El tomate es uno de los superalimentos más consumidos en España y posee grandes propiedades antioxidantes que frenan el envejecimiento celular.
Originario de América del Sur, específicamente de la región andina, donde crecía de forma silvestre. Fueron los conquistadores españoles quienes lo introdujeron en Europa en el siglo XVI, y hasta el siglo XVIII su cultivo se hacía solo con fines ornamentales, ya que se creía que sus frutos eran venenosos.
El debate sobre si el tomate es una fruta o una verdura ha existido durante mucho tiempo y la respuesta depende del contexto en el que se haga la pregunta.
Botánicamente hablando, el tomate es una fruta. En términos botánicos, una fruta es la estructura que se desarrolla a partir del ovario de una flor y contiene las semillas de la planta. Bajo esta definición, el tomate clasifica como una fruta, ya que se desarrolla a partir del ovario de la flor del tomate.
Sin embargo, en el ámbito culinario y legal, el tomate a menudo se considera una verdura. Esta clasificación se debe en gran parte a decisiones históricas y legales más que a consideraciones botánicas. En 1893, en el caso de la Corte Suprema de los Estados Unidos, se dictaminó que el tomate se consideraría una verdura a efectos arancelarios, lo que significa que se gravaría como una verdura, ya que generalmente se consume de manera similar a otras verduras en la cocina.
Por lo tanto, desde un punto de vista botánico, el tomate es considerado como una fruta, pero en términos culinarios y legales, a menudo, se considera una verdura.
La respuesta a la pregunta sobre si conocemos los tipos de tomates es fácil: No. Porque hay miles de variedades de tomates a lo largo de todo el mundo, por lo que conocerlos todos resulta imposible.
Aunque no todas se cultivan ni llegan al mercado, existen unas 10.000 variedades de tomates muchas de ellas debido al cruce de variedades. Entre otras cosas porque eso ha permitido adaptar esta hortaliza de verano a otras épocas del año.
Los primeros tomates cultivados eran bastante diferentes de las variedades que conocemos hoy en día. Eran pequeños, de color amarillo y tenían un sabor más ácido. Con el tiempo, mediante la selección artificial, se desarrollaron variedades con características más deseables, como un mayor tamaño, color rojo y un sabor más dulce.
El tomate es una excelente fuente de antioxidantes, especialmente de un compuesto llamado licopeno, que le da su característico color rojo. Los antioxidantes ayudan a combatir el daño causado por los radicales libres en el cuerpo, lo que puede contribuir al envejecimiento prematuro y a diversas enfermedades relacionadas con la edad.
El tomate se pueden preparar de muchas formas: en ensalada, como acompañamiento, en cremas frías, rellenos, en conserva, como base para salsas o guisos…
Se ha sugerido que el consumo regular de tomates y productos derivados, como el jugo de tomate o la salsa de tomate, puede tener efectos beneficiosos para la salud, incluida la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Encontrar a una persona a la que no le gusten los tomates en alguna de sus elaboraciones es prácticamente imposible. No en vano, según el Informe Anual de Consumo que publicó el Ministerio de Agricultura en 2020, cada español consume una media anual de 14,61 kilogramos.
El tomate está compuesto en un 95% por agua, sus azúcares simples y algunos ácidos, como el cítrico y el málico, hacen que resulte apetitoso y digestivo. Su cualidad más valorada, no obstante, se la brinda el trío de vitaminas antioxidantes: C, E y A, esta última a través del betacaroteno. Tomar 200 gramos cubre el 80% de la cantidad diaria de vitamina C recomendada.
Asimismo, hay que tener en cuenta que el tomate es bajo en calorías, con apenas 18 Kcal por cada 100 gramos de producto, lo que lo convierte en un alimento ideal para dietas enfocadas a la pérdida de peso.
El fruto de la tomatera es uno de los superalimentos que está más introducido en nuestra dieta y supone un auténtico compendio de virtudes por sus propiedades, destacando su poder antioxidante.
El tomate es la hortaliza que tiene más vitaminas del grupo B, sobre todo de ácido fólico, y aporta también una buena variedad de minerales, destacando el potasio, que ayuda a la función nerviosa, a la contracción de los músculos y a mantener un correcto ritmo cardíaco. Junto a su contenido en vitamina K, que ayuda a controlar la coagulación, se trata de uno de los alimentos que más cuidan el sistema cardiovascular e incluso, como destacan desde la Fundación Española del Corazón, este alimento puede prevenir el ictus en un 59%.
Ahora bien para poder disfrutar de todas las ventajas que nos ofrece el tomate, los expertos coinciden a la hora de asegurar que la mejor manera de disfrutar de ellos es en su forma natural, por encima de su procesado en salsas, ya que en ese caso se pueden agregar grasas no deseadas que afectan a sus beneficios.
Entre los beneficios que podemos obtener con la ingesta de este superalimento, además de que cuida la piel, los huesos y el tránsito intestinal, es diurético por sus bajos niveles de sodio y favorece la eliminación de líquidos. Otra de sus grandes virtudes reside en su contenido en licopeno, el pigmento carotenoide que presume de grandes efectos antioxidantes y es el culpable de su color rojo.
Si consumimos tomates todos los días, principalmente si lo hacemos de forma natural, podremos disfrutar de una gran cantidad de beneficios, comenzando por la mejora de la salud cardiovascular. El potasio presente en estos frutos contribuye a la regulación de la tensión arterial, y el licopeno, otro nutriente fundamental de los tomates, también ayuda a este efecto.
Por otro lado, hay que destacar su mejora de la salud digestiva e intestinal gracias a la fibra de estos alimentos, así como su contribución a la mejora de la salud ocular gracias a su contenido en vitamina A. Al ser antioxidantes ayudan a proteger frente al daño celular, y promueven una piel más joven, saludable y libre de arrugas gracias al licopeno que contienen.
Además de todos los beneficios anteriores, hay que destacar su función como diurético natural, ya que su consumo contribuye a la eliminación de líquidos del cuerpo, beneficiando la función renal.
No obstante, aunque los tomates tienen numerosos beneficios para la salud, un consumo excesivo puede provocar malestar en algunas personas, lo que se debe principalmente a su acidez, que puede ocasionar reflujos o ardores intestinales. Sin embargo, cuando se consume de forma natural es menos agresivo que en las salsas, la sensibilidad varía entre cada persona y aquellas personas que son más sensibles a la acidez deberían moderar su consumo.
Resumiendo, el tomate es un fruto muy beneficioso para la salud, con un notable aporte de nutrientes esenciales, siendo aconsejable incluirlo de forma regular en la dieta para disfrutar de mejoras significativas en la salud cardiovascular, ocular, intestinal y de la piel, así como sus propiedades diuréticas y antioxidantes. Sin embargo es importante su consumo con moderación, sobre todo entre los más sensibles a la acidez.
Incluir tomates en nuestra dieta puede ser beneficioso para combatir el envejecimiento prematuro y promover una buena salud en general debido a su contenido de antioxidantes y otros nutrientes esenciales.
Frase del día:
“ La vida debe ser comprendida hacia atrás. Pero debe ser vivida hacia delante.” Kierkegaard.
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