Cuando
llega el otoño nuestro huerto, poco a poco, se va apagando para dejar sitio a los
cultivos de otoño-invierno, el huerto en otoño cada vez requiere menos trabajo
y nos deja tiempo para otras labores.
En
este caso trataremos de germinar una bellota y, posteriormente, proceder con su
plantación en la parte trasera de la villa, con el ánimo de repoblar el bosque.
Todo
árbol plantado tiene una importancia increíble en nuestro entorno, pero las bellotas tienen un carácter especial, en nuestro
clima ya que se trata de una repoblación autóctona (Mediterránea), resisten mejor
los incendios habituales en el monte y mejoran el clima donde se encuentran.
Piensa
que si plantas uno de estos árboles estas contribuyendo a un futuro mejor, solo
uno de ellos en estado adulto es capaz de absorber la
contaminación generada por 20 coches en un día. Quizás te
parezca poca cosa pero imagina un bosque entero.
Las semillas de roble es realmente fácil el hacerlas
germinar, básicamente lo único que necesitan es humedad durante unas cuantas
semanas. Puede emplearse algodón u otro material, papel de cocina por ejemplo, para
mantener la humedad. Ten en cuenta que en la encina la
pérdida de humedad del 15% supone una importante disminución de la germinación,
y que es total a partir del 20%.
La época en la que los robles
comunes generan las semillas es a finales de septiembre o principios de octubre
para ejemplares jóvenes, aunque si se trata de un ejemplar grande y
desarrollado las produce a mediados de agosto y a finales octubre ya empiezan a
caer al suelo.
Las semillas
para germinar, como hemos dicho anteriormente, necesitan las condiciones
adecuadas. Para hacer germinar las semillas se pueden utilizan dos procesos, la
escarificación y la estratificación.
La
escarificación de las semillas es un tratamiento pre germinativo, esta técnica
tiene por finalidad abrir o debilitar la cutícula o estructura externa de las
semillas para que la radícula pueda abrirse paso entre ella y se pueda producir
la germinación adecuadamente. Puede ser por corte o por abrasión.
La
estratificación es una técnica que consiste en imitar la temperatura de las
semillas en su ambiente natural para conseguir que germinen. Esta puede ser
fría, cálida y cálido-fría.
Para simular
de forma artificial la escarificación se trata de abrasar la
cubierta de la semilla (tegumento) para permitir que la humedad y el aire entre
en contacto con el embrión y active el proceso de germinación. Se realiza
desgastando la punta de la semilla con una lija o deteriorando la cáscara de la
semilla.
La
estratificación se simula dejando las semillas un periodo de tiempo, envueltas
en papel húmedo en el frigorífico, pero no en el congelador. Todas las semillas
no necesitan de estos dos procesos y pueden germinar simplemente envolviéndolas
con un papel de cocina húmedo mantenido así durante varios días.
No todas las semillas son aptas para la germinación, para
obtener una mayor tasa de éxito en la germinación procederemos a efectuar la
prueba de viabilidad. En el caso de las semillas o bellotas de roble común las
viables son aquellas que sumergiéndolas en agua no flotan.
Prueba de viabilidad de semillas.
Como se puede apreciar, en la foto izquierda no hay
ninguna que flote, luego estas serán todas viables para ser germinadas. Pero en
la de la derecha si hay algunas que flotan por ser de alguna temporada anterior
y, aunque tengan el color adecuado, se consideran no viables y aptas para ser
germinadas ya que, muy posiblemente, tengan algún tipo de podredumbre u
orificio.
En la recolección las mejores semillas son aquellas que
están maduras de color pardo negruzco y con cierto brillo al limpiarlas, que
apretándola no ceda y que tengan el mayor tamaño de las que encontremos, las
semillas más grandes son las más adecuadas ya que tienen más energía para desarrollar
el plantón inicial.
Si la semilla todavía tiene alguna
parte de color verde en unos días adquirirá el color pardo. Las semillas con un
color marrón claro son una semilla de la temporada anterior, hay que recolectar
las semillas de la temporada actual ya que las de la temporada anterior su
poder de germinación es inferior.
Para forzar la germinación es
conveniente mantener las semillas en agua de 24 a 48 horas para su
rehidratación, aunque no imprescindible.
Existen varias formas de efectuar este proceso, algunas de ellas pueden ser estas:
Existen varias formas de efectuar este proceso, algunas de ellas pueden ser estas:
- Envuelve las semillas en un papel de cocina, humedécelas, colócalas dentro de un pequeño recipiente y mantenlas humedecidas, en el frigorífico, durante un período aproximado de 30 día.
- Otro método similar es, en vez de usar papel de cocina usar algodón.
- Y un tercero es, usar una bolsa de plástico cerrada también manteniéndola humedecida de forma constante. En los tres casos proporcionando oscuridad a las semillas.
Para que las semillas germinen antes, se recomienda lijarles o desgastarles un poco la punta sin dañar el fruto.
Pasado el tiempo indicado
anteriormente, y cuando hayan empezado a hincharse, rompiendo la cáscara y
empezado a brotar la raíz y el tallo, se puede plantar la semilla en tierra,
pero es aconsejable plantarlas, temporalmente, en un recipiente temporal y,
posteriormente, cuando ya esté formado el arbolito trasplantarlas
definitivamente a la tierra.
Como recipiente para plantar las semillas en el caso
de los robles comunes, temporalmente, es recomendable un tiesto que tenga
cierta profundidad ya que estos poseen unas raíces largas que durante sus
primeros meses y años se dedican a hacerlas crecer más que a crecer el tallo o
las hojas.
En mi caso usaré bricks de leche recortados por la parte superior, con una altura para las raíces de unos 16 centímetros, al cual efectuaré unos agujeros en la parte inferior para que el agua al regarlas drene y las raíces no se pudran por la acumulación de agua. Para que la tierra no se salga por los agujeros efectuados en la parte inferior puedes poner un trozo de papel de cocina en la parte de abajo.
En mi caso usaré bricks de leche recortados por la parte superior, con una altura para las raíces de unos 16 centímetros, al cual efectuaré unos agujeros en la parte inferior para que el agua al regarlas drene y las raíces no se pudran por la acumulación de agua. Para que la tierra no se salga por los agujeros efectuados en la parte inferior puedes poner un trozo de papel de cocina en la parte de abajo.
Una vez plantadas no hace falta
regarlas mucho, una vez a la semana sin demasiada abundancia, sería suficiente.
Los plantones de roble deben tener luz pero no estar expuestos directamente la
luz del sol y protegidos de las heladas los días de frío. Al lado de una
ventana o en un balcón debería ser suficiente.
No nos olvidaremos de vigilar los
plantones para prevenir la aparición de hongos y bichos en la tierra, pero
sobre todo… tener paciencia ya que su desarrollo y crecimiento es lento.
Otra forma de hacer germinar las
bellotas es imitando a la Naturaleza. Procederíamos de la siguiente forma:
- Una vez que tenemos las bellotas y hemos efectuado la prueba de la viabilidad, hemos conseguido el recipiente donde las haremos germinar, con la tierra adecuada, no es aconsejable que sea compost de los supermercados ya que este tiene muchos nutrientes y corremos el riesgo de que cuando trasplantemos el árbol definitivamente a la tierra, este muera por la falta de nutrientes que pueda haber en la tierra.
- Ahora procederemos a enterrar las bellotas, pese a la selección previa de las mismas y efectuada la prueba de viabilidad, es mejor poner 2 o 3 bellotas por recipiente para asegurarnos el éxito, no importa como coloquemos las bellotas, la raíz siempre se orientará hacia abajo, y el brote buscará la luz en la superficie. Las cubriremos con una ligera capa de tierra y hojarasca enterrándolas 2 o 3 cm intentando imitar a la naturaleza.
- Lo ideal es que el recipiente se encuentre en el exterior en una zona que no le dé el sol directamente, ya que el frío favorece la germinación, pero si esto no es posible hay que evitar ponerlo cerca de fuentes de calor.
- Nuestra única preocupación, en estos momentos, es mantener siempre la tierra húmeda, ni seca ni encharcada.
- La raíz principal crece hacia abajo; de ella saldrán el resto de raíces secundarias que formarán la red subterránea encargada de la captura de agua y nutrientes. Hacia arriba, surgirá un pequeño brote con dos minúsculas hojas, que puede tardar hasta cinco o seis meses en salir, así que tranquilidad es un proceso lento.
A partir de Abril regularemos los ciclos de riego y observaremos las necesidades de nuestra planta, si es una encina necesita menos agua que si es un roble, ya no mantendremos siempre nuestro recipiente húmedo, y en verano se regará menos pero siempre vigilantes que no le falte agua al plantón. Al cabo de un año de la plantación, ya tendremos un buen plantón para poder trasplantarlo en el campo.
Buscaremos un lugar adecuado para
nuestra especie, soleado para encinas y menos soleado para robles, el lugar
debe ser aireado, hay que intentar plantarlo lejos de edificios, carreteras,
tendidos eléctricos y guardando una distancia entre ellos no menor de 4 metros,
hay que pensar cómo será nuestro árbol en el futuro.
Todos los árboles del género Quercus producen
bellotas. Absolutamente todos. Pero sólo hay uno que las produce de muy
agradable sabor: el Quercus
ilex, o mucho más conocido por el nombre de Encina.
Fructifica en otoño, terminando de madurar
hacia los meses de octubre/noviembre,
que será cuando se puedan recolectar. A la hora de la recolección deberemos de
efectuar una minuciosa inspección de las mismas, observaremos que no tienen
agujeros, muestra de que es muy posible que este “gusana”, y posiblemente podrida. Así mismo comprobaremos que no
están blandas. El color ha de ser marrón-rojizo.
Una vez hayamos recogido las suficientes, las podremos conservar en una caja de plástico sin tapa, o bien en una
cesta de rafia, ubicada, en cualquier caso, en un lugar fresco
y seco.
Frase
del día:
“❀ Inteligente es quien solo cree la
mitad de lo que oye. Brillante es aquel que sabe qué mitad creer.”
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