para regar los cultivos, esta puede transferir patógenos o químicos nocivos a las plantas. Esto es un riesgo en ciudades donde las fuentes de agua pueden estar contaminadas por desechos industriales o domésticos.
· El agua de lluvia que corre sobre superficies contaminadas antes de llegar al huerto también puede arrastrar contaminantes hacia las plantas.
Contaminación del aire:
· Los contaminantes atmosféricos en zonas con alta contaminación del aire, las partículas en suspensión, gases tóxicos (como dióxido de nitrógeno y ozono), y otras sustancias pueden depositarse en las hojas de las plantas. Algunas de estas sustancias pueden ser absorbidas por las plantas o simplemente contaminar la superficie de los productos, lo que representa un riesgo si no se lavan adecuadamente.
Los huertos urbanos casi nunca son ecológicos, se estima que los alimentos cultivados en ciudad tienen una huella de carbono 6 veces mayor.
Uso de pesticidas y fertilizantes:
· El uso inadecuado o excesivo de pesticidas, herbicidas y fertilizantes químicos puede contaminar los cultivos, convirtiéndolos en un peligro para la salud si se consumen.
· Incluso los fertilizantes orgánicos, como el compost, pueden ser peligrosos si contienen patógenos o residuos químicos.
Las plagas y enfermedades:
· Los huertos urbanos pueden ser un foco de plagas y enfermedades si no se gestionan adecuadamente, y algunas de estas pueden ser perjudiciales para la salud humana si contaminan los cultivos.
Por lo tanto, antes de lanzarnos al cultivo de verduras y hortalizas en un huerto urbano, deberemos de tener en cuenta una serie de medidas preventivas y de seguridad, tales como:
1. Realizar pruebas de suelo para detectar la presencia de metales pesados u otros contaminantes antes de iniciar el cultivo en un huerto urbano.
2. Podemos hacer uso de contenedores y tierra limpia para evitar el contacto con suelos contaminados, se pueden utilizar contenedores elevados o camas de cultivo con tierra comprada y garantizada como limpia.
3. Riego seguro usando fuentes de agua seguras y evitando el uso de aguas de origen desconocido.
4. Evitar o minimizar el uso de productos químicos y optar por métodos orgánicos de control de plagas y fertilización.
5. Otro elemento que también influye es el tipo de cultivo, pues algunas plantas absorben con mayor facilidad los metales tóxicos a los que están expuestos. En este grupo se encuentran los tubérculos, los vegetales de hoja verde como las acelgas o las espinacas, y las hortalizas de raíz como las patatas y las zanahorias.
6. Siempre deberemos lavar bien los productos cosechados antes de consumirlos para eliminar cualquier contaminante superficial.
No obstante, una tendencia juega a favor de los huertos urbanos y, probablemente, hará que en los próximos años disminuya el posible peligro que puedan entrañar: las ciudades se están tomando en serio el problema de la contaminación.
Probablemente, todo esto se notará en los suelos, que progresivamente presentarán mejores condiciones para la agricultura. De hecho, un reciente estudio realizado en Nueva Orleans (Estados Unidos) así lo indica. Aunque esta investigación no está directamente relacionada con los huertos urbanos, muestra cómo en los últimos años se ha reducido el nivel de plomo tanto en el suelo como en la sangre de los niños que viven en la ciudad.
Si se toman las precauciones adecuadas, los huertos urbanos pueden ser seguros y beneficiosos para la salud, pero es importante ser consciente de los riesgos y gestionarlos correctamente.
Frase del día:
“ Lo malo de ser puntual es que llega uno a un lugar y no hay nadie allí para apreciarlo.”
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