miércoles, 3 de enero de 2018

Ajos por Navidad

Aún tenemos tiempo de sembrar ajos, es tradicional hacerlo en la mengua de enero. En el ajo la piel de la cabeza es blanca, pero la del diente es la que distingue a las variedades. Puede ser ajo morado (rústico, aromático, con más alicina), blanco (se conserva peor, menos aromático) y el rosáceo (o chino, a bajo precio y la peor calidad). El más interesante es el morado, también conocido como rojo, del que existen excelentes variedades locales como el “Morado de Las Pedroñeras”, que es el que plantaré este año en mi huerto.
 
Por su rusticidad y poca profundidad radicular, el cultivo del ajo no necesita una gran preparación del terreno. A la planta del ajo le gusta el calor, pero aguanta muy bien las temperaturas bajas, e incluso las heladas, por lo que su plantación se realizará en un lugar soleado del huerto, pero bastará con que reciba 5 horas diarias de sol.
 
 
Por tanto la primera labor consiste en preparar la tierra un tiempo antes de sembrar los ajos, removiéndola bien, abonándola con estiércol y aireándola. Cuando vayamos a plantar los ajos volveremos a remover la tierra para que esté bien esponjosa. La tierra ideal para sembrar ajo es en suelo plano con buen drenaje y poca salinidad y pedregosidad.
 
El “pintado” de la superficie del terreno consiste en marcar las líneas de plantación de tal forma que queden suficientemente claras para poder realizar la siembra a mano.
 
La multiplicación del Ajo, generalmente, se realiza de modo vegetativo, plantando los “dientes” directamente en la tierra. Se puede hacer también mediante semillas.
 
La simiente se desgrana antes de su plantación, esta operación consiste en disgregar los dientes de las cabezas, en las horas previas a la siembra, cuidando de que los dientes no sufran daño, para prevenir daños posteriores, causados por hongos que atacan al ajo en sus primeros estadios, ya que los dientes pueden llevar esporas adheridas, o porque éstas pueden estar en el terreno de cultivo, es conveniente aplicar un tratamiento a base de fungicidas.
 
Generalmente usamos el término “siembra”, para designar la labor de plantación del bulbo, aunque técnicamente en el cultivo del ajo, este no se siembra, se “planta”, ya que, generalmente, lo que se utiliza es material vegetativo (dientes) y no semillas.
 
Es muy recomendable no efectuar la plantación en el mismo lugar en la que se realizó el año anterior, con el fin de evitar enfermedades y ataques de plagas que puedan afectar a la plantación.
 
El mejor periodo para plantar o sembrar ajos suele ser de noviembre a febrero (si te encuentras en el hemisferio norte) o de mayo a agosto (si estás en el hemisferio sur). La época de realizar la plantación depende de las condiciones climáticas de la zona, evitando las épocas de precipitaciones y la plantación se realizará en luna menguante.
 
En lugares con inviernos fríos y secos, la siembra se realiza desde primeros de diciembre hasta mediados de enero.
 
Los marcos de plantación más usados para la plantación del ajo están entre 40 y 45 cm entre líneas, y de 10 a 15 cm entre plantas dentro de la misma línea.
 
La plantación se realiza a una profundidad media de 3 cm. en suelos arcillosos y de 5 cm. en suelos arenosos. Para un perfecto desarrollo vegetativo del ajo, debe cuidarse de que el diente se plante con el germen (la parte que tiene forma de pico) hacia arriba, ya que si se planta hacia abajo, el tallo deberá realizar un giro para seguir su geotropismo natural, empleando para ello parte de sus reservas de energía, y con el consiguiente riesgo de que la planta pierda “arraigue” en el suelo.


 Realizar bien esta tarea facilita la posterior labor de eliminación del “escapo floral”, (la flor del ajo, se corta antes de que florezca y está estupenda usada como ajo tierno), ya que si la planta no se encuentra bien arraigada es fácil que resulte arrancada al eliminarse el escapo floral.
 
Después de la plantación es necesario tapar los dientes con tierra para evitar que sufran daños por calor, frío, animales, pájaros, etc. Una vez plantados los dientes de ajo debe hacerse el primer riego cuidando que el agua drene y que no se formen charcos. Esto puede crear una costra en la tierra impidiendo que emerja la planta. El segundo riego deberá hacerse a los 10 o 15 días. Es necesario mantener la tierra permeable por lo que rastrillaremos  la superficie removiéndola un poco para que la planta se desarrolle bien, así mismo quitaremos los terrones y las malas hierbas.
 
Riego: Al ajo le encanta el agua pero hay que tener cuidado con el riego, puesto que una carencia de humedad puede provocar que los ajos crezcan muy pequeños, y un exceso de humedad puede favorecer la aparición de enfermedades. Los riegos irán en consonancia con el calor existente en la zona, a más calor más riegos.
 
Fertilización: El abonado se ha de realizar antes de 30 de marzo. El azufre es también importante, ya que interviene en el contenido de sulfuro de alilo, relacionado con las propiedades organolépticas, por lo que se aconsejan igualmente abonos con sulfatos de distintos micronutrientes.
 
Eliminación del escapo floral: El escapo floral, y siempre para una pequeña plantación se realizará manualmente, evitando la merma de las sustancias de reserva acumuladas en el bulbo. Mediante esta eliminación se acelera su maduración, pudiendo iniciarse la recolección entre siete y diez días después. Cualquier riego realizado después de la eliminación del escapo floral resultará perjudicial ya que el tallo queda hueco y la entrada de agua dañará al bulbo.
 
Recolección: El ajo tarda unos 5 ó 6 meses en desarrollarse. Y podremos recolectarlo cuando las hojas de la planta se hayan marchitado y su color sea amarillento. Los dejaremos secar unos días al sol, en el mismo terreno donde los teníamos plantados, y pasados estos días procederemos a efectuar las llamadas “trenzas”, posteriormente colgaremos las mismas en un lugar seco y aireado con lo que conseguiremos aumentar la preservación de los ajos.
  
 
No olvidemos que el ajo además de ser muy rico en sales minerales como azufre, encimas y vitaminas, tiene también otras propiedades como la de reducir el nivel de grasa y colesterol en la sangre, hacer la sangre más fluida y así disminuir el riesgo de infarto y trombosis, prevenir el cáncer, ser un potente bactericida, ser útil contra la bronquitis, la tos y el catarro e incluso puede utilizarse como desinfectante en la cura de heridas, entre otras.
Frase del día:
" El trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento." Víctor Pauchet (1869 - 1936) Cirujano francés.
 

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