Después
de semanas de temperaturas primaverales en toda España, en pleno invierno,
parece que la lluvia y las temperaturas más bajas han decidido quedarse en este
mes de marzo y principios de abril. Estamos teniendo días, en casi toda la
Península, de ambiente más frío, lluvia en muchas zonas y hasta nevadas.
La
inestabilidad en el tiempo podría ayudar, en cierta manera, al cumplimiento de
las recientes recomendaciones dictadas por las autoridades sanitarias de
confinamiento responsable en las viviendas.
Parte
del terreno preparado para la plantación (13 de marzo)
Son tiempos delicados, han pasado tres semanas
completas desde que el gobierno decretó el estado de alarma, en todo el país,
para tratar de controlar la epidemia, que se está propagando a un ritmo elevadísimo, del coronavirus SARS-CoV-2, que produce la enfermedad conocida como COVID-19, o neumonía de Whuan, y que mantiene en vilo al mundo entero.
Muchos trabajos y cuestiones
han tenido que ser aplazados. Sin embargo, la naturaleza y sus ciclos siguen
adelante y, aunque no nos hayamos dado cuenta, nos ha llegado la primavera
mientras estábamos confinados.
Conforme pasan los días y el cansancio va haciendo
mella, aparecen nuevos debates, nuevos roles y nuevas exigencias. Si hace una
semana el protagonismo recaía en los “policías
de balcón”, que vigilan a todos aquellos que bajan a comprar más barras de
pan de “las consideradas esenciales”, surge otro colectivo que comienza a
cuestionar la rectitud de las medidas del estado de alarma: los hortelanos.
Con
las restricciones marcadas por el Gobierno central, este año, “nos juagamos el huerto.” Además, el
confinamiento por el coronavirus ha coincidido, justo, con las semanas más
importantes del calendario de siembra. A finales de febrero, es el momento de
arar la tierra y dejarla oxigenar para comenzar a plantar a partir de mediados o finales
de marzo.
Ciertamente,
puede estar “tolerado” ir a dar de comer a los animales o cuidar la huerta, si
esta no es tu principal actividad económica, pero con muchos matices, sin ir
más lejos, me contaban hace unos días que a un señor mayor que se dirigía a su
huerta a regar, los agentes de la autoridad le dijeron que se volviera, porque
dentro de dos días llovería.
En
mi caso, ya tengo casi toda la tierra preparada para la plantación, además de un adelanto
de plantación, de tomates, que realicé a mediados de marzo, antes del
confinamiento, pero ya veremos cuando podemos comenzar con la plantación de
primavera que, por otra parte, es la principal que se realiza en un huerto.
Este
estado de aislamiento, además, podría estar afectando la salud de muchas personas
de manera colateral, dado que tiene un impacto psicológico al
aumentar la depresión, la ansiedad y otros problemas de salud mental.
- “Ya echo en falta el bienestar emocional, asociado a la agricultura de autoconsumo, que nos proporciona el cultivo de nuestro huerto.”
Hemos
de agradecer, las favorables condiciones climatológicas que estamos teniendo
por esta zona, durante el confinamiento,
sobre todo, con relación al riego del huerto, ya que, cada semana, llueve
copiosamente con lo cual no debemos de preocuparnos por la realización de esta
actividad.
En otro orden de cosas y aunque
la recolección en el huerto, en esta época, es escasa, todavía quedaban restos
de cosecha de invierno por recolectar, tales como habas, cebollas, puerros,
coliflores, berzas etc. Esperaremos al final del confinamiento para proceder a
su recolección, si procede.
Aguantaremos
la reclusión, temporal, dentro de los límites de nuestra residencia
obligatoria.
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