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viernes, 14 de marzo de 2025

El sabor en las mandarinas

Puede llegar a ser muy frustrante cuando esperamos ansiosos los frutos de nuestro mandarino y estos no terminan siendo como esperábamos. Pero cuando estos tienen cáscara gruesa, poca pulpa y poco sabor es un problema que se puede solucionar.

El mandarino es un árbol de la familia de las rutáceas. Muy similar al naranjo pero de menor altura y con su copa más redondeada. Sus hojas son más alargadas y estrechas que las del naranjo.

Su fruto es la mandarina, un cítrico que puede parecer una naranja pequeña y achatada pero su sabor es dulce y la piel se desprende con facilidad. Sus flores son blancas y pequeñas, formando normalmente ramilletes de dos o tres y florecen durante un par de semanas dando luego lugar al fruto, si han sido polinizadas.

Originario de Asia, de Indochina o China probablemente, hoy se cultiva en casi todo el mundo, ya que se aclimata muy bien a los diferentes climas o suelos. Resiste el frio mejor que otros árboles cítricos pero aguanta mal las heladas. Es en climas tropicales y mediterráneos donde mejor se cultiva. La temperatura ideal para su cultivo es entre 23º y 35º. Por debajo de los 13º el árbol deja de crecer.

Antes de ver los cuidados que necesita el mandarino hay que decidir si optamos por plantar semillas o comprar un árbol pequeño y trasplantarlo. Esta segunda opción es quizás la más conveniente, ya que nos evitamos el proceso de germinación y cuidados cuando la planta es más delicada.

El suelo que se elija para su ubicación debe ser arenoso, evitando los suelos arcillosos, calizos o salinos. Deberemos de fertilizarlo dos veces a lo largo de todo el año. En invierno que sea rico en nitrógeno, mientras que en verano debe contener magnesio, zinc, hierro y potasio. Los minerales provocarán que la planta crezca con fuerza y sea resistente.

Los procesos básicos y determinantes para obtener mandarinas de buen calibre y niveles de acidez y dulzor óptimos son:

·      La floración.

·      El cuajado.

·      Crecimiento del fruto.

La floración:

Existen algunos factores que pueden influir en la cantidad y calidad de la floración. Los factores a tener en cuenta son:

1.   El estrés hídrico.

2.   Los tratamientos foliares con urea.

3.   La influencia de las citoquininas. (Las citoquininas o citocininas son un grupo de hormonas vegetales (fitohormonas) que promueven la división y la diferenciación celular. Pero hasta ahora no se sabía que también regulan el crecimiento y el desarrollo de las plantas)

4.   La poda.

1.  Para provocar el estrés hídrico se debe reducir el riego durante un tiempo. Al hacer esto provocaremos el efecto de la falta de frío que ocurre en las zonas templadas y así promoveremos la floración.
Hay que poner especial atención a las zonas que son relativamente salinas.

2.   Las aplicaciones de urea foliar antes de la brotación, suelen incrementar tanto la floración como el cuajado.

Antes de los 30 o 45 días de la brotación, es recomendable hacer un tratamiento de urea foliar, de alrededor del 1%.

Un exceso de sales produciría una caída prematura de las hojas de los árboles.

3. En lugar de esto también se puede optar por el tratamiento con citoquininas si al comenzar la floración vemos que es poca la cantidad de flores.

Este tratamiento puede provocar un aumento añadido de la brotación y floración.

4.   El rayado de ramas también puede ayudar a forzar la floración. Esta técnica consistente en marcar un anillo completo en la corteza de las ramas secundarias del árbol, pero sin afectar a la madera ni eliminar la corteza. La época más adecuada de aplicación del rayado suele ser a final de caída de pétalos.

El Cuajado:

1.   El cuajado es el factor que tiene una mayor incidencia en la cosecha final. 

Crecimiento del fruto:

1.   Las condiciones ambientales y la humedad del suelo tienen una gran influencia en el tamaño del fruto.

2. Los factores nutricionales también son importantes, como el potasio, elemento que está directamente relacionado con el tamaño final del fruto.

3. Competencia entre flores y frutos: el número de flores y frutos en una planta afectará el resultado final.

Cuanto menor sea el número de flores, mayor porcentaje de ellas proceden de inflorescencias con hojas, que dan lugar a flores más grandes y los frutos son mayores.

4.   Clareo: El clareo o raleo tiene poca influencia en el tamaño final del fruto.

Lo que se obtiene con esta técnica es una mayor media de calibres de los frutos recolectados por haber eliminado selectivamente los más pequeños.

5.  Tratamientos para el aumento del tamaño final del fruto: Las auxinas de síntesis tienen efectos distintos sobre el fruto en desarrollo. Por una parte provocan una depresión inicial en el crecimiento del fruto, pero por otro, ejercen una estimulación directa del desarrollo del fruto, aumentando su tamaño.

¿Cómo y cuándo podar un mandarino?

La época adecuada para hacer la poda es a principios de la primavera, y no antes del tercer año de vida del árbol. Es conveniente ir eliminando las ramas que broten del tronco, así como las que estén rotas o presenten síntomas de debilidad. Se puede colocar un soporte ya que cuando eche los frutos el peso puede partir las ramas. Cuando el árbol ya sea adulto se deben podar las ramas interiores para permitir que entre la luz.

No obstante, cada árbol es único y singular. Por ello, la poda del mandarino es algo que debe llevarse a cabo dependiendo de la cronología y de la frondosidad del mismo. Con esta operación favorecemos el crecimiento de nuevas ramas y con ellas, nuevos frutos.

La poda del mandarino es algo que debe hacerse de manera controlada. Por ejemplo, es preferible cortar una rama mal situada que esperar a que crezca, ya que su diámetro con el tiempo será mayor y no dejará crecer otras ramas que sí lo podrán hacer de manera adecuada.

Otra premisa a tener en cuenta para realizar la poda del mandarino es la utilización y el empleo de herramientas adecuadas. ¡Ojo! No todas sirven. Para ello deberemos prepararnos con una buena sierra, para las ramas más gruesas y grandes, y unas tijeras de podar para ramas más finas y jóvenes. Es recomendable cortar las ramas grandes donde la savia del árbol ya no es tan rica y de esta manera, favorecer el crecimiento de nuevas en la etapa de floración.

Uno de los factores más importantes a la hora de proceder a realizar la poda del mandarino es el tiempo. Será el calendario el que nos marcará la temporada de poda.

La poda del mandarino se enmarca una vez pasado el período de recolección, siempre y cuando no sea una necesidad urgente y que afecte a la salud del árbol. Existe un factor importante que se conoce como la parada vegetativa del árbol y que tiene lugar durante el verano por las altas temperaturas y en el invierno por todo lo contrario, las bajas temperaturas. Es muy importante tener en cuenta que, las bajas temperaturas, son malas aliadas para realizar la poda del mandarino.

En cuanto al riego hay que tener en cuenta que en invierno necesitara menos agua y en verano habrá que regarlo de forma más constante, pero sin ahogarlo ni encharcarlo, ya que eso pudrirá las raíces. Una buena forma de saber si necesita agua es tocando la tierra de la superficie y si está seca se puede regar. Lo mejor es dejar secar la tierra entre riego y riego para asegurarnos que no se riega en exceso.

Sin embargo, si acabamos de trasplantar el mandarino sí es conveniente regarlo un poquito todos los días, durante las primeras semanas.

Cualquier planta o árbol puede contraer alguna plaga o enfermedad de menor o mayor importancia, según los casos. Para el árbol de la mandarina existen remedios para casi todos ellos. Identificar el problema es clave para poder solucionarlo.

Hay que decir que el mandarino es un árbol algo más resistente a contraerlas, si los comparamos con los de esta familia, no obstante entre las plagas que le pueden afectar destacaremos:

·     Virus de la tristeza: La enfermedad es transmitida por un pulgón que se alimenta de la savia. Este virus se caracteriza por el debilitamiento que sufre el mandarino. Pierden las hojas y la producción de mandarina se vuelve más abundante y a destiempo. Una vez contraído el virus el árbol no se recupera.

·   Phytophtora: Se trata de una enfermedad en la que al mandarino le aparecen manchas marrones en las hojas junto con un polvo blanco. En este caso estamos ante un hongo al que favorece el exceso de humedad y las temperaturas que oscilan entre los 15ºC a 30ºC. También ataca a las raíces, pudiendo empezar por ellas o por las hojas. La solución pasa por utilizar fungicidas que contengan cobre y no regar demasiado.

·    Minador de cítricos: Esta plaga la provoca un diminuto insecto que se alimenta de los brotes más tiernos. Los síntomas se aprecian en las hojas, que se amarillean o decoloran por zonas. El árbol se debilita y retarda el crecimiento. Para estos casos se puede utilizar aceite de Neem o la bacteria Bacillus thuringiensis. Ambos son insecticidas ecológicos.

·     Araña roja: Este acaro de color rojizo se alimenta de las células de las hojas a las que provoca manchas decoloradas, telarañas y ralentiza el crecimiento del árbol ya que lo debilita. Es fácil de exterminar con acaricidas.

·    Cochinilla algodonosa: Son unos insectos blancos que se sitúan en el envés de las hojas y en los tallos tiernos afectando a las hojas, al crecimiento del árbol y a su fortaleza. Un remedio para combatirla es con la tierra de diatomeas, un polvo blanco provenientes de algas fosilizadas que llevan sílice. También podemos usar aceite de parafina, un producto biodegradable para eliminar plagas de cochinilla.

·     Mosca blanca: Este insecto amarillea las hojas que se quedan impregnadas de una sustancia pegajosa debido al hongo negrilla. Una forma de combatirla es con trampas adhesivas.

Para fomentar que nuestro mandarino de frutos más dulces y de mayor calibre centraremos el proceso, principalmente, en el suministro adecuado de macronutrientes como nitrógeno (N), fósforo (P), potasio (K), y micronutrientes como el calcio (Ca), el magnesio (Mg) y el hierro (Fe).

Las cáscaras gruesas de los cítricos no aparecen por casualidad. Una cáscara gruesa en cualquier tipo de fruta cítrica es causada por un desequilibrio de nutrientes y, generalmente, por usar demasiado nitrógeno o muy poco fósforo.

Técnicamente, estos dos problemas son uno, ya que demasiado nitrógeno afectará la cantidad de fósforo que absorberá la planta, lo que causará una deficiencia de fósforo.

El nitrógeno es responsable del crecimiento del follaje y ayudará al árbol a lucir exuberante, verde y capaz de absorber la energía del sol.

El fósforo ayuda a la planta a formar flores y frutos. Cuando estos dos nutrientes están en equilibrio, el árbol se ve hermoso y los frutos son sabrosos. Pero cuando los dos están fuera de equilibrio, causarán problemas.

Un árbol de cítricos que crece en el suelo que tiene demasiado nitrógeno se verá muy saludable, excepto por el hecho de que tendrá muy pocas flores, si es que las hay.

Si produce flores, la fruta estará seca, con poca o ninguna pulpa en el interior y una cáscara amarga y espesa.

En cualquier caso, las cáscaras de cítricos afectados por carencia de fósforo serán gruesas y la fruta no será comestible.

La forma más fácil de corregir estos problemas (mucho nitrógeno y poco fósforo) es agregar fósforo al suelo.

Conclusiones: El seguimiento de estos pasos nos ayudará a conseguir una cosecha jugosa y de mejor calibre:

·    Abona y fertiliza tu árbol: Ambas actividades deben de darse de forma periódica considerando evitar el exceso de nutrientes y siempre aportando los elementos necesarios para tu árbol como el potasio, el fósforo y otros similares.

·      Riego adecuado: Por supuesto el riego, para que nuestro mandarino pueda producir una buena cosecha de mandarinas, es muy importante, sobre todo en verano, ya que la planta necesita una gran cantidad de agua durante los días de calor y temperaturas elevadas, eso sí, como siempre, evitando los encharcamientos.

·      La poda: Recuerda realizar podas en tu árbol orientadas al uso eficiente de los recursos y nutrientes para el mismo, esto ayudara a concentrar los elementos necesarios en las ramas y los frutos de tu mandarino.

·     Cuida la salud de tu mandarino: Por último, pero no menos importante, debemos de cuidar en todo momento la salud de nuestro árbol, poniendo atención a las señales que indican falta de nutrientes en el mismo y de la misma forma buscaremos los indicios de plaga para, que de existir en nuestro árbol, podamos actuar con rapidez y prontitud aplicando los remedios necesarios para eliminar cualquier tipo de plaga o enfermedad en el cultivo.

Frase del día:

No sé con qué armas se luchara en la tercera guerra mundial, pero sí sé con cuáles lo harán en la cuarta: palos y piedras. Albert Einstein (1879 – 1955) Físico alemán.”

miércoles, 9 de noviembre de 2022

El splitting o rajado en los citricos

El origen del rajado de frutos en los cítricos.

Este año he observado, por primera vez, el rajado de frutos en mi mandarino, cabe considerar que, todavía, es joven, que el verano ha sido muy cálido y que posiblemente los riegos no han sido lo adecuadamente correctos pero, insisto, es la primera vez que lo veo, tanto en el mandarino que hay en la actualidad como en el que anteriormente había.

Por eso quiero tratar este tema en esta entrada. Se ha comprobado que, normalmente, las apariciones de la alteración suelen presentarse por el mes de agosto, tras las lluvias de verano. Las causas de estas fisiopatías tienen un origen común estando vinculadas, generalmente, a problemas de falta de hidratación en los momentos iniciales de formación de la fruta.

Si los meses siguientes son muy secos el problema avanza y la corteza va perdiendo uniformidad y llegado el momento de la maduración se produce una reducción en la elasticidad de la piel de la fruta, debido a esta falta de elasticidad, un incremento repentino del tamaño de la fruta (debido a una lluvia, cambio de temperatura, etc.) causa un rajado que puede ser vertical u horizontal, en función del momento en el que se produce la afección y de la variedad de cítrico a la que afecta.

Así pues el rajado de la fruta o splitting consiste en el agrietamiento de la corteza que se produce en los frutos cuando están en el árbol, generalmente antes de llegar a su maduración.

El origen del rajado, o splitting, en la corteza de los cítricos se debe, en gran parte, a cambios bruscos en la temperatura del suelo y la ambiental que, incapaz de tolerar los cambios de estiramiento y compresión de la corteza, termina rajándose.

El hecho de que muchos frutos se fisuren puede estar motivado porque la planta haya pasado un período de estrés hídrico sin nada de agua, la planta desarrolla el fruto muy compacto y con una cantidad mínima de agua en su interior.

Durante todo el período de sequía las plantas sufren. Dejan de brotar manteniendo casi todas sus funciones paralizadas y, en estas condiciones, la cáscara pierde su elasticidad y frescura natural.

Cuando de repente la planta recibe riegos abundantes o lluvias copiosas, se activa la hidratación. Se llenan de jugo las vesículas carnosas de la pulpa, comenzando así un periodo de turgencia. La cáscara queda endurecida y reseca. Sin capacidad de reaccionar frente a tanta presión interna, termina quebrándose.

En los momentos de formación del fruto, meses de mayo y junio, deberemos de evitar, en lo posible, las situaciones de estrés hídrico en la planta.

La fruta que presenta grietas o rajado se debilita y cae al suelo en pleno desarrollo, lo que afecta a la producción.

Por lo general los frutos se rajan cuando todavía no han iniciado el cambio de color, así como en algunas variedades de recolección tardía.

Aplicar productos cuando empiezan a hacerse visibles los daños no suele resolver el problema, si las condiciones climáticas acompañan el proceso se ralentiza o se detiene, pero si las condiciones siguen siendo favorables (altas temperaturas) el proceso de rajado y clareta continúa.

No obstante, se ha demostrado que, niveles bajos en potasio en la planta aumentan el porcentaje de frutos rajados y que una eficiente fertilización potásica aumenta el espesor y consistencia de la corteza de las naranjas y clementinas.

La aplicación foliar de nitrato de calcio en concentraciones del 2%, durante los meses de Junio o Julio, reducen la incidencia de la alteración favoreciendo la formación de una piel más gruesa y elástica que se traducirá en una mayor resistencia.

Aplicar este tipo de productos a última hora, cuando el problema ya se ha manifestado, no es una buena opción, nos debemos anticipar al problema.

Así mismo y aunque el cobre se utiliza mucho para la prevención y control de diferentes enfermedades, a nivel nutricional tiene muchísima importancia como micronutriente.

De hecho, frente al rajado de frutos ha mostrado su actividad sinérgica junto con las aplicaciones de calcio. Su actividad favorece un engrosamiento de las paredes celulares, aumentando la resistencia de la piel.

Este micro elemento activa la producción de compuestos orgánicos que forman parte de la pared de las células, como la pectina, lignina o celulosa. Aplicaciones foliares de calcio con cobre después de la floración reduce el agrietamiento y cracking de los frutos.

Para ser eficaces, las pulverizaciones de nitrato de calcio tienen que cubrir toda la superficie del fruto.

Una vez que conocemos el porqué del splitting, haré una pequeña introducción a las atenciones y cuidados que debemos de prestar a nuestro naranjo o mandarino para mantenerlo sano y en optimas condiciones de producción.

Si disponemos o tenemos pensado plantar un mandarino deberemos de dotarlo de una buena ubicación y que reciba una buena dosis de horas de sol. Los árboles de mandarina son más adecuados cuando se cultivan en climas tropicales y subtropicales cálidos. Un árbol que crezca sano y que reciba suficiente sol, al menos 6 horas diarias, pero también algo de sombra de vez en cuando, dará una fruta con mejor aspecto año tras año.

Debido a que estos árboles están más acostumbrados al clima y al tiempo subtropical, cabe recordar que estos árboles necesitan mucha agua al principio, especialmente si todavía es un árbol pequeño de menos de 1 metro. Los primeros años de nuestro mandarino son los más importantes.

A medida que el árbol crece y se consolida, los riegos podremos efectuarlos 1 vez por semana, y siempre dependiendo de la ubicación del mismo. Un árbol en un lugar más soleado, con una sombra mínima, necesitaría más agua.

No obstante, el riego no es una ciencia exacta y aunque el promedio varía en función de la climatología, del tipo de tierra y de la meteorología, se suele regar unas 10 veces al año, normalmente desde abril hasta octubre, acortándose el periodo en verano que puede llegar a ser cada 3 semanas.

El mandarino debe estar bien regado durante el desarrollo de la fruta. Una vez que la fruta alcance su tamaño completo, deberemos de disminuir los riegos para que se acumulen los azúcares en la fruta. Durante la temporada de lluvia, el mandarino no necesita riego.

Si queremos tener un mandarino saludable, es importante que este tenga un suelo que drene bien y que tenga un equilibrio de pH entre 6 y 7. Se pueden utilizar algunos fertilizantes para cítricos en la tierra para ayudar a equilibrar y mantener los niveles de pH adecuados.

El abonado de cítricos es aconsejable hacerlo mediante pulverizaciones foliares, nunca debe colocarse en el tronco. Durante la temporada de crecimiento, el mandarino comenzará a dar frutos y ese es un buen momento para abonarlo. Durante el invierno el mandarino no necesita ser abonado. Aplicaremos abonos orgánicos cada 1 o 2 meses en primavera y verano y cada 2 o 3 meses en otoño.

Por otro lado, y no menos importante, tenemos el mantenimiento de poda, aunque si este mantenimiento es continuado, el trabajo a realizar es muy bajo. Para llevar a cabo este mantenimiento, eliminaremos las hojas viejas y secas, cortaremos  las ramas débiles, enfermas, muertas o deformes así como los chupones.

Deberemos de comenzar con la poda a principios de la primavera, o a mediados de la misma, para asegurarnos de que pueda crecer ampliamente durante los meses de verano. Puedes realizar cortes fuera del cuello de la rama para eliminar ramas enteras. Retiraremos las ramas que crezcan a menos de 45º de la vertical ya que estas pueden partirse a medida que vaya creciendo el árbol. Recuerda que deberemos de cortar en un ángulo de 45 grados y a unos 0,5 centímetros de un nudo o brote de la hoja.

El mandarino tarda unos 2-3 años en empezar a producir frutos. Un buen consejo que hay que recordar es eliminar cualquier fruto que crezca antes del tercer año de crecimiento. Esto permite al árbol concentrar su energía de crecimiento en unas raíces más sanas y establecidas.

Las mandarinas están listas para recolectar cuando están completamente anaranjadas y ligeramente blandas. Para saber si la fruta está madura, hay que quitarla del árbol y probarla. Está madura cuando es dulce.

¡¡¡ No arranques las frutas del árbol. !!! Tirar de la mandarina hará que la parte superior de la cáscara se desprenda y exponga la fruta. La mejor manera de recolectarlas es torciendo en ángulo o cortando la fruta del árbol con tijeras. Las mandarinas no maduran más una vez recolectadas, deben dejarse en el árbol hasta que maduren.

Por lo tanto el mandarino es una planta de bajo mantenimiento que requiere un cuidado mínimo y que nos proporcionará deliciosos frutos, cuando estos estén completamente maduros.

Una curiosidad, ¿Sabes diferenciar una mandarina de una clementina?

Si bien ambas son variedades de la familia de las naranjas y una tiene la piel más suelta que la otra, se parecen, y mucho, pero la verdad es que son muy diferentes.

Aunque nos cuesta diferenciarlas a simple vista, ya que en el exterior es muy similar, la mandarina es el cítrico más parecido a su hermana mayor la naranja, aunque de menor tamaño, sabor más aromático y con mayor facilidad para quitarle la piel.

Considerada por muchos como una golosina frutal y llamada así por ser uno de los alimentos favoritos del gobierno chino mandarín, tiene una acidez ligeramente inferior y más cantidad de azúcar.

En cambio la clementina no es una mandarina como tal. Las clementinas son la fruta que se originó del cruce del polen de un mandarino con el polen de un naranjo, lo cual dio lugar a la aparición de esta fruta con apariencia de mandarina y sabor dulzón de las naranjas.


Quizás este afán por convertir dos frutas en una sola radique en que en algunos países no se diferencien entre ambas. Así pues tenemos que:

  • Aunque las mandarinas y las clementinas son parecidas en tamaño, las clementinas son ligeramente más pequeñas que las mandarinas.
  • Las clementinas tienen la piel mucho menos pegada a la carne, por lo que cuesta mucho menos pelarla.
  • Normalmente, y a diferencia de las mandarinas, las clementinas, por regla general, no poseen semillas. No obstante, sí existe alguna variedad que puede tenerlas.
  • Las mandarinas tienen un sabor característico ácido, mientras que las clementinas tienen un sabor más dulce, parecido al de alguna variedad de naranjas.
  • El cultivo de las mandarinas arranca en el 2.000 a.C. en el lejano Oriente Medio. En cambio, el de las clementinas se lleva a cabo desde el siglo XIX en Asia, aunque emigraron hacia el Mediterráneo (Argelia), dónde hoy en día son uno de sus productos estrella, tal y como sucede en España.
  • La mejor época para comer mandarinas es el otoño, mientras que las clementinas se encuentran en las fruterías listas para llevarlas a casa a principios del invierno.
  • Por lo tanto, y aunque en muchos países las siguen confundiendo, e incluso las llaman por el mismo nombre: mandarinas, tal y como he mencionada con anterioridad, las diferencias entre ambas son evidentes al gusto y también al tacto, por el grosor de la piel y la facilidad o dificultad de separar la cáscara de la carne, entre muchas otras cosas.

    Frase del día:

    Fracasar en prepararse es prepararse para fracasar. ”

miércoles, 21 de marzo de 2018

Nuevos árboles

Como nos encontramos en una época del año ideal para la plantación de nuevos árboles, este año procederemos con la plantación de 4 moreras, en la zona de parking, con el fin de que proporcionen sombra a los vehículos que allí se aparquen.
 
  
     Así mismo he plantado un nuevo Clementino, como comenté en anteriores entradas el que en su día se plantó, hace unos 4 años, los frutos que producía no eran de nuestro agrado, en cuanto al sabor, es decir no eran dulces, y se hacía difícil su consumo, por lo que he procedido a la eliminación del mismo y la plantación de uno nuevo. !!! Espero conseguir el fin que me propongo ¡¡¡
  

     Otro árbol que compone la plantación de este año es 1 Cerezo, la clase elegida es BROOKS, ya que esta clase es la variedad de mayor calidad gustativa y baja necesidad en horas de frío.
 
     Pero comentemos un poco sobre las moreras, cuidados y enfermedades que pueden atacarles.
 
     “Morus alba”, comúnmente morera, es una especie de árbol perteneciente al género Morus, familia de las moráceas. Según la definición que concede la enciclopedia libre Wikipedia a la morera.
 
Es un árbol de hasta 15 m de altura, con ramas jóvenes grisáceas. Hojas con pecíolo de 1,5-2 cm y limbo de 4-6 por 4-5 cm, más o menos ovado, subagudo, irregularmente dentado o lobado, oblicuamente cordado, delgado, glabro excepto a lo largo de la nerviación, verde claro. Infrutescencias (sorosis) de la longitud de sus pedúnculos (2,5 por 1 cm), blancas o blanco-rosadas, que son las moras; suelen resultar insípidas.
 
Florece en abril; fructifica en mayo (en el hemisferio norte).
 
Son árboles oriundos de las zonas templadas de Asia central y del Este (China, Manchuria y Corea) y muy cultivado en Asia, Europa y América.
 
(2 Moreras ya están plantadas, faltan otras 2)
 
Morus alba” es un árbol que admite podas, con el fin de generar una sombra amplia. Podemos diferenciar 2 tipos de poda, la de formación y la de mantenimiento. Básicamente la primera de ellas se realiza en los primeros años de vida, donde se definirán las ramas futuras que formarán la estructura principal del árbol. Con la poda de mantenimiento, se eliminan ramas entrecruzadas, enfermas o viejas, pudiendo realizarlo cada año. Durante la realización de la poda deberemos de tener especial cuidado en no cortar ramas de un excesivo grosor, ya que podríamos generarle problemas de crecimiento al árbol.
 
La morera tienen como principales enemigos los ataques de pulgones, aunque no acostumbran a causar grandes estragos en el árbol. También pueden verse afectadas por ácaros y oídio.
 
Las moreras tienen una fruta que se asemeja a una frambuesa o zarzamora grande y que tiene un sabor más bien dulce. El fruto es algo tóxico si se consume antes de que esté completamente maduro. El fruto es de color negro y rojo cuando está completamente maduro. Generalmente, los árboles de morera no se ven perturbados por las plagas y las enfermedades, pero en ocasiones estos pueden ser atacados por alguna enfermedad o plaga, como las mencionadas a continuación:
 
La enfermedad del cancro de hollín
 
El cancro de hollín es una enfermedad que afecta a la corteza del árbol, particularmente en las ramas de un árbol, pero a veces también el tronco. Los síntomas incluyen hojas marchitas, hojas de color marrón, áreas continuamente húmedas, grietas en la corteza y luego con el tiempo la enfermedad del cancro se ve como si alguien hubiera quemado el árbol en ciertas partes.
 
La mejor manera de tratar la enfermedad del cancro es mediante la detección con suficiente antelación. Poda las ramas infectadas con las herramientas de poda afiladas tan pronto como veas la marchitez y las llagas. Luego aplica un fungicida para evitar que el árbol se infecte nuevamente desecha las ramas infectadas.
 
Muerte regresiva de invierno
 
La muerte regresiva de invierno es donde entre el 25 y el 50 por ciento de los extremos de las ramas pueden morir de manera regresiva durante los inviernos que son moderados a severos. Esto es más común en los árboles más viejos.
 
     Y como no puede ser de otra manera, a continuación menciono, algunos consejos para la optimización de este árbol: 

 Cerezo BROOKS.
  • Si deseamos tener una morera en el jardín y hemos de situarla cerca de un pavimento enlosado, escogeremos una variedad estéril. Si por el contrario, debemos situarla directamente en un entorno lleno de vegetación, escogeremos una variedad fértil y así disfrutaremos de la visita de pájaros que comerán sus frutos e insectos que polinizarán las flores.
  • Para que no tengamos que estar recogiendo hojas durante un largo periodo de tiempo a principio de otoño (mediados de noviembre) practicaremos la poda y de esta forma recogeremos todas sus hojas de una vez.
  • Si queremos disfrutar de sus maravillosos y exquisitos frutos deberemos colocar debajo de la copa una red o tela, durante la maduración del fruto, y recoger de aquí los frutos maduros cada día ya que estos no maduran a la vez y cuando lo hacen caen de inmediato. Recuerda que, además de comerlos directamente, puedes elaborar extraordinarias mermeladas.
  • La morera es uno de los árboles más frondosos que existen, no en vano es el más utilizado para proporcionar sombra en jardines y en patios. Pero para ello es muy importante formarlo con la poda. Con la poda anual podremos darle la forma que más nos interese: copa rectangular, alargada, redonda, con formas, entrelazado…
 Mandarino "CLEMENULES"
Frase del día:
" El trabajo sin prisa es el mayor descanso para el organismo." Gregorio Marañón y Posadillo (1887 - 1960) Endocrino, científico, historiador, escritor y pensador español.

martes, 27 de febrero de 2018

El despertar de los árboles

Un gen controla el despertar de los árboles del letargo invernal. A este gen, los científicos, le han llamado EBB1.
Científicos han confirmado la función de un gen que controla el despertar de los árboles del letargo invernal, un factor crítico en su capacidad para adaptarse a cambios del medio ambiente relacionados con el cambio climático. La falta de EBB1 durante la latencia permite al árbol realizar los cambios fisiológicos, de desarrollo y adaptativos, que llevan a la inactividad.

     Los árboles frutales de hoja caduca responden de diversas maneras a los cambios estacionales, estos cambios inducen respuestas fisiológicas, permitiéndoles sobrevivir durante una estación determinada y prepararse para la siguiente.
 
Al comienzo del otoño, los árboles caducifolios comienzan a detener su crecimiento, tiran sus hojas, y se preparan para resistir el frío del invierno. Con el acortamiento de los días se producen inhibidores del crecimiento en las hojas, los cuales se acumulan en las yemas antiguas y nuevas, evitándose la brotación y crecimiento de éstas. Por otro lado, los crecimientos vegetativos también detienen su desarrollo afectados por las altas concentraciones de inhibidores.
 
Ya en invierno, se puede afirmar que los árboles entran en un período de reposo o receso profundo aunque hay días en que las condiciones ambientales sean favorables para el desarrollo.
 
Existen dos factores principales que determinan la entrada en receso de los frutales de zonas templadas; el primero es la acción del sistema fitocromo (proteína cuya función es actuar como fotorreceptor, fundamentalmente, de la luz roja. El fitocromo en función del tipo de luz detectada puede desencadenar distintas respuestas en la planta, como la floración, la germinación, crecimiento como respuesta de escape a la sombra). 
 
Y el segundo es el efecto combinado de las bajas temperaturas y luminosidades.

     Sin embargo la llegada de la primavera es un motivo de alegría: los días comienzan a alargarse, el mercurio comienza a regalarnos grados y la llegada del verano es un hecho casi inminente, como de habitual, brotan primero las hojas de los árboles de las cotas más bajas Si bien es cierto que la naturaleza resucita con la llegada de esta estación, no podemos perder de vista una de sus principales características: la inestabilidad climática”.
Y es que son ellos, los árboles frutales, quienes más se resienten de esta estación de transición hacia el verano. Motivo más que suficiente para prestar especial atención a estos árboles, que deslumbran en primavera con sus floraciones, si queremos disfrutar de su gran tesoro: su fruto.

 Y no son solo las flores las que necesitan de nuestra protección, sino también el propio árbol frutal completo. Con la primavera es el momento del despertar de la naturaleza pero, también, de las diferentes plagas que pueden atacar nuestro árbol.
Precisamente por eso, es importante comenzar a observar, hacia la mitad de la primavera, si alguna de ellas está atacando nuestro árbol y frenar tanto su incursión como su proliferación, con productos fitosanitarios específicos.
Además de estas labores de prevención, ahora es también momento de replantar arbustos frutales, así como de terminar las labores de poda, tanto de arbustos como de árboles frutales. Precisamente porque el tiempo todavía trae consigo descensos puntuales de la temperatura, nuestros árboles recibirán de buen gusto estas podas de saneamiento.
Con el transcurso de la estación, y previo al verano, nuestras labores de mantenimiento de un árbol frutal serán otras, pero igual de importantes para mantener la salud de nuestro árbol.
Moreras en cubo de agua desde la poda, a mediados de Noviembre.

Moreras donde se observa el brote de las yemas.

     Pero como estamos en fechas óptimas para la plantación de nuevos árboles, este año, está planeado la plantación de 4 moreras, 1 mandarino (el que planté hace unos años no producía mandarinas de un sabor aceptable y procedí a su eliminación) y 1 cerezo (de variedad a determinar, pero imprescindible de sabor muy dulce.)

Frase del día:
" Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente." Groucho Marx (Julius Henry Marx) 1890 - 1977) Actor, humorista y escritor estadounidense.