Seguramente
alguna vez te habrás preguntado si existe alguna diferencia entre un huerto y
una huerta y es que, comúnmente, ambos términos suelen utilizarse de manera
indistinta. Pero, una huerta es un
terreno de regadío de gran extensión que se destina al cultivo de legumbres,
verduras y árboles frutales, mientras que un huerto
es un terreno de regadío de poca extensión, normalmente cercado, destinado
también al cultivo de legumbres, verduras y árboles frutales.
Como
podemos observar la diferencia entre ambos términos únicamente radica en la
extensión del terreno de cultivo. Existen diferentes tipos de huertos
según su soporte de cultivo, el tipo de sustrato que usan, las técnicas
utilizadas, el riego o su finalidad.
Tener un huerto en casa nos libera de
tensiones y aporta un poco de verde a la vida gris de la ciudad. También
tendremos la oportunidad de observar y aprender el ciclo de crecimiento de las
plantas.
Teniendo
claro estos conceptos, preparémonos para poner en marcha nuestro huerto de
verano, con las verduras y hortalizas de temporada. Una gran variedad de
plantas para dar color a nuestro huerto cebollas, tomates, pimientos,
berenjenas, pepinos y muchas cosas más…
Muchos, por no decir todos, de los que se inician en
el mundo de la agricultura urbana suelen empezar con plantones por resultar más
cómodos y fáciles (yo también lo hice). Pero poco a poco las ventajas de
sembrar en semillas, que son muchísimas, van pesando más que la comodidad de
los plantones.
Pero
como lo que nos proponemos es conseguir nuestro fin: “Tener un huerto espléndido en primavera-verano”, disponemos de dos
opciones para ello.
Utilizar
nuestros propios plantones o comprarlos en viveros, llegada la fecha de la
plantación de los mismos. Si nos decantamos por la primera opción es el momento
adecuado para ir preparando los utensilios a utilizar, así como las semillas de
que disponemos para la obtención de nuestros plantones.
Si
nos decantamos por la segunda opción, llegado el momento, tendremos las plantas
de temporada aptas para cultivar en cada zona en viveros, mercadillos y
cooperativas.
Como
estos sitios son el paraíso, vamos a
querer llevarnos de todo, (aunque no tengamos ni idea de dónde plantarlo), así
que no está de más ceñirnos al croquis de
lo que cabe en nuestro “trocito de tierra”. Aún así, es
posible que compremos verduras u hortalizas que ni conocemos.
Los
precios son bastante asequibles y deberemos de tener en cuenta que en algunos plantones, como las cebollas,
viene más de una planta y tendremos que separarlas.
A
tener en cuenta es recordar e identificar que es cada una de las plantas que
hemos comprado, para ello nos puede servir ir anotando el nombre de cada una de
ellas en el mismo papel que las suelen envolver.
Si
después de comprar “tus plantones”,
no puedes ir directamente al huerto a plantarlos,
no te agobies, porque estos resisten un par de días envueltos en papel, pulverizando
agua y metidos en una bolsa abierta.
Es muy
importante tener una idea aproximada de lo que vamos a plantar en nuestro
huerto y nada mejor que utilizar los semilleros para ir cultivando
escalonadamente y así evitar que crezca todo de golpe, es preferible ir
sembrando según vayamos consumiendo.
Pero
lo que nos ocupa actualmente, es la creación de nuestros propios plantones,
partiendo de nuestras semillas recolectadas de la campaña anterior.
Antes
de manipular las semillas, y para mejorar los
resultados, humedeceremos el sustrato antes de rellenar los semilleros, así
toda la mezcla estará húmeda y no quedarán zonas secas que puedan dificultar la
germinación. Este trabajo lo realizaremos un par de horas antes de sembrar
nuestras semillas.
Rellenaremos los semilleros con el sustrato
humedecido, dejando 1-2 cm libre hasta el borde.
Presionaremos ligeramente con la yema de los dedos
para que se asiente bien el sustrato, procurando que
quede suelta, para que la semilla no encuentre dificultades a la hora de
abrirse paso hacia la superficie. Dependiendo de lo que vayas a plantar, si no
están efectuados en tu semillero, tendrás
que hacer agujeros en la parte inferior
del mismo para que drene el agua.
Coloca 2 o 3 semillas, depende del tamaño de nuestro
semillero, si los agujeros del mismo son de 3 cm serán suficientes 2 semillas,
pero si los agujeros son de 5 cm podremos depositar 3 ó 4 semillas en cada uno
de los agujeros del semillero, sobre el sustrato.
Utiliza un poco de sustrato humedecido para enterrar
las semillas. Las semillas muy pequeñas, basta con presionarlas sobre la
superficie, sin tapar.
Etiqueta los cultivos y vuelve a regar con un pulverizador
o situando los semilleros en una bandeja con agua, (retíralos al cabo de un rato
para que eliminen el agua sobrante). ¡No uses regadera, puedes arrastrar las semillas!
Puedes
confeccionarte tu propio invernadero, con unos palos y plásticos, e introducir
tus plantones en el mismo, con lo que aumentará la estabilidad térmica y el
ritmo de germinación de las semillas. Si te decantas por esta opción, introduce
tus semilleros en el mismo y si observas que hay un exceso de condensación tendrás que dejar una parte del
invernadero destapada para
evitar que se pudran o que sean atacadas por los hongos.
Pasados
unos días verás aparecer unos pequeños brotes, y el trasplante de la plántula del semillero a su lugar
definitivo se realiza cuando ésta ya tiene 4 hojas o alcanza una altura
aproximada de 15 cm.
Ahora
únicamente queda regar sin excesos y, !!! Dejar que la naturaleza siga su curso. !!!
No
quisiera cerrar esta entrada sin mencionar algunas reflexiones que nos pueden
ayudar a la hora de tener en cuenta la planificación y algunos consejos para
ayudarte y animarte a la creación de tu propio huerto.
Todo
el mundo sabe que las plantas necesitan agua, pero algunas tienen más sed que
otras. Por ejemplo, los tomates necesitan mucha agua, pero les gusta sentir un
poco la sequedad entre trago y trago, esto favorece la floración y cuajado de
las flores.
Sí,
sí. La palabra “fertilizante” o “abono” a menudo genera miedos entre los hortelanos
primerizos, pero no hay por qué temerla. No quiero promocionar, ni hacer
publicidad del producto, pero este es el que uso, habitualmente, en mi huerto.
Si
estás buscando un abono para tu jardín, lo primero que habrás descubierto es
que existe una amplia oferta en el mercado. ¿Por dónde empezar? Bueno, los
abonos orgánicos “equilibrados” suelen ir bien para la mayoría de las flores, verduras y
hortalizas.
Es
un abono universal granulado de liberación lenta.
Nitrógeno,
Fósforo, Potasio y Magnesio.
Si
un abono es equilibrado quiere decir que sus tres ingredientes principales,
nitrógeno, fósforo y potasio (NPK), están al mismo nivel. En general, el
nitrógeno es bueno para las hojas y los tallos, el fósforo es para las raíces y
el potasio para las flores y los frutos. Por tanto, un abono equilibrado
alimenta a la planta en su totalidad. No obstante, lee bien las instrucciones del envase para saber con cuánta
frecuencia tienes que alimentar a tus pequeñas, y cumple los horarios.
Aprende
a llevarte bien con los insectos. Algunos, como los pulgones, serán tu peor
enemigo. Pero otros, como las mariquitas y las abejas, serán tus mejores y más
fervientes aliados y amigos. Si te das cuenta de que las hojas han empezado a arrugarse y a
marchitarse, mírales el envés. Probablemente encuentres alguna población de
pulgón en tu querida planta.
No
hay nada más emocionante que plantar un montón de semillas en un huequito y ver
cómo empiezan a brotar. No obstante, no conviene dormirse en los laureles; no
puedes dejar que todas crezcan. Sí, ya sé que es duro eliminar una de las
plantas, que con tanto mimo y cariño has ido criando, pero las plantas no
pueden crecer unas encima de otras. Competirán por los recursos, la luz y el
espacio… no podrán desarrollarse de forma adecuada y acabarán muriendo. Así
que, es mejor que arranques los tallos más débiles…
Lo importante es planificar bien,
es cierto que nadie nace enseñado, pero, por experiencia, sabemos que los “agricultores primerizos" se suelen dar
cuenta de este detalle al final del proceso. Aunque solo siembres unas poquitas
cosas, organízate bien, ten en cuenta tus horarios y piensa cuándo tendrás un
rato al día para atender a tus plantas, regarlas y cuándo podrás podarlas,
echarles abono, etc. Piensa en lo que te gustaría ver, oler o comer, y si todo
esto encaja bien con tu tiempo y con la luz que llega a tu huerto. Investiga un
poco, y sobre todo, los primeros años, trata de plantar algo que sea sencillo de cultivar.
Concluyendo,
los primeros años, lo más importante, es que te plantees qué es lo que te
motiva y lo que más capta tu interés.
Porque,
al final, los huertos urbanos, son para valientes. Con un poco de planificación
y de documentación, pasarás la prueba y obtendrás una buena cosecha, !!! Seguro. !!!.
Frase
del día:
“❀ El desapego no quiere decir que no
debes poseer nada, el desapego quiere decir que nada te debe poseer a ti.”
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