Julio, mes de enérgica actividad en nuestro huerto.
Es verano y, con él, uno de los momentos más activos de nuestro huerto. Lejos de “irse de vacaciones”, con la presencia del sol y las buenas temperaturas que trae consigo, no solo es uno de los momentos del año en el que los cultivos están más activos sino también porque, gracias a él, el crecimiento de las plantas y la producción de frutos en nuestro huerto se acelera.
En julio la producción de los huertos está en pleno apogeo y es conveniente realizar las cosechas en el momento justo. Cada 2 o 3 días daremos un repaso a las tomateras, pimientos, judías y demás plantas que tengamos para recolectar sus frutos.
Estamos en un mes en el que el calor aplastante de este mes nos impide llevar un ritmo normal en las tareas cotidianas a realizar en nuestro huerto, así que las actividades del huerto quedan relegadas a los momentos del día en los que el sol no castiga en exceso.
No obstante, tener un huerto significa responsabilizarse del terreno. De nada sirve tener pereza ahora. Si hace calor, habrá que ir a primera o última hora del día, pero cada dos o tres días hay que estar presentes para tenerlo en unas condiciones mínimamente aceptables. Las plantas necesitan ayuda para crecer bien: en los tomates deben eliminarse los tallos axilares para que esas ramas no resten fuerza a las que son productivas.
Entrada al Huerto. |
Calabacines. |
Por lo tanto julio es uno de los meses más agradecidos del huerto, los cultivos crecen rápidamente y las recolecciones de los cultivos de verano comienzan a ser abundantes, pero deberemos de estar atentos, estas temperaturas también exigen ciertos cuidados, durante este mes deberemos de centrarnos en mantener la humedad del suelo y vigilar las plagas.
Además, y dado que estamos en el momento en el que muchas plantas terminan su ciclo productor, es importante estar pendientes de la recolección antes de que comiencen con el espigado. Estaremos especialmente pendientes de acelgas, lechugas o espinacas ya que si nos despistamos un poco echarán flor. Si esto sucede, lamentablemente no podremos disfrutarlos en el plato.
Por lo tanto, llegado julio, si las cosas han ido bien durante la primavera empezará a ser realmente productivo, dándonos grandes cosechas. Pero, como hemos dicho, es un mes caluroso, y hay que vigilar ciertos aspectos como la humedad del suelo o la aparición de plagas. Únicamente deberemos de seguir ciertos principios básicos para poder disfrutar al máximo de nuestro huerto.
A estas alturas, si no tenemos buenos sistemas y rutinas de riego ya lo habremos notado, pero aún así es bueno recordar la importancia del agua en los meses de verano. Se puede regar por inundación (el agua entra en los surcos que hemos creado y tras encharcarse se va filtrando en la tierra), por goteo (este es el sistema más conveniente para hacer un uso racional del agua) y el riego por aspersión. Deberemos de evitar, lógicamente, el riego por aspersión, ya que las verduras se resentirán y desarrollarán hongos y pudriciones.
Pero, así como en junio el riego era importante. Ahora lo es igual o más. Las altas temperaturas provocan una excesiva transpiración y evaporación y hay que ayudar a las plantas a pasar estas condiciones extremas. Los riegos por aspersión o manguera que mojen las hojas, como hemos dicho, deberemos de evitarlos, sobre todo en las horas centrales del día.
El sol directo durante tantas horas evapora rápidamente el agua del suelo e incrementa la evapotranspiración de la planta (con lo que esta necesita más agua para mantenerse.
Es inevitable que en verano gastemos más agua que en invierno, eso sí, siempre de la manera más eficiente, deberemos optar por un sistema de riego por goteo, el cual nos permita controlar el agua que gastamos.
A pesar de la creencia de que es preferible regar durante poco tiempo varias veces, la experiencia nos ha demostrado lo contrario. Es mejor regar menos veces pero de manera profunda, para que el agua no se quede en la capa superficial del suelo, donde, es evidente, la evaporación se producirá más rápidamente, y penetre hacia zonas más profundas donde se conservará mejor y será más accesible para las raíces.
Lechugas. |
Parra Virgen (de fondo) |
La hora más idónea para regar es a partir de las 20 horas, cuando las horas de sol directo ya han pasado, evitando de esta manera que gran parte del agua se evapore. En zonas frías, en cambio, es mejor optar por regar por la mañana bien temprano, para que el agua tenga tiempo de infiltrarse en las capas más profundas del suelo o de ser absorbida por las plantas antes de las horas de sol, si regásemos por la tarde podríamos provocar que el suelo húmedo se enfríe demasiado durante la noche, afectando a las raíces.
Y, de la misma manera que nuestro huerto crece, también lo hacen las malas hierbas. Algo que no solo es molesto para nuestros cultivos sino que, incluso, es negativo para ellos. Tengamos en cuenta que las hierbas no deseadas son ladrones de agua y de nutrientes para nuestras plantas. Un motivo más que suficiente para tenerlas a raya y dedicarle a nuestro huerto un ratito cada dos o tres días con vistas a eliminarlas.
El control de las adventicias, las mal llamadas “malas hierbas”, son plantas que crecen, precisamente, donde abunda el nitrógeno y la humedad y han de eliminarse con cuidado de no partir sus raíces, pues podrían incluso multiplicarse más.
Ya hemos comentado muchas veces, en anteriores entradas, las ventajas del acolchado y ahora en los meses calurosos se hace casi indispensable para evitar una excesiva radiación en la tierra. Es la mejor forma junto con un riego eficiente, de ahorrar agua y sobre todo, mantener unas temperatura y humedad del suelo adecuadas y mantener a raya a las adventicias.
El acolchado no es más que una capa de unos 5-8 cm de materia orgánica (hojas secas, césped seco, compost, paja y un largo etcétera) cubriendo la capa superior del suelo. ¿Para qué sirve? simple, evita que los rayos del sol incidan directamente en el suelo, evitando la evaporación del agua. Además, también controla la aparición de malas hierbas y aporta nutrientes al suelo conforme se va descomponiendo ¿Se le puede pedir más a algo tan sencillo de hacer?
Platanero. |
Hijo del Platanero. |
Más que sembrar, Julio en el huerto es el momento de recolectar. El mes de saborear los frutos de nuestro huerto y comprobar por qué merece la pena cultivar nuestros propios alimentos.
Existe un truco muy básico para obtener más frutos de una misma planta: cosechar, cosechar y cosechar.
Muchos cultivos tienden a producir más cuanto más cosechas y disminuyen su producción si dejamos días de más los frutos en la planta, ejemplo de esto son: calabacines, sandías, pepinos, pimientos, muchísimas variedades de tomates…
No te dejes abrumar si te has pasado plantando tomates y ya no sabes dónde meter tanta cosecha, siempre puedes regalarlos o conservarlos para consumirlos en el invierno.
Todo el trabajo y sudor que le hemos puesto al huerto en los meses anteriores, es ahora cuando lo vamos a ver en forma de pimientos, tomates, pepinos, calabacines, acelgas, berenjenas, lechugas, judías, etc.
Limonero. |
Manzano (FUJI) |
Esta época es sin duda, el momento de las recolecciones.
¡¡¡ A disfrutarlo !!!
Otro aspecto a tener en cuenta durante este mes es el control de las posibles plagas que atacarán, con toda seguridad, a nuestro huerto. Por lo tanto es importante prestar atención al huerto para detectar posibles problemas. Además, si has plantado tomates, te recomiendo mantengas vigilada y controlada a la tuta absoluta, una plaga muy habitual y bastante peleona.
Las actividades de siembra y trasplante durante este mes se reducen bastante. Deberíamos tener la superficie del huerto cubierta con cultivos de primavera-verano. No obstante podemos ir planificando el huerto para el otoño, e incluso comenzar a plantar algunas especies para esa temporada.
Membrillero. |
Níspero. |
Y, si decidimos comenzar a sembrar, es momento de cultivos como la zanahoria, la rúcula, la escarola y las espinacas. Si nos encontramos en zonas frías, es un buen momento de plantar brócoli, berzas, coliflores, puerros...
Un árbol muy particular, y que ha crecido sólo, en el exterior de la villa, es la higuera:
La higuera es un árbol que puede crecer de manera silvestre. Resiste condiciones climáticas extremas y su crecimiento es mediano es decir, desde los tres metros pero no supera los diez de altura. Posee una copa muy ancha y tupida. Su tronco es de color gris y tiene una textura lisa, este árbol posee un olor característico descrito como campestre.
Es un árbol muy fuerte y de bajo mantenimiento y su crecimiento va a la par con el de sus raíces.
Su hoja es de forma oval con un patrón irregular dentado, son de carácter estacional y de tamaño muy grande y asimétrico siendo las interiores más pequeñas, sus hojas miden 20 centímetros de largo y otros tantos de ancho.
La higuera común es de tipo de higuera unisexual, y muy resistente a cualquier tipo de condiciones. Existen higueras llamadas bíferas que producen dos cosechas al año, una en junio donde se dan las brevas, mayores que los higos y en septiembre los higos.
Deberemos de efectuar riegos con asiduidad, procurando evitar los encharcamientos, estas plantas odian los charcos.
La poda es prácticamente innecesaria en climas cálidos.
La cochinilla la negrilla y la mosca del higo son algunas de las muchas plagas que le afectan a la higuera.
Y ya, por último, una pequeña mención al enjambre que se aposentó en la colmena, en la época del enjambrazón de las abejas, las abejas continúan faenando y polenizando el huerto, en la imagen podemos observar a unas obreras ventilando la colmena, se posan en la entrada de la colmena (piquera), y agitan continuamente las alas para proporcionar aire fresco a la colmena.
Frase del día:
“ Cuando intentas coger las estrellas, puede que no consigas una, pero seguro que no vuelves con la mano llena de barro. ”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por comentar