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jueves, 26 de septiembre de 2024

Los Enjambres y los Jabardos

Las abejas tienen una memoria sorprendentemente buena. Pueden recordar la ubicación de flores y fuentes de agua a varios kilómetros de distancia y compartir esa información con otras abejas en la colonia mediante la «danza de la abeja».

La primavera ha llegado y, junto con ella, el buen tiempo y las flores. Esta época del año es fundamental para la reproducción y el crecimiento de las colonias de abejas, ya que las plantas empiezan a florecer y hay una mayor cantidad de néctar y polen disponible. En este contexto, los enjambres de abejas se vuelven más comunes.

Las abejas juegan un papel esencial en la polinización de las plantas, incluidas muchas de las que producen los alimentos que consumimos. Sin las abejas, y otros polinizadores, la producción de alimentos se vería gravemente afectada, y la biodiversidad en general sufriría pérdidas importantes.

Cuando el calor comienza a apretar y el vigor de la colmena crece es cuando se sabe que el enjambre comienza a formarse. El campo ofrece mucha comida, las poblaciones de abejas se multiplican rápidamente y el espacio interior  de las colmenas, lleno de alimento, cría y obreras, se vuelve incómodo, caluroso e irritante, por eso tienden a dividirse por un proceso natural que se denomina “enjambrazón”.

Hay pocos espectáculos naturales tan fascinantes como ver salir un enjambre de abejas en un día soleado de primavera. Miles y miles de abejas salen a toda velocidad de la colmena y comienzan a volar en círculos. Cada vez son más y van conformando una nube que se espesa y nubla el cielo. Organizadas a través de complejos sistemas de comunicación, se dirigen a un punto cercano donde se posan formando una piña.

Formar un enjambre de abejas es la forma que tienen las colonias de abejas para multiplicarse. Básicamente, la familia se divide en dos partes. Una de ellas sale al exterior y busca un lugar donde formar una nueva colmena. La otra parte permanece en la ubicación original. Así, de una colmena se producen dos o más.

Un porcentaje de la población el cual no está definido por ningún factor como tamaño o raza, acompañada por su reina vieja, deja su colmena para posarse en la rama de un árbol o algún sitio cercano, como rocas o cuevas, hasta que las abejas exploradoras encuentran un lugar donde proseguir el desarrollo de una nueva colonia. Este es el mecanismo natural por el cual se produce la división de la colonia.

En un día cálido y tranquilo, entre la mitad y dos tercios de la colonia abandona la colmena con la reina vieja. Es lo que se denomina enjambre primario.

Previo al enjambre, las obreras en la colmena empiezan a preparar celdas reales (realeras), donde se desarrollarán varias reinas jóvenes a partir de las mejores larvas de menos de tres días de edad. Las obreras levantan estas realeras de enjambrazón, que son de gran calidad. Lo normal es que produzcan varias reinas jóvenes, incluso decenas y siempre es la reina nueva (recién nacida) la que ocupa el lugar en la colmena original. La nueva reina es fecundada previamente, en los vuelos de fecundación.

Cuando las abejas enjambran sin haber preparado una celda real antes, los zánganos se aparean con las obreras buscando mantener la colmena. Sin embargo, esto es en vano ya que la obrera, al no haber desarrollado el aparato reproductor, no podrá fecundar los huevos. Este fenómeno es detectable cuando el apicultor no detecta cría de obreras, pero si hay demasiadas celdas de cría de zángano. Será cuestión de tiempo para que la población desaparezca por completo.

Cuando ya están a punto de nacer las reinas vírgenes empieza la parte más compleja del proceso de la enjambrazón. Es el momento en que el enjambre se prepara para salir al exterior.

Desde horas o días antes de la salida, abejas exploradoras concentran todos sus esfuerzos en buscar un nuevo lugar para establecer su nueva colmena. A veces es un emplazamiento provisional, como la rama de un árbol. Otras veces van directas a un punto definitivo, como una colmena vacía, o una oquedad en una roca o un árbol.

Antes de la salida del enjambre al exterior un pequeño grupo de abejas dentro de la colmena, aproximadamente 200, son las que precipitan la enjambrazón. Estos individuos son muy veteranos y, posiblemente, muy influyentes dentro del grupo.

El caso es que estas abejas emiten un determinado sonido parecido al pitido de una flauta. Con ese sonido activan la salida del enjambre, que en un momento concreto, se lanza al exterior y alza el vuelo.

El enjambre va compuesto por varios miles de obreras que cargan en sus buches con miel para unos días. Muchas llevan, además, polen en las patas que no han podido descargar en la colmena. Al ir llenas de comida, las abejas tienen dificultad para doblar su abdomen para utilizar sus aguijones. Por ese motivo, los enjambres no suelen ser agresivos ni producir picaduras, además “están de mudanza” y no tienen casa que defender, aún así es recomendable no molestarlas ni hacer movimientos bruscos.

Viajan también con el grupo unas decenas de zánganos y, por supuesto, la reina antigua, que abandona así su colonia para ir a formar otra.

Antes de la partida se ha puesto a la reina a dieta, de este modo deja de poner, pierde peso y el volumen de su abdomen disminuye, lo que le permite abandonar la colmena y volar.

Cuando la reina está también en vuelo, las exploradoras empiezan a llamar al enjambre desde un punto concreto. Será el primer lugar de parada. Para informar de dónde debe concentrarse la familia, las exploradoras abren una glándula que ocultan en su abdomen. Al abrir el abdomen y liberar esta glándula, se emite al aire una sustancia olorosa que las abejas reconocen como el olor de su colmena, (como curiosidad, saber que cada colmena posee un olor único y exclusivo que identifica a la colonia).

Este transmisor químico se esparce por el aire y es rápidamente captado por el enjambre, que en cuestión de minutos, se posa en el punto elegido por las exploradoras, que suele estar a pocos metros de la colmena de partida.

En ocasiones, y sin que los motivos estén claros, la salida falla. Las abejas no se ponen de acuerdo para tomar una dirección concreta y, poco a poco, vuelven a la colmena de la que han salido.

Otras veces coincide la salida simultánea de dos enjambres que se mezclan en el aire y frecuentemente se posan en el mismo lugar, uniéndose en uno solo de gran tamaño. En estos casos, las dos reinas habrán de luchar para decidir cuál se queda con el dominio de esa nueva familia resultante de la fusión.

Una vez que el enjambre se ha posado, se produce el momento más conocido y vistoso: la formación de la piña de abejas. Si es una rama, colgarán de ella como una auténtica piña hecha de miles de insectos. Ese es también el momento perfecto para capturar el enjambre.

Generalmente, aunque no hay una norma fija, el enjambre pasa  varias horas en el primer punto de parada. En ocasiones puede ser más de un día. Durante ese tiempo, las exploradoras buscan un lugar definitivo, que puede estar incluso a kilómetros de la colmena de origen.

En este momento, las exploradoras compiten entre sí para convencer al enjambre de las bondades del lugar que han encontrado. La que aporte mejores argumentos será la que consiga llevar a la colonia al nuevo emplazamiento.

Además se ha logrado determinar que las abejas tienen preferencia por lugares de una determinada capacidad mínima, que estén elevados sobre el suelo, que tengan una entrada pequeña y fácil de defender y que sean estancos. Lo que no está claro es qué orientación prefieren.

Los procedimientos de recuperación del enjambre se realizan mejor en las horas centrales del día, para permitir que todas las abejas entren en la nueva colmena. Además, estas operaciones no siempre tienen éxito, porque las abejas pueden haber elegido ya un nuevo hogar y se verán empujadas de nuevo a abandonar la colmena.

Para evitar una nueva "fuga", es aconsejable colocar en la colmena un panal con cría al descubierto, lo que incitaría a las abejas a detenerse y ocuparse de ella. Otro consejo útil es dejar siempre una colmena vacía abierta cerca del colmenar durante el periodo de enjambrazón. Esto ofrece a un posible enjambre una morada segura e inmediatamente accesible en la que refugiarse.

Mientras el enjambre se aposenta en su nueva casa, en la colmena de origen sigue la vida. Generalmente, con un enjambre primario es suficiente para regular el vigor y recuperar el confort interior.

En la colmena, las nuevas reinas irán naciendo. A veces, una de ellas nace antes y mata a las demás antes de que eclosionen. Otras veces, las obreras no permiten estas muertes hasta que una de ellas está fecundada. Incluso hay ocasiones en que nacen varias y deben luchar hasta que la más fuerte prevalezca y se fecunde.

Cuando esto sucede, la nueva reina inicia la puesta y la colonia recupera el ritmo normal. Sin embargo, hay casos en los que la marcha del primer enjambre no es suficiente y la fiebre de la enjambrazón sigue activa. Entonces, no es raro que la colmena produzca un nuevo enjambre que partirá con una, o varias, de las reinas vírgenes a la cabeza. Estos enjambres menores se denominan jabardos o enjambres secundarios.

Los jabardos, o enjambres secundarios, son un verdadero problema para los apicultores. El control actual de enjambres nos dice que la salida de un enjambre de abejas es un problema, porque debilita mucho las colonias y pone en dudas las cosechas de miel. A veces, un enjambre se lleva más de la mitad de las abejas, con lo que la colmena puede verse muy mermada.

A pesar de esto, un enjambre de gran tamaño colgado de una rama es una alegría y una promesa de una nueva colonia. Sin embargo, un jabardo no lo es. La salida de jabardos es indicativa de que algo no se ha controlado bien en la colmena.

Los jabardos son más frecuentes a medida que avanza la primavera, sobre todo si el campo está fuerte y ofrece mucho alimento. También hay colmenas cuya genética es más propensa a la enjambrazón y, por tanto, a los jabardos. Y, a menudo, son consecuencia de malos controles.

Cabe destacar que, una vez la colmena haya desenjambrado y se haya producido el primer jabardo o enjambre primario, podría haber sucesivos jabardos, que se denominarían enjambres secundarios, terciarios, cuaternarios, etc. Al ser muy pequeños, por lo general, también se les suele llamar “jabardillos”

Ahora bien, veamos por qué se producen los Jabardos:

Lo normal es que, tras salir el enjambre primario, nazca una reina virgen que, rápidamente, se deshaga de sus hermanas de camada destruyendo sus celdas todavía operculadas. También puede suceder que nazcan dos reinas a la vez, lo que desembocará en una lucha entre ellas y la más fuerte se hará con la colonia, eliminando a las que todavía están en las celdas. A partir de ahí, esa reina inicia su proceso normal de fecundación y desarrollará la colonia que ha heredado.

Sin embargo, esto no siempre sucede así. En función de cómo esté el campo y de las condiciones de comodidad dentro de la colmena, las abejas pueden impedir que la reina mate a sus hermanas, que acabarán naciendo.

Hay varias razones para esto, que se pueden dar de forma separada o todas a la vez:

·      Las obreras no confían en la calidad de la primera princesa nacida y evitan que mate a las otras.

·      La colmena sigue muy llena y el calor y la incomodidad no han disminuido con la salida del enjambre primario.

·      El campo ofrece tanto alimento y la colmena está tan llena que las obreras sienten que no se apaga el impulso de enjambrar. Es lo que muchos apicultores llaman “calentón de la colmena”.

Sea por uno de estos motivos, o por todos, las obreras permiten que nazcan otras princesas y no dejan que la primera de ellas mate a sus hermanas. Al contrario, las mantienen custodiadas o “secuestradas” en sus realeras, donde las alimentan, pero sin dejar que salgan.

En esas condiciones, las obreras inducen a la reina nacida a salir con un nuevo enjambre, el llamado jabardo o enjambre secundario.

Este nuevo enjambre será mucho más pequeño que el primero y abandonará la colmena unos diez días después de la salida del primario.

Cuando sale, el jabardo suele volar más lejos que un enjambre primario. Recorre más metros y se posa en un lugar en el que no pasa demasiado tiempo.

Además, son colonias muy inestables, porque dependen de una reina virgen. No es raro que, una vez capturados y colocados en una colmena, vuelvan a escaparse.

La composición de los jabardos es la siguiente:

·      La reina virgen que nació en primer lugar.

·      Una o más reinas vírgenes de las que han estado secuestradas.

·      Algunos miles de obreras (no muchas).

·      Algunas decenas de zánganos.

Mientras el jabardo inicia su vida independiente, en la colonia sigue el curso de la naturaleza. Si las obreras ya se han calmado y se les ha pasado “la fiebre de la enjambrazón”, permitirán que una de las reinas vírgenes que han quedado en la colmena mate a las demás y se fecunde.

En cambio, si consideran que es necesario mantener el proceso en marcha, dejarán que otra de esas reinas lidere un nuevo jabardo, que se denominará enjambre terciario (o cuaternario). 

Esta sucesión de enjambres no es positiva. Debilita a la colmena madre, que tarda mucho en reanudar su ritmo normal, pierde gran cantidad de población y ve completamente alterada su actividad. A veces pasan varias semanas entre la salida de la primera reina y la fecundación de una princesa que asuma la colonia, lo que puede suponer la pérdida de la cosecha por los retrasos que acumulará la familia. Por tanto, es necesario evitar tanto la enjambrazón principal como la marcha de jabardos.

Para impedir que se produzcan jabardos, lo mejor es evitar también que salgan enjambres. Una colmena que no enjambra es una colonia volcada en producir y aumentar sus reservas, justo lo que el apicultor necesita.

Una forma interesante de averiguar de dónde ha salido el enjambre es observar los síntomas de la colmena: las colmenas que están a punto de enjambrar suelen tener muchas obreras ociosas en la piquera y alrededores, incluso apiñadas en forma de “barba”. Si una colmena tiene “barba” y de pronto ya no la tiene, lo más probable es que esa colmena haya enjambrado.

Si al revisar esta colmena, la salida del enjambre será más evidente si falta mucha población en el interior. Entonces toca evitar la salida de jabardos. La forma más sencilla es destruir todas las celdas reales restantes, excepto una. De esa forma, las obreras ya estarán obligadas a aceptar esa nueva reina y apagarán su instinto enjambrador.

Además, será necesario ampliar el espacio de la colmena para evitar que el proceso se repita en unas semanas.

Así, sin posibles princesas alternativas y con espacio para expandirse y trabajar, la colonia se centra de nuevo en la producción y el peligro de los jabardos quedará conjurado.

Si, a pesar de todos los esfuerzos, los jabardos logran salir, el apicultor debe decidir qué hacer con ellos. Hay varias posibilidades:

·    Devolver el jabardo a la colmena: La primera opción interesante es devolver ese pequeño enjambre a la colmena de la que ha salido.

·      Establecerlo como nueva colonia: Se captura el enjambre secundario y se introduce en una colmena.

·      Juntar dos o más jabardos: Al reunir dos jabardos, se logra un enjambre algo más potente y con más posibilidades de superar la temporada.

·     Juntar el jabardo con un núcleo débil: Los jabardos son muy interesantes para reforzar núcleos de poco desarrollo.

·     Juntar el jabardo con una colmena débil o zanganera: La misma lógica se puede utilizar para reemplazar la reina de una colmena débil y reforzarla, o para corregir una colmena que se ha vuelto zanganera. En este caso, se sacuden al aire todas las abejas de la zanganera para que la obrera ponedora quede fuera. Después, se introduce el jabardo y se deja que las abejas de la colmena zanganera se unan a las del enjambre secundario que se le ha sumado.

Tener una colmena en nuestro huerto es una práctica muy beneficiosa, tanto para el huerto como para las abejas.

Con ella conseguiremos:

·      Polinización eficiente: Las abejas son excelentes polinizadoras. Tener una colmena cerca de nuestro huerto incrementa la polinización de las plantas, lo que resulta en una mayor cantidad y calidad de frutos y vegetales.

·    Aumento en la biodiversidad: Al mejorar la polinización, se favorece la diversidad de las plantas en el huerto, lo que puede mejorar la salud del ecosistema local.

·      Producción de miel: Además de los beneficios para el huerto, también se puede obtener miel, cera de abejas y otros productos derivados, como propóleos.

Si consideras colocar una colmena en tu huerto, es importante tener en cuenta la ubicación para que las abejas tengan fácil acceso a flores, agua y sombra.

Por lo tanto…, Si ves un enjambre, no trates de eliminarlo por tu cuenta usando productos químicos como pesticidas y venenos. Esto no sólo es perjudicial para las abejas, sino que también puede dañar otras formas de vida para nuestro huerto.

En estos meses tan calurosos es muy importante asegurar una correcta ventilación de la colmena (abriendo todo lo posible la piquera), ya que un exceso de temperatura puede derretir los panales, con la consiguiente muerte de la colonia.

Un signo de falta de ventilación es observar a las abejas “hacer la barba” o “morrera” en la parte frontal de la colmena. Cuando las condiciones internas son demasiado calientes o incómodas, tienen este comportamiento, que implica agruparse en el exterior de la colmena, esto ayuda a regular la temperatura y suele ocurrir durante los meses más cálidos o cuando hay falta de espacio. Proporcionar más espacio puede aliviar este problema.

Además, la barba también podría ser señal de enjambrazón, ya que puede ocurrir cuando la colmena se llena y hay una falta de espacio, lo que lleva a las abejas a agruparse fuera de la colmena.

La importancia del agua para las abejas

Hay dos cosas para las que las abejas necesitan el agua. La primera de ellas, por supuesto, es la alimentación, dado que el alimento que las abejas nodrizas proporcionan a las crías, el llamado “pan de abeja”, compuesto por miel y polen, lleva también un elevado porcentaje de agua. La segunda, es para refrescar la colmena.

Durante los meses de verano las abejas necesitan agua para refrescar la colmena, dado que la temperatura en su interior debe permanecer en el entorno de los treinta y cinco grados, para que los panales de cera no se deterioren.

Para conseguir que a pesar del calor que pueda hacer en el exterior de la colmena la temperatura en su interior se mantenga en esos límites, durante la época estival las abejas pecoreadoras cogen agua en charcas, acequias, charcos  etc., y la acarrean a la colmena, donde la almacenan en el interior de celdillas vacías.

Otras abejas se sitúan en la entrada de la colmena y, mirando hacia su interior, se ponen a batir las alas, como si de un ventilador se tratase. De este modo, consiguen que el aire circule desde el interior de la colmena y, al evaporarse el agua almacenada, se produce un descenso de la temperatura.

En el supuesto de que facilitemos la consecución de agua a las abejas poniéndoles recipientes con agua, estos recipientes no deben estar enfrente de las salidas de las colmenas pues en esa zona las abejas dejan caer las heces y los individuos que mueren. Se calcula que cada colmena necesita entre dos y cuatro litros de agua por día.

¿Cuánto vive una reina y una obrera?

En el caso de las obreras depende. En la época activa, primavera-verano, una abeja obrera tiene un desgaste importante, por lo cual vive aproximadamente 40-45 días. Sin embargo, si esta obrera nace en otoño y vive todo el invierno, tiene un ciclo de vida de por lo menos 120 días.

Una reina en su etapa más productiva dura entre un año y año y medio. Aunque puede vivir de tres a cinco años.

Y…, Una curiosidad más: ¿Por qué bailan las abejas?

Lo hacen para comunicar a sus compañeras información sobre la distancia, la dirección y la magnitud en la que se encuentran los alimentos o las flores, el polen, el néctar y las fuentes de agua.

¿Pero, cómo lo hacen? Las abejas de exploración van en busca de alimento, una vez que encuentra el lugar más cercano, regresan a la colmena para comunicarse con sus compañeras a través de un llamado “baile de meneo” debido a las vibraciones que se generan mientras se realiza.

En este punto, cada movimiento adquiere un significado preciso. Las abejas se reúnen alrededor de la abeja exploradora: si la fuente de alimento está cerca, como a 50 metros de su colmena, la abeja realiza un baile circular, si la distancia es mayor, el baile adquiere la apariencia de un "ocho”.

Danza en círculo,

Floración muy cercana.

Danza Octana,

Floración distante.

Y nuevamente, si se mueve desde el círculo hacia arriba, significa que el lugar está en la dirección del sol, si por el contrario corta hacia abajo, las otras abejas entienden que es necesario ir en la dirección opuesta.

Si la abeja corta el círculo formando un ángulo, las demás entienden que deben volar hacia la derecha o hacia la izquierda con respecto al sol, dependiendo del ángulo que forme con respecto a una línea vertical imaginaria.

El número de repeticiones del baile parece estar relacionado con lo rentable que es la fuente de alimento, así como con la velocidad con la que se vuelve a repetir la "figura de ocho"

Frase del día:

El pasado no tiene poder sobre el momento presente.”

lunes, 5 de septiembre de 2022

La frondosidad de la parra virgen

Los meses en que la recolecta de cosecha era cuantiosa están llegando a su fin, con la llegada del otoño, el final del ciclo de los cultivos de verano llega a su fin. Pero… tenemos que tener en cuenta que, por ser una época en la que el huerto ha entrado en decadencia, podemos dejar de lado las labores y cuidados del mismo.

Es el momento idóneo de proceder con el levantado de los cultivos de verano, cuya producción es escasa o nula en estos momentos, y preparar el terreno para los nuevos cultivos de invierno.

Podremos seguir recolectando tomates (como los de las imágenes superiores, más de un kilo de tomate y 600 gr. respectivamente), pimientos, puerros, cebollas, acelgas, berenjenas, etc. aunque cada vez en menor cantidad.

No debemos de olvidarnos de uno de los productos estrella de los cultivos de invierno: Las habas.

Terreno preparado para Habas.

Aportando abono.

Así mismo prepararemos el terreno para el trasplante de berzas, coliflores y cebollas.

En esta entrada trataremos, muy someramente, sobre el cultivo de la cebolla.

Existen dos factores importantes para garantizar el éxito del cultivo de cebolla: las variedades de la planta y las fechas de plantación.

Plantación de Habas, 2022

Ahora bien, no todas las variedades de plantas de cebolla son adecuadas para todas las épocas del año, ni todos los suelos son aptos para su cultivo.

La cebolla es una planta que tolera diferentes climas, crece muy bien en un rango de temperatura ambiente entres los 13 °C a 28 °C.

La época de siembra para plantar cebolla, en España, va a depender de las particularidades del ciclo de cultivo de cada tipo de cebolla y de las condiciones climáticas de cada lugar. Las que se conocen como cebollas tempranas se suelen plantar a finales del verano o principios del otoño, normalmente entre agosto y octubre (en el hemisferio Norte).

Mientras que las llamadas cebollas tardías se plantan en invierno o principios de la primavera, normalmente entre diciembre y marzo. En caso de plantar las cebollas a partir de bulbillos, en general, la época idónea suele ser el otoño y el invierno, entre septiembre y febrero.

A pesar de que la siembra de cebolla no necesita de cuidados rigurosos dado que requiere muy poco espacio y tiene un corto período de crecimiento, hay pasos que debemos seguir en las primeras fases para conseguir una buena cosecha:

  • La planta de cebolla necesita mucho sol, principalmente en la época en la que se forman los bulbos.
  • No necesita un aporte hídrico importante, sobre todo cuando ya se ha formado el bulbo pues tenderá a podrirse.
  • No les gusta los encharcamientos, el suelo debe de ser esponjoso y permeable.
  • El abonado debe de contener cantidades generosas de potasio y fosforo, generalmente el abonado se hace antes de la siembra, y controlaremos el exceso de nitrógeno.
  • Por norma general, el período de crecimiento oscila sobre unos 5 meses. Importante que cuando se aproxima esa etapa, se les pisa el cuello para que todos los nutrientes vayan al bulbo, en unos días procederemos a su arrancado y posterior seca, exponiéndolas al sol en el mismo terreno donde se han cultivado, durante unos día.

La cebolla es un alimento muy beneficioso para la salud, ya que contienen una cantidad considerable de nutrientes, siendo uno de los alimentos más usados en los hogares de todo el mundo.

El estado del huerto a finales de agosto luce espectacular y de ello da fe la exuberancia y frondosidad de la parra virgen y la pérgola de bachocones, han sido capaces de crear un espacio fresco y lleno de color en el huerto.

Es uno de los símbolos por excelencia del verano y otoño, por el color de  su follaje verde (en primavera-verano) y rojo (durante el otoño).

Surgen a principios de la primavera y sus hojas adquieren un color verde intenso y brillante, muy fresco y luminoso. A medida que va transcurriendo el verano el verde se oscurece y al adivinarse el otoño las hojas van cambiando su color al rojo. Una vez entrada la estación, la parra virgen se habrá puesto de un rojo intenso espectacular, y se mantendrá así hasta el invierno, momento en el que perderá sus hojas.

De cuidados sencillos, el cultivo de la parra virgen nos exigirá pocas atenciones, en comparación con la belleza que nos regalará mientras se mantiene su característico color verde intenso y posteriormente cuando comienza a tomar los tintes naranjas, rojos y burdeos propios de la estación invernal.

Únicamente deberemos de prestar especial atención en el momento de su plantación, eligiendo un lugar en el que esté protegida del sol y junto a una pared, celosía o pérgola por la que pueda trepar, el terreno deberá de tener un buen drenaje y ser rico en nutrientes. Es posible cultivarla también al sol, pero es cierto que privándola de él lograremos una mayor intensidad en la coloración de sus hojas.

Para su plantación cavaremos un hoyo profundo en el suelo, orientado el norte o al este, de unos 50 cm de diámetro y otros 50 cm de profundidad, las raíces de la parra necesitan bastante espacio y estar profundas en el terreno.

Posteriormente añadiremos una buena capa de materia orgánica para enriquecer el terreno.

Seguidamente colocaremos la planta enterrando las raíces y regando después abundantemente.

Para su mantenimiento, y con respecto al riego, la parra virgen prefiere suelos húmedos, pero no encharcados, el riego debe de ser regular, vigilaremos la tierra y regaremos cuando esta esté ligeramente seca, así la mantendremos ligera y aireada.

Por otro lado, una vez haya enraizado y como buena trepadora que es, deberemos de tener ciertas precauciones en su crecimiento. Aunque no precisa poda, sí es importante mantenerla a raya si queremos que no crezca de manera descontrolada tapando ventanas, canalones o puertas, y convirtiendo su presencia en algo incómodo. Una vez ha arraigado, es interesante podarla de manera selectiva respetando las ramas leñosas viejas y recortando las jóvenes.


Es de vital importancia que al realizar esta labor no despeguemos aquellas ramas que no queremos cortar, ya que una vez se haya separado de la pared a la que están ancladas, tienen serias dificultades para volver a hacerlo.

Al comienzo del verano observaremos que nuestra parra virgen se llena de unos frutos pequeños y de color negro azulado que penden de unas ramas rojas.

Estas bayas atraerán a los pájaros, ya que para ellos son un verdadero manjar. Sin embargo, debemos saber que no son comestibles para los humanos. Estas poseen una alta concentración de ácido oxálico lo que les confiere un sabor muy desagradable que nos protege de cualquier tentación de ingesta.

Al ser una planta resistente no suele sucumbir al ataque de los insectos. En determinadas ocasiones puede verse atacada por la araña roja o por la cochinilla.

Destrozos en los exteriores de la Villa, los jabalíes este año, al igual que el anterior, han vuelto a hacer destrozos en la higuera, rompiendo y destrozando las ramas inferiores, por lo que en años venideros el acceso a los higos se dificulta un poco más.

Destrozos en la Higuera.

Mr. Potato

Y que os parece Mr. Potato? Curiosa berenjena recolectada esta temporada.

Mención especial para la colmena, durante todo el verano las pobres obreras han estado “tomando el fresco”, a partir de las 21:00 horas en la piquera de la colmena, debido a la falta de espacio en la misma, al ser una caja para enjambres y no haberla cambiado a una caja más amplia una vez entró el enjambre.

Tengo preparada una caja más amplia, de 10 cuadros, en la cual incorporaré los cinco cuadros existentes en la colmena pequeña y otros cinco más que mi hermana, “la Mary”, me ha preparado con cera estampada perfección.

Esta cera estampada de abeja es una lámina de cera en la cual, por medio de una estampadora de cera, quedan impresos los hexágonos a partir de los cuales, las abejas construirán las celdas que utilizarán para cría o para depósito de miel y polen.

La cera de abeja es uno de los elementos más importantes de la colmena para la producción de la miel, ya que una lámina de cera de buena calidad, facilita el trabajo a las abejas con el consiguiente beneficio en tiempo aprovechado y rendimiento en la miel.

En próximos días quedará solucionado este tema, aunque, posiblemente, un poco tarde. Estoy a la espera de la consecución de un ahumador, utilizado en la apicultura para lograr el control sobre las abejas, que ante la presencia del humo se retiran como reacción a un instinto natural de supervivencia, basado en una simulación de un incendio, las abejas no sufren ningún daño.

Con la utilización del ahumador, el humo le crea una oportunidad perfecta al apicultor para que abra la colmena y trabaje, mientras se bloquea la reacción protectora de la colonia de abejas. Además, el humo inicia una reacción en las abejas, y estas llenan su abdomen de alimento (anticipándose al “posible” abandono de la colmena ante la amenaza de un posible incendio.) Cuando una abeja consume "miel", su abdomen se llena y es difícil que se agache para picar.

Frase del día:

No se trata de ser el primero sino el único. ”

martes, 14 de junio de 2022

Marcos de plantación

Hemos visto que en distintas crisis históricas las ciudades han desarrollado amplios programas de agricultura urbana para poder asegurar el abastecimiento de sus habitantes. Si bien el sentido de los huertos urbanos ha ido variando a lo largo de la historia, y sus usuarios, organización y funciones son distintas en cada momento, siempre se han mostrado como un elemento fundamental en estrategias de resiliencia urbana.

Un huerto urbano es un espacio que dedicamos al cultivo de alimentos por nuestra cuenta y de forma natural, es decir, sin llevar a cabo prácticas como las de la industria convencional, como puede ser el empleo de sustancias químicas o de fertilizantes.

La idea es regresar a las prácticas del cultivo natural (ahora también llamado cultivo ecológico) y producir alimentos más sanos.

Sin embargo, lo que ganamos al construir un huerto urbano en casa no es solo eso. El efecto positivo que generamos es mucho más amplio. Veamos algunas de sus ventajas:

·      Estimula el autoconsumo: Los huertos urbanos no solo son una tendencia. Cuando se asumen como un proyecto a largo plazo, pueden convertirse en una vía para el autoconsumo de alimentos. Además de la satisfacción personal que esto genera, contribuimos a disminuir la oferta de alimentos que se producen bajo la lógica del consumo masivo.

·     Mejora nuestra relación con los entornos: Gracias a un huerto urbano, conocemos de cerca los ciclos naturales de la tierra y las condiciones propias de nuestro entorno. Al hacerlo, fomenta en nosotros el respeto hacia el medioambiente y la necesidad de conservar los recursos que usamos día a día.

·    Promueve prácticas sostenibles: Al ser nosotros mismos los encargados de gestionar y mantener el huerto, podemos multiplicar las prácticas sostenibles que algunas empresas u organizaciones ya ponen en marcha para conservar el medioambiente y el equilibrio planetario.

Podríamos marcar varias etapas de la evolución del significado de los huertos urbanos. En sus comienzos, en la ciudad industrial del XIX y principios del XX, eran prácticas necesarias para la subsistencia, en un contexto de desposesión que dejó a amplias capas sociales desprovistas de medios de sustento. Los huertos se utilizaron también como instrumentos de control social y de modificación de los hábitos y estilos de vida, y se regularon fuertemente para evitar que pudieran proporcionar una excesiva autonomía a sus beneficiarios.

Ajos a punto de su recolección.

Recolección de los ajos.

A partir de los años 70 los proyectos de agricultura urbana se relacionan con la autogestión, el desarrollo local, la mejora de entornos degradados, la integración social, el fortalecimiento comunitario y la educación ambiental.

Después de un largo periodo en el que los huertos se han entendido básicamente como elementos de ocio o asistenciales, en la actualidad cobra fuerza el objetivo de hacer más sostenibles las ciudades, y de lograr la inserción de la naturaleza en ellas mediante corredores ecológicos y otro tipo de espacios verdes que influyan positivamente en el metabolismo urbano y que aumenten la biodiversidad.

 

 

Parra de Uva Blanca.

Plataneras y Níspero.

Pero, como por norma general, los huertos urbanos son de dimensiones reducidas, deberemos de optimizar en todo momento el terreno del que disponemos y, para tal efecto, disponemos de los llamados marcos de plantación.

El marco de plantación es la distancia recomendada entre plantas y líneas de cultivos. Por ejemplo, el de una acelga es 30 x 40 cm. Los 30 cm son la separación entre una planta y otra. Los 40 cm es la separación entre hileras o filas de cultivos.

Teniendo esto en cuenta, existen diferentes formas de disposición de las plantas. Estas son las más populares:

·     Cuadrado: también denominado marco real”. La distancia entre plantas y filas es siempre la misma de manera que cada una de ellas se sitúa en el vértice de un cuadrado.

·      Tresbolillo: cada planta se sitúa en el vértice de un triángulo equilátero, guardando siempre la misma distancia entre plantas que entre filas.

·      Cinco de oros: es un marco real o rectangular pero con una planta en el centro de cada cuadrado o rectángulo. Debe su nombre a que asemeja a la disposición del cinco de oros en la baraja española.

El marco de plantación en los cultivos es importante, con una separación idónea de las plantas obtendremos cultivos más productivos y con menos riegos de plagas y enfermedades.

Así mismo el marco de plantación también es importante para conseguir una ventilación y aireación óptima para los cultivos hortícolas. Favorecerá el cuajado de los frutos y las hojas de las plantas recibirán toda la luz que necesitan para su desarrollo.

Veamos ahora algunos marcos de plantación, así como el período recomendado para su recolección, de algunas verduras y hortalizas:

·     Acelga: Como he dicho anteriormente, el marco de plantación es de 30x40 cm. La recolección se produce a los 50-60 días. Podemos recoger hojas sueltas o  la planta entera.

·      Alcachofa: La alcachofa es una planta ideal para sembrar en invierno y primavera. Su sabor es intenso y suave. Necesita un suelo profundo y rico en materia orgánica. El riego debe ser espaciado, pero abundante. La plantación debe realizarse a 80 x 100 cm. Permite la recolección de 4 o 5 cosechas. Se recomienda recolectar a los 5 meses antes de que la alcachofa se abra.

·      Berenjenas: La época ideal para plantar las berenjenas es el verano, pero podemos también plantarlas en primavera, con la llegada del buen tiempo. El suelo para su cultivo debe estar suelto, pero bien abonado y que retenga la humedad. El riego debe ser moderado. La plantación se realiza a 60 x 100 cm. Si queremos limitar la producción de sus frutos, se recomienda podar la planta. La recolección se realiza a los 3 meses. Se suelen producir entre 10 y 30 berenjenas por planta.

·      Cebollas: La cebolla se puede cultivar durante todo el año. El suelo debe de ser ligero, aireado y con poca materia orgánica. El riego debe ser regular al principio, espaciándose poco a poco. La plantación se realiza a 30 x 15 cm. Y se recolecta a los 3-4 meses. Es aconsejable dejarlas secar, en el propio terreno donde han estado, cuando procedamos a su arrancado.

·      Coliflor: La coliflor es una verdura que se puede cultivar durante todo el año. El suelo debe de ser arcilloso, aireado y con materia orgánica. El riego debe ser espaciado, pero abundante. La plantación se realiza a 60 x 70 cm. Se pueden atar las hojas para proteger la piña del sol. Se recolecta a los 3-4 meses.

·      Fresón: Es un cultivo ideal para cualquier estación del año. El suelo debe de estar bien abonado, blando, pero no demasiado calizo. El riego debe de ser espaciado. Sin embargo, cuando empieza a florecer el fruto, deberemos de regarlo con más asiduidad. La plantación se realiza a 30 x 40 cm. Se recomienda acolchar con paja para evitar pudriciones. Se recolecta desde finales de primavera hasta el otoño.

Mi Huerto el pasado día 8 de Junio.

·      Judías: Si las temperaturas acompañan, se pueden empezar a plantar en el mes de marzo. No les gusta ni el exceso de frío ni de calor. El suelo debe ser rico en fósforo y potasio. Podemos sembrarlas directamente  2 o 3 semillas con un marco de plantación de 40 x 100 cm. El riego debe conservar la humedad, pero sin encharcar. Las judías germinarán entre 8-10 días, dependiendo de la variedad. Se recolectan cada 8-10 días.

·      Lechugas: La lechuga se puede cultivar durante todo el año. El suelo debe ser suelto y fértil. El riego debe ser frecuente, sin mojar la parte central. La plantación se realiza a 30 x 40 cm, aunque varía en función de la variedad. La recolección se realiza a los 30-40 días, atando previamente las variedades romanas.

·      Pimiento: Existen muchas variedades de pimiento: verde, rojo, amarillo, guindilla… El pimiento se suele cultivar en verano. Pero podemos cultivarlo en primavera, en función del tiempo. El suelo debe ser ligero y rico en materia orgánica. Se debe regar con regularidad, pero sin encharcar la mata. La plantación se realiza 40 x 50 cm. Se recoge a los 2-3 meses, aunque de forma escalonada.

·   Pepino: El pepino se siembra a partir de primavera y cuando las temperaturas son superiores a 15ºC. Necesitan un suelo rico en nutrientes y abonado cada 2 semanas. En cada hoyo, introducimos un par de semillas. Cuando germinen (8-10 días), seleccionamos la plántula más fuerte. El marco de plantación es de 50 x 80 cm. La tierra debe estar húmeda, pero sin encharcar. Los frutos se recogen a las 10 semanas, cuando midan aproximadamente entre 10-20 cm.

·      Puerros: Los puerros se cultivan todo el año. El suelo debe de estar bien abonado y algo húmedo en verano. El riego ha de ser moderado, pero frecuente. El marco de plantación es de 15 x 30 cm. Y se recolecta a partir de los 4 meses, de forma escalonada.

·   Tomates: La época por excelencia para el cultivo del tomate es el verano. Pero también lo podemos plantar en primavera si el tiempo es bueno. El suelo debe estar bien nutrido, esponjoso y aireado. El riego del tomate debe ser frecuente, pero sin encharcar. La plantación del tomate se realiza a 40-50 x 60-70 cm. Conviene enterrar la parte del tallo. Los de mata alta requieren tutor y poda. En cambio, los de mata pequeña, como los cherry y los tomate pera no. La recolección se realiza a los 2-3 meses.

·      Zanahorias: Las zanahorias necesitan un suelo rico en potasio, sobre todo en la fase de crecimiento. Se siembra en semillas, con un marco de plantación de 1 x 4 cm. Germinan entre 5-25 días. Necesitan un riego suave, que mantenga la humedad. Se recolectan en 3-4 meses.

Pero como he dicho infinidad de veces, para que la producción de nuestro huerto sea efectiva, hacen falta unos polinizadores y que mejor que para ello, disponer de una colmena cerca de nuestro huerto?

Tabla, sombrilla, para mitigar el calor veraniego de la colmena.

Las plantas compiten entre sí, todas quieren ser polinizadas, ya que sólo entonces podrán reproducirse. Los sentidos de las abejas están adaptados a las señales que emiten las flores, por un lado su color y por otro su olor. Las abejas pueden ver los colores, y prefieren volar sobre las amarillas y azules ya que no ven el color rojo. Por ejemplo, sólo ven la amapola como una mancha oscura.

Sin embargo, las abejas pueden ver la luz ultravioleta, y las plantas con flores “saben” esto, por ello tienen pigmentos que reflejan la luz ultravioleta. Las abejas saben donde están las fuentes de néctar y por tanto cuáles son los lugares óptimos para aterrizar.

Es increíble que las abejas sólo pueden ver los colores a una velocidad de vuelo máxima de 5 km / h, a mayor velocidad ven su entorno en blanco y negro.

Las abejas huelen con sus antenas. Gracias a la movilidad de sus antenas, también pueden oler espacialmente, lo que les permite saber la dirección de la que provienen los olores y dirigirse directamente a la planta en flor, polinizarla y recoger el néctar.

Las abejas chupan el néctar, la base para la miel, con su trompa y lo almacenan en su “estómago de miel”. El polen, que contiene una gran cantidad de proteínas y se utiliza sobre todo para criar a la prole, es recogido por las abejas casi al vuelo. Se adhiere a los pelos de las abejas, y cuando éstas visitan la próxima planta de la misma especie lo transfieren en cantidades adecuadas a su estigma.

Las abejas visitan alrededor de 100 flores por vuelo de pecoreo, con una velocidad de hasta 30 kilómetros por hora. Con diez vuelos al día, visitan unas 1.000 flores, sin embargo son capaces de realizar hasta 40 vuelos diarios lo que aumenta la cifra considerablemente. Por lo tanto, si de las colmenas salen diariamente unas 20.000 abejas varias veces al día, unos 20 millones de flores se polinizan diariamente. Si quieres conocer algo más sobre las abejas, pulsa en este enlace.

Cuando la abeja encuentra una importante fuente de alimentos, comparte esta información con sus compañeras efectuando diversas danzas (circular y de meneo), que son el primer paso para un reclutamiento efectivo.

Frase del día:

La tristeza es un lujo que solo pueden permitirse los jóvenes. ”