viernes, 1 de mayo de 2020

La Calendula en el huerto

La caléndula (Caléndula officinalis), es una planta muy útil en el huerto contra las plagas y para atraer polinizadores, sus pétalos son comestibles, usados en ensaladas, o como sustitutos del azafrán, (se le suele conocer, también, como el azafrán de los pobres), para dar color y sabor a nuestras comidas.
  
La caléndula es un ingrediente muy usado en cremas, ungüentos, lociones y todo tipo de productos cosméticos, por sus propiedades calmantes y regeneradoras.
 
Sus hojas son alargadas y con dientes. Las flores de la caléndula son grandes de entre 5 y 7 centímetros de diámetro.
  
El origen de la caléndula pertenece al centro, este y regiones Mediterráneas de Europa. En la antigüedad era conocida, por los hindúes y árabes, por sus grandes propiedades terapéuticas, más tarde los griegos conocerían también los beneficios de la caléndula.
  
Así mismo, la caléndula, también era empleada para realizar tintes por su intenso color, con estos tintes teñían las telas.
  
Su cultivo es sencillo y muy poco exigente. ¿Se le puede pedir algo más a esta discreta y colorida flor que, bien merecido, tiene el nombre de maravilla natural? Otros nombres por los que se conoce a esta planta son: botón de oro, flor del difunto, flor maravilla, rosa de los muertos, reinita, corona de rey…
 
 
Al ser perenne debemos buscarle un espacio fijo en el huerto en el que pueda desarrollarse y reproducirse.
  
Esta planta es muy útil en el huerto, la tonalidad de sus flores que van del amarillo al naranja, atraen a insectos beneficiosos como las mariquitas, depredadoras del pulgón, o a una gran multitud de polinizadores, y además sirve para repeler, mediante sus grandes raíces, ya que estas despiden sustancias con efecto insecticida contra los nematodos. (Esos pequeños gusanos que atacan las raíces de las plantas y que pueden causar daños irreparables). 
 
Si estas interesado, puedes echar un vistazo a otros preparados para el huerto, como estos, purín de cola de caballo, purín de ortigas, otros preparados para el huerto o la Consuelda.
  
Es muy recomendable la plantación de caléndula entre nuestras hortalizas y verduras, o simplemente en los bordes de nuestro huerto, pero hemos de tener en cuenta que puede ser no compatible, en proximidad, con nuestras verduras y hortalizas.
  
Así tenemos que la Caléndula se lleva bien con fresas, tomates y judías. Pero sus raíces desprenden sustancias que molestan a algunas plantas como el ajo, la lechuga o el hinojo, por lo que no conviene plantarlas cerca.
 
   
 Su aspecto es similar al de las margaritas o a los tagetes, de hecho todas pertenecen, como el girasol, a la familia de las Compuestas.
  
Por lo tanto sus flores siguen al sol, como los girasoles. Se abren al amanecer y se cierran al atardecer o cuando va a llover. Por esta razón, tradicionalmente, se utilizaban como indicadoras del tiempo.
  
El “nombre de pila” procede de las calendas (término latino con el que se hacía referencia al primer día del mes), ya que en condiciones favorables puede llegar a florecer casi todos los meses del año. Mientras que su “apellido” officinalis hace referencia a especies que tienen algún tipo de uso medicinal. De hecho, es una de esas plantas a la que se le atribuyen infinidad de propiedades beneficiosas para la salud. Pero lo que a nosotros nos interesa, en este momento, es que se puede utilizar para mantener sanos a nuestros huertos y jardines.
   
Como ya hemos dicho, la caléndula, es una planta anual que se siembra en primavera y finales de verano. Puede sembrarse en almacigo o en siembra directa, aunque es más recomendable hacerlo en almacigo. Lo ideal es sembrar 2 o 3 semillas por semillero a una profundidad de unos 2-3 cm. Es importante que el semillero mantenga la humedad hasta que sean trasplantadas a su lugar definitivo.
 
Además de la humedad es importante la temperatura, ya que requieren temperaturas del suelo de entre 15 y 20ºC para germinar, cosa que harán a los 8-10 días después de la siembra.
  
A la hora de trasplantar las caléndulas es importante que las temperaturas sean cálidas y que el sustrato sea ligero, puedes incluso mezclarlo con arena. Las podremos trasplantarla tanto a maceta como a terreno.
  
En el supuesto de elegir macetas, hemos de tener en cuenta que las caléndulas poseen una raíz muy prominente, por lo que es más que aconsejable utilizar una maceta o jardinera con cierta profundidad, unos 30 cm sería lo recomendable, para que se desarrolle correctamente.
  
Las caléndulas pueden tener una altura de unos 30-40cm, las variedades enanas (más adecuadas para macetas), y hasta unos 70 cm las que se cultivan en huertos y jardines, sobre el terreno.
  
Al tratarse de una planta anual, en principio, correspondería sembrarla todos los años; pero el que haya tenido caléndulas bien sabe, que por descuido o por la gran cantidad de semillas que produce, es fácil que más de una semilla de caléndula acabe en el sustrato o en el suelo, alrededor de la planta vieja y que al llegar la primavera siguiente, con la subida de las temperaturas, vuelvan a germinar, proporcionado una nueva planta de caléndula.
  
Así que ya sabes, ¡siembra caléndula una vez y tendrás caléndulas de por vida!
 
La caléndula es una planta que precisa pocos cuidados, de hecho, es común verla en bordes de huertos y parterres donde alguna vez se sembró, creciendo año tras año casi como si de una “mala hierba” se tratase.
  
Ahora bien, con ciertos cuidados, su floración será más abundante, por lo que hemos de tener en cuenta el seguimiento de unas pequeñas pautas para que nuestras caléndulas se vean espléndidas:
  • Luz: las caléndulas, como otros congéneres de su familia, prefieren el sol, por lo que aunque toleran la semi sombra, una ubicación soleada, sea en macetas o sobre el terreno, será ideal para obtener una mayor floración de las mismas.
  • Temperaturas: las caléndulas necesitan calor para desarrollarse y producir sus flores, por tanto los climas cálidos y templados son los más idóneos. Sin embargo es una planta bastante rústica y resistente al frío, soportando incluso heladas débiles.
  • Sustrato: las caléndulas no soportan el exceso de humedad, así como tampoco los encharcamientos.  Por lo que si has decidido cultivarlas sobre el terreno, deberás elegir un terreno bien drenado, suelto y permeable al que incluso puedes añadirle arena para aumentar el drenaje del mismo.
    Si las cultivas en macetas, hemos de tener en cuenta de realizar un agujero, en el supuesto de no lo tenga, al recipiente donde hemos de trasplantar nuestra caléndula. Resulta muy útil añadir una capa de bolas de arcilla, cantos rodados en el fondo de las macetas para evitar la acumulación de agua en las macetas por exceso de riego o por la lluvia. 
    Riego: En el inicio de su cultivo ha de ser lo más regular posible, hasta el trasplante a su lugar definitivo. Después será suficiente el riego 1 vez por semana. 
  • Abonado: requieren un abonado medio, aunque no son exigentes en abono, un aporte de abono rico en fósforo al inicio de la primavera y en otoño, aumentará la producción de flores.
      
Propiedades y usos de la caléndula, en la salud:
    
Esta flor posee múltiples propiedades y beneficios para la salud corporal y dérmica, especialmente recomendada para pieles agrietadas y secas, así tenemos que se puede utilizar como:
 
 
Antiinflamatoria, antibacteriana, calmante, carotinoide, rica en vitamina A, contiene bioflavonoides (que son los responsables de tratar los desordenes circulatorios, favorecen los vasos sanguíneos)
  
Por su poder antiinflamatorio se emplea sobre pieles irritadas, antiséptica (se utiliza para tratar problemas de úlceras bucales), tiene efectos beneficiosos para el hígado y la vesícula biliar, demostrados científicamente (no se debe tomar durante el embarazo y la lactancia), trituradas sus hojas se utilizan para eliminar verrugas y callos (aplicar directamente sobre ellas y desaparecerán)
  
Pero… ¿No pensáis que  es mucho más gratificante crear con nuestras propias manos, que salir corriendo a una tienda a comprar?
  
Mencionaré, a continuación, dos formas de utilizar esta planta en la confección de pomada o aceite de caléndula.
 
¿Cómo elaborar la pomada de caléndula?
   
Elaborada a base de aceite virgen, cera de abejas y flor de caléndula, calma las afecciones leves de piel como eczemas, dermatitis y psoriasis. Para su elaboración necesitaremos:
  • 1/2 litro de aceite (puede ser virgen extra o, prioritariamente, de almendras)
  • 30-40 g de cera de abejas virgen. (Las variaciones en la cantidad de cera influirán en la espesura final de la mezcla).
  • 100g de flores frescas. (La proporción habitual es de 1/3 del volumen de plantas y 2/3 de aceite)
  • Aceites esenciales aromatizantes (una vez hecha la pomada se pueden añadir unas gotas para darle un aroma agradable)
 
 
Elaboración:
1.   Calentar el aceite y freír, a fuego muy lento, las flores durante 1 hora u hora y media.
2.   Separamos las flores con un colador y las retiramos.
3.   Añadimos la cera y calentamos hasta que se funda.
4.   Si queremos una textura suave y uniforme podemos filtrar todo con un colador de tela o un paño.
5.   Envasar en tarro y añadir las gotas aromatizantes que se desee (opcional).
 
¿Cómo elaborar aceite de caléndula?
 
Es muy eficaz para tratar pieles secas y sensibles, tiene propiedades antisépticas, antioxidantes, terapéuticas, antiinflamatorias, fungicidas, hidratantes y cicatrizantes, aumenta la producción de colágeno, lo que hace que esté especialmente indicado para tratar irritaciones cutáneas, rozaduras, rojeces, picaduras de insectos e incluso eczemas, así como para aliviar las quemaduras producidas por el sol, entre otros casos.
  
Para elaborar esta receta necesitamos aceite de oliva virgen extra, también podemos utilizar aceite de almendras, que es el más neutro, flores de caléndula y un frasco de cristal.
  
Aceite en Maceración.
Resultado final.
  
Esterilizamos el frasco para evitar que se creen bacterias en el interior. Cortamos las flores en el punto justo donde la flor y el tallo se separan. Introducimos las flores en el frasco y las cubriremos, totalmente, con el aceite.
  
Cerramos el tarro, herméticamente, y comenzamos la maceración. Sólo hay que guardarlo en un sitio oscuro, durante 40 días. Por supuesto, hay una manera mucho más rápida, que es exponiéndolo al sol durante 15 días, ya que con el calor, el proceso de maceración se acelera notablemente, pero cuando se realiza en frío durante los 40 días, mantiene con creces, todas sus propiedades que no se pueden mantener, debido al calor.
  
Trascurrido este período, y una vez macerado nuestro aceite de caléndula, es el momento de sacarlo de la oscuridad. Podrás observar que el aceite se ha vuelto de un color naranja oscuro y muy intenso. Además, al abrirlo, tendrá todo el aroma de las caléndulas ya que lo han dejado allí. Sólo queda filtrarlo y guardarlo en diferentes frasquitos, a poder ser opacos.
  
El modo de empleo es únicamente externo (tópico), y su aplicación se realiza mediante suaves masajes sobre la zona a tratar de una a tres veces al día.
 
 
Seguro que después de leer todo lo anterior, os han entrado unas ganas irrefrenables de cultivar Caléndula. Así que, para facilitaros las cosas, os daré algunos consejos:
  
Respecto a su calendario de cultivo, hay dos épocas en las que puedes sembrarla: entre marzo y mayo o entre septiembre y octubre. 
  
Si te organizas bien y la colocas en un lugar bien soleado, puedes tener flor de Caléndula gran parte del año.
  
 Además, es una de esas plantas de las cuales te puedes “olvidar” porque es muy resistente
  
Prefiere climas templados, aunque se adapta bien al frío (resiste heladas de hasta -5ºC). 
  
Puedes cultivarla en prácticamente todo tipo de suelos, siempre que tenga un buen drenaje.
  
No es muy exigente respecto al riego.
 
Frase del día:
Todo necio confunde valor con precio.
 

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