sábado, 18 de marzo de 2017

Preparando el bancal

     Como estamos a pocos días del comienzo de la primavera, con ello dan comienzo las labores en el huerto de primavera-verano.

     En el día de ayer procedí al arado de la tierra, por segunda vez, aprovechando las lluvias caídas el pasado domingo, unos 27 litros/m2, aproximadamente. Únicamente restará construir los "caballones" y a primeros de Abril proceder con la plantación de las hortalizas que vayamos a cultivar esta temporada.

    

     Cuando se dispone de un espacio de terreno puedes utilizarlo para crear tu propio huerto. Veamos muy someramente las principales labores a realizar en el inicio:
 
• Para empezar deberemos cavar la tierra en toda la superficie que  ocupará el huerto, lo más profundo posible, retirando las malas hierbas y las piedras que puedas encontrar, para dotar de nutrientes a la tierra puedes añadir compost que esparciremos en la tierra. En este primer momento puede ser útil un pequeño motocultor.
 
• Delimitaremos rectángulos de 120 cm de ancho y cuatro o seis metros de largo, dejando entre ellos pasillos de 50 a 70 cm. El objetivo es no pisar nunca la superficie cultivada y poder alcanzar con la mano cualquier parte del bancal desde uno u otro lado del pasillo.
 
• Echaremos la tierra acumulada en los espacios destinados a pasillos al interior de los bancales. Daremos una forma regular a los bancales y alisaremos la parte superior con el rastrillo.
 
• Esparciremos dos o tres dedos de altura de compost sobre cada uno de los bancales e instalaremos tres hileras de tubo para riego por goteo, que ya vienen con agujeros cada 33 cm, una en el centro y las otras dos a los lados.
 
• Una vez realizadas todas estas labores ya podemos trasplantar, procurando que las raíces queden próximas a los agujeros del riego por goteo. Con todo el bancal bien plantado, puedes recubrirlo con acolchado de paja, hojas u otro material vegetal que mantenga la humedad del suelo pero que lo deje respirar.



Melocotonero en flor.

Margaritas.

Rosales.

Almendros.

Higuera.

Romero.

Habas.

Recolecta de habas, puerros y ajos tiernos.

Frase del día:
" Cuanto más grande es la dificultas, más gloria hay en superarla." Epícuro de Samos (341 a.c. - 270 a.c.) Filósofo griego.
 

domingo, 12 de marzo de 2017

El enjambrazon de las abejas

     Ha llegado la primavera. Y no lo sabemos por el anuncio de “El corte inglés”, sino porque ya están aquí el buen tiempo y las flores, consecuentemente estamos en época de enjambres.
     Como preámbulo, quisiera hacer un pequeño referente al enjambrazón y explicar a qué se debe. Con la llegada del buen tiempo, la abeja reina aumenta su puesta preparando su batallón para recolectar néctar, llegando a estar en algunos casos todos los cuadros con cría. Existen diversas teorías sobre el mecanismo que hace que una colonia de abejas “enjambre”; falta de espacio, escasez de feromona real (“olor a reina”) en la colmena por envejecimiento de la abeja reina,… pero el resultado es siempre el mismo: una parte de las abejas de la colonia, acompañada por su reina vieja, abandona la colmena para buscar un nuevo alojamiento.
 

     Ipso facto, las obreras comienzan a preparar celdas reales para una migración, generalmente a los bordes de los cuadros de cría en la parte inferior. Éste es un indicador del fenómeno, así como también la “barba” en la piquera.
 
     Las abejas “desenjambran” por ser su forma natural de reproducirse, antes de salir el enjambre criaran nuevas reinas para mantener su especie, este fenómeno se llama “enjambrazón” y es algo no deseado por los apicultores, pues significa la pérdida de abejas en la colmena y el consiguiente debilitamiento de la misma.
 
     Durante la enjambrazón, las abejas permanecen totalmente pacíficas, no pican, pierden todo su carácter agresivo. Es el tiempo en que el apicultor puede tomar el racimo sacudiendo la rama; las abejas caen como frutos sobre el recipiente donde queremos recogerlas.
 
     Antes de la enjambrazón, las obreras que van a partir agitan sus alas (cosa anormal dentro de la colmena, puesto que no aletean en condiciones normales, salvo las ventiladoras) y elevan muchísimo la temperatura a tal punto que a veces la miel se derrite. “La reina, que nunca se aparta de los panales del centro, recorre jadeante y desatenta la superficie de la multitud vehemente”. Durante la enjambrazón, de 60 a 70 mil abejas de las 80 o 90 mil dejan la colmena, en pleno apogeo de la abundancia. Si la colmena es pobre, ha sido saqueada o ha producido poco, no la dejan y no hay enjambrazón ni princesas.
 
     La enjambrazón no es una emigración ciega, sino un sacrificio que parece razonado de la generación presente a la generación futura. Basta que el apicultor agrande el panal y destruya a las princesas todavía inertes para que la agitación se calme y la reina renuncie a su idea de marcharse. Cuando la enjambrazón es abortada, la reina reanuda su tarea materna que consiste en poner, siguiendo un espiral, de celda en celda, sin omitir ni detenerse dos o tres mil huevos cada día.
 
     Los enjambres suelen provenir, normalmente, de un colmenar cercano, ya no existen colonias de abejas melíferas silvestres (viviendo en huecos de árboles o de acantilados).
 
       Como preparación de su viaje y en previsión de sus futuras necesidades, las abejas que componen el enjambre previamente se habrán llenado el buche de miel, lo cual les proveerá no solo de alimento para su nueva casa, sino de material de construcción, ya que es esa miel la que les permitirá generar la cera necesaria para construir los nuevos panales. Conviene recordar que en términos generales, podría decirse que para generar un kilogramo de cera, las abejas necesitan consumir diez kilogramos de miel.

 
     La salida del enjambre de abejas de una colmena se producirá de forma tumultuosa y acompañada de un fuerte ruido, producido por el aleteo de los miles de abejas que lo componen. Inicialmente el enjambre se posa en una rama arbusto o saliente próximo a la colmena, adoptando el clásico y llamativo racimo de abejas. Una vez posado, del enjambre comenzarán a partir en todas direcciones abejas exploradoras, en busca de nuevos alojamientos donde fundar una nueva colonia. De retorno a la colmena, estas abejas exploradoras comunicarán a las demás abejas del enjambre la ubicación del alojamiento que han encontrado. El lugar elegido finalmente por el enjambre para instalarse de forma definitiva, lo será por una especie de “votación popular”, donde el mayor número de visitas es el factor decisivo para elegir uno u otro de entre los alojamientos propuestos por las exploradoras.
 
     La forma en la que las abejas exploradoras informan al resto de las abejas que componen el enjambre sobre la ubicación del alojamiento que han encontrado, es la misma que la utilizada para informar sobre la ubicación de una fuente de néctar: el llamado “baile del ocho”.
 
     La danza es el sistema de comunicación animal que tienen las abejas obreras para trasmitirle a sus pares, la dirección y distancia de la fuente de polen (flores), regresan a su colmena y proceden a informar al resto de las abejas de la colonia. Para transmitir dicha información las abejas recurren a una serie de desplazamientos y movimientos, que sus compañeras observan e interpretan.


      En la actualidad, los enjambres de abejas, son atraidos por el ambiente urbano o semi-urbano, para hacer sus nuevos nidos, y esto es un hecho constatado y pienso que lo es por los siguientes motivos:
  • Cuando salen encuentran el campo lleno de monocultivos, estos tratados con potentes venenos para ellas y los escasos bosques son cortados regularmente para madera.
  • En parques y jardines hay más variedad floral y grandes árboles que en determinadas zonas rurales con posibilidades de huecos en su interior, además se utilizan menos pesticidas y herbicidas. 
  • Encuentran lugares amplios y resguardados en aleros, tejados, ranuras de dilatación, ventanas etc.  donde hacer su nido.
     Entre las posibles causas del fenómeno de la “enjambración” podemos señalar, entre otras:
– La población ha crecido de forma elevada y la colmena es demasiado pequeña.
– No hay lugar suficiente para almacenar la miel.
La temperatura es demasiado elevada. A mayor temperatura, mayor será la cantidad de espacio necesario para que las abejas mantengan una temperatura corporal óptima.
– La colmena no tiene una ventilación apropiada y un adecuado drenaje del aire. Si las abejas no pueden ventilar la colmena adecuadamente la temperatura sube y las abejas tenderán a salir fuera para mejorar la disipación de calor.
– Problemas con la reina. Las viejas reinas pueden tener problemas para seguir el ritmo de producción necesario para el desarrollo normal de la colonia.
 
     En consecuencia, entre los cuidados que debe tomar el apicultor, para evitar la enjambrazón, podemos destacar:

– Siempre hay que facilitar a las abejas el espacio suficiente. Las abejas necesitan espacio para la cría, almacenar miel, polen y producir cera. En la duda se debe añadir más espacio.
– Las abejas deberán tener gran cantidad de calor y luz cuando se encuentren en el proceso de la construcción primaveral. Después del flujo de miel podría ser necesario dotarlas de sombra si el clima es muy caliente.
– Proporcionar a las colmenas ventilación durante las épocas de calor. Mantener la piquera completamente abierta y escalonar las alzas para permitir la circulación de aire.
– Mantener una buena circulación del aire en el interior de la colmena durante todo el año. Colocar el colmenar ó apiario en una zona donde circule el aire y mantener los alrededores de la colmena libres de maleza.

      Pero veamos ahora algunas curiosidades.

     ¿Por qué las celdillas de las colmenas tienen forma de hexágono?

     Si las celdas de los panales fuesen cuadradas optimizarían el espacio pero los insectos necesitan un cubículo  adecuado a la anatomía que tendrán tras su metamorfosis. Si las celdas fueran cilíndricas serían ideales para la crianza pero se perdería mucho espacio y se emplearía más cera de la necesaria… por tanto, las abejas siempre construyen sus celdas en hexágonos perfectos, maximizando la superficie útil.
 
     Las celdas se construyen con cera segregada por las glándulas cereras de las abejas obreras. La cera es la mejor sustancia creada por un animal para almacenar líquidos, no serviría la celulosa o el barro que usan las avispas.
 
     Las celdas de las abejas obreras europeas y americanas tienen un ancho de 5,4 milímetros, sin embargo las abejas asiáticas construyen sus celdas en 4,9 milímetros. Las abejas obreras siempre tienen el mismo tamaño, desde el primer día de salida de la celda hasta que mueren. Las abejas europeas eran de igual tamaño a las asiáticas hasta en el en siglo XVIII el hombre las transformó a mayor tamaño para que acarrearan más polen y néctar. En siglo XX se demostró que esa manipulación fue un tremendo error, pues a mayor tamaño mayor resistencia en vuelo, menor velocidad y mayor consumo energético.

 
    La abeja reina es la madre de todo el pueblo. Al igual que los zánganos, carece de órganos para el trabajo. Su objetivo es exclusivamente la reproducción y dirigir a la colmena para producir miel necesaria para sobrevivir. Sólo existe una abeja reina por cada colmena, su vida se hace incompatible con otra reina.
 
     Su vida es más larga que la de zánganos u obreras, dos o tres años de vida útil, e incluso cuatro o cinco en algunos casos. Sólo utiliza las alas para ir en busca del zángano que la fecunde, y en caso límite, para desplazarse con todo el pueblo a un nuevo hogar. Una vez fecundada, el ritmo de puesta de huevecillos es impresionante: dos o tres mil por día. Su comportamiento es único en la especie, ya que sabe cuándo debe poner uno de macho o uno de hembra.

     La abeja reina no produce miel ni cera, y sólo recibe el aroma de las flores a través de su alimento especial fabricado por las obreras, llamado papilla real”.
 
     En el mundo de las abejas los progenitores macho mueren al fecundar a la abeja reina, y para satisfacer las necesidades de la reina son necesarios de 8 a 12 zánganos.
 
     La jalea real es una sustancia secretada por las glándulas hipo faríngeas de las obreras nodrizas, de 5 a 15 días de edad. Sirve como alimento de todas las larvas (hembras o machos) durante los tres primeros días de desarrollo y durante toda la vida de una reina. Se compone de polen, néctar, agua y enzimas hasta crear una sustancia cremosa, de color blanco, altamente nitrogenada y con gusto amargo-ácido. Es muy sensible a la luz solar y a la temperatura.
 
     La jalea está depositada en las celdas realeras o maestriles.
 
     La miel es una sustancia sobresaturada de azúcares, más de los que pueden disolverse en agua, y tiende a un estado de equilibrio pastoso o cristalizado. La miel natural es líquida en sus primeros meses, hasta que el hidroximetilfurfural (HMF) va formando cristales de fructosa y glucosa, atrapando el resto de componentes.
 
     Gran parte de la miel que se comercializa no cristalizará nunca, es la miel industrial. Para conseguir que permanezca líquida se pasteriza rompiendo el HMF e impidiendo que actúe. Con la pasteurización también se dañan las propiedades de la miel natural.
 
     Las abejas tienen una cualidad diferencial con respecto a otros polinizadores, cada individuo trabaja siempre con una flor específica, hasta que su presencia se agota en el entorno.


     Las abejas reinas tienen un aguijón atrofiado, no pican. Los zánganos no tienen aguijón. Las abejas obreras inyectan el 50% del veneno en el instante de clavar su aguijón, el resto fluirá desde éste poco a poco. El aguijón tiene forma de sierra y en la mayoría de los casos la abeja no consigue recuperarlo, perdiendo en ese caso parte de sus órganos vitales y muriendo a los pocos minutos.
 
     Los zánganos son las abejas machos de una colmena; se desarrollan en celdas más grandes que las obreras, de 8 milímetros de diámetro y proceden de huevos sin fecundar, siendo el tiempo de vida de aproximadamente 3 meses. Se estima que en una colmena sana, debe haber alrededor de 200 zánganos.
 
     La comunicación entre las abejas es muy compleja. Como animal social necesita comunicar a toda la colonia la información de valor. Utilizan todos los sentidos para transmitir mensajes, por ejemplo: El olor de unas feromonas conforma la unidad familiar de una colmena; el sonido indica señal de peligro o de localización; con el gusto informan de las variedades de plantas a libar.
 
     La abeja obrera es la base de la colmena. Son las encargadas de salir todos los días a polinizar las flores y recoger néctar, almacenando la carga en su buche mielario para transportarla. Se estima que por cada viaje que hace, una abeja obrera transporta medio miligramo de miel.
 
     Las abejas obreras llevan a cabo multitud de actividades: recolectan y transportan polen y néctar para producir miel, elaboran la papilla real que sirve de alimento a la abeja reina, limpian la colmena, fabrican los panales de cera y además de obreras también son guerreras, ya que defienden la vivienda contra invasores y peligros distintos.
 
     Una de sus principales virtudes es la rapidez con que se dan cuenta de la falta de reina y de cuáles son las celdas de reinas para alimentar a las larvas con papilla real. Las larvas de estas celdas reales son como cualquier otra larva, es esta papilla real la que marca la diferencia entre el nacimiento de una abeja reina o de una obrera.
 
     Las abejas obreras tan solo viven unos 45 días en épocas de fuerte floración. Solo en la última parte de esos días irá a recoger néctar, polen, agua, resinas para propóleos y mielatos.
 
     Para reunir un kilo de miel hacen falta 2.540 abejas volando 156 kilómetros cada una para que cada abeja libe néctar en 3.900 flores. O lo que es lo mismo, en números redondos: 1kg Miel = 180 mil kilómetros de vuelo + el néctar de 4,5 millones de flores y el trabajo de 2.500 abejas.
 
     La producción de una colmena completa y fuerte varía según su salud, territorio, floración y clima, desde 12 kilos en La Alcarria a 30 kilos en zonas de Extremadura o Galicia. Al menos 8 kilos deberán conservarse en la colmena como reservas de invierno para las abejas.
 
     Las abejas tienen grupos de seguridad, una casta de obreras que a una determinada edad defienden la piquera (entrada de la colmena) de intrusos o a ladrones. Desde hace millones de años han sido atacadas por animales de pelo oscuro y por eso los apicultores visten de blanco o de amarillo. Además de un mono de protección y guantes, los apicultores usan una careta que protege la zona más sensible, cara y ojos.
 
     Las herramientas más  comunes son el ahumador, para ahuyentar a las abejas con humo, y una espátula con la que separar las partes de la colmena de madera.

Frase del día:
" Puedes descubrir mas sobre una persona en una hora de juego que en un año de conversación." Platón (427 a.c. - 347 a.c.) Filósofo griego.