La
tomatera es una hermosa y compleja planta
que pertenece a la familia de las solanáceas y, aunque actualmente es cultivada
a lo largo y ancho del planeta, es originaria del continente americano.
Es muy apreciada desde el campo alimenticio por su rico fruto
(tipo baya), carnoso y de color rojo, al que llamamos tomate, y que utilizamos
cotidianamente tanto crudo como procesado de diferentes maneras.
En
cuanto a su cultivo, es importante señalar que es una hortaliza con un ciclo de cultivo relativamente complejo, y con unos requerimientos vitales y
nutricionales muy completos. Necesita riegos abundantes y sol directo.
Todos
queremos que nuestros tomates tengan un calibre, textura y sabor excelentes, en la
recolección, y para tratar de conseguir este propósito hemos de tener en
cuenta ciertas pautas, a destacar entre ellas:
- Las rotaciones del cultivo del tomate, aportan un resultado positivo contra las plagas. Es necesario ir alternando con otras plantaciones a las que la plaga no les afecte de la misma forma.
- Es preciso inspeccionar los cultivos regularmente, para controlar la incidencia de las posibles plagas y enfermedades, con el objetivo de imponer el tratamiento oportuno.
- Los productos fitosanitarios que se apliquen, debe hacerse de forma moderada, teniendo en cuenta que este tipo de pesticidas, además de a los agentes que inciden en la plaga, también eliminan a los enemigos que la naturaleza nos da para combatir a los primeros, es decir, los depredadores naturales que destruyen, a su vez, a los insectos y organismos causantes de las plagas.
- Cuando se ha producido la infección de la planta del tomate, lo mejor es suprimir la parte dañada, así como las malezas. De esta forma, reduciremos las fuentes de agentes dañinos.
Los
problemas más graves que afectan al cultivo del tomate los producen los virus,
que son transmitidos por insectos vectores, principalmente pulgones, moscas
blancas y trips. En algunas ocasiones, los síntomas de los virus son muy
parecidos.
Para comenzar, vamos a conocer algunas de las plagas que atacan, o pueden atacar, al tomate,
desde hongos hasta insectos, así como enfermedades víricas y de otros tipos que
son muy comunes en esta planta.
Existe pulgón verde, amarillo, blanco, negro y rojo.
Se trata de una plaga muy problemática porque se extiende muy rápido gracias a
las hembras, que son aladas y se mueven continuamente entre las partes más
tiernas de la planta, consumiendo la savia de la planta hasta agotarla. Podemos
localizarlo en el envés de las hojas y en el tallo, producen un enrollamiento y
arrugado de las hojas hacia abajo.
Una buena pista para localizar
el pulgón es la detección de melaza (sustancia azucarada y pegajosa) así
como hormigas a su alrededor defendiéndolos. Para combatirlo ecológicamente podemos
usar infusión de ajo, de cola de caballo, purín de ortigas, o bien incluir
depredadores naturales de estos insectos, como mariquitas o avispas.
Es
un ácaro que se desarrolla en el envés de las hojas de la tomatera,
provocando manchas amarillas que terminan en desecación y caída de la hoja. El
momento en que este insecto es más agresivo es en la primera fase del
desarrollo, cuando aún la planta es muy joven. Las altas temperaturas y la
escasez de humedad favorecen el desarrollo de esta plaga. Para su tratamiento es conveniente tratar la planta con azufre.
Si nos acercamos mucho al área afectada por este ácaro
podemos visualizarlo. También con el uso de una lupa observaremos la parte
posterior de las hojas de la planta, que aparecerán decoloradas, con
manchas amarillentas o puntos.
También se conoce la Araña blanca: este ácaro deja las
hojas abombadas, curvadas, más oscuras y con aspecto alargado y nervios
salientes.
Los síntomas que causa este lepidóptero son minas
anchas que dejan intacta la epidermis pero se pueden apreciar restos de
excrementos en su interior. Los brotes quedan apolillados y los tomates
presentan unos orificios y las zonas internas ennegrecidas. Pulsa sobre este
enlace para conocer
más sobre la Tuta.
Cuando se ha producido la invasión de la mosca blanca,
por lo general a las partes más tiernas de la planta, la larva y los individuos
adultos se van alimentando de la savia, lo que va provocando un aspecto débil y
amarillento en la plantación. Pone los huevos en el envés de las hojas.
No solo daña las tomateras succionando la savia, sino
que también transmite enfermedades. Coloca trampas cromáticas que las espanten
para evitarlas y riega con agua con aceite de Neem una vez al mes para
prevenirlas y tratar la plaga si ya la hay.
Son larvas de insectos que se introducen en el
interior de las hojas y conforme se van alimentando dejan unas líneas como un
camino que recuerdan a minas, de ahí el nombre, dañando a la planta gravemente
si no se controla. Como actúan muy rápido, la planta puede morir en poco
tiempo. El único control totalmente ecológico de este problema es cortar las
hojas afectadas y tirarlas a la basura orgánica, lejos del terreno, o bien
incinerarlas.
Unas pequeñas manchas plateadas e irregulares, que
corresponden con lesiones en el envés de las hojas, nos indicarán que hay una
infección de esta plaga, y los daños se irán produciendo a causa de la
necesidad de alimentarse, por parte de los agentes adultos y sus larvas.
Es un parásito que además de dañar las plantas,
también transmite un virus conocido como el bronceado del tomate. En este caso,
es mucho mejor la prevención que luego combatir los trips, pues es mucho más
complicado. Para evitar que se instalen en las tomateras cuelga de estos trozos
de plásticos que les molestarán y coloca trampas adhesivas de color azul, que
les atrae.
Enfermedades bacterianas del tomate
Las enfermedades causadas por hongos pueden provocar
pérdidas importantes en el rendimiento y la calidad de los cultivos, disminuyen
la vida útil de las plantas y limitan su producción debido a malformaciones de
los frutos.
Mildiu:
Un hongo que afecta a las hojas observándose manchas amarillentas
de apariencia aceitosa que posteriormente pasan a pardas, necrosándose en el
centro.
En el envés aparece un fino velo blanco que se
corresponde con las esporas. En el tallo, encontramos manchas pardas alargadas
que es símbolo de necrosis y marchitez en la planta. El cultivo toma un aspecto
quemado. En los frutos en desarrollo se observan manchas blandas de aspecto
pardo generalmente en la mitad superior.
Para combatirlo podemos usar un sulfato ecológico para
tomates, como el sulfato de cobre, u otros remedios como purín
de cola de caballo o de ortigas.
Oídio:
Es otro hongo que da un color blanquecino a las hojas,
encontraremos manchas amarillentas en el haz de la hoja que se posteriormente
se necrosan rápidamente apareciendo una especie de polvillo blanquecino en el
envés.
Se puede usar fungicidas caseros, como la leche, la
infusión de capuchina, purines
de ortigas o de cola de caballo, así como azufre en polvo. Pincha sobre
este enlace si quieres conocer más sobre oídio y
mildiu, Roya, Botrytis.
Roya:
Este otro hongo hace que la parte de atrás de las
hojas sea naranja y la delantera sea amarilla, hasta que muere la planta. Se
puede tratar con sulfato de cobre o cualquiera de los demás remedios caseros
para los hongos de las plantas que he mencionado en los apartados anteriores.
Roña:
Es otro hongo que ataca a gran variedad de cultivos,
pero este se diferencia de los anteriores porque deja manchas de color negro en
las hojas y los tallos. Puedes combatir la roña del tomate con sulfato de
cobre, purines de ortigas, cola de caballo, salvia y tanaceto o hierba
lombriguera.
Podredumbre:
Existen las podredumbres botrytis y la blanca, que son
hongos. La botrytis deja la planta de color marrón y la blanca se detecta
porque se observan zonas algodonosas de color blanco. Para combatirlas usa
sulfato de cobre, infusión o extracto de ajo, leche, capuchina, ortigas o jabón
potásico. La mejor forma de prevenirlas es evitar daños como cortes, dejar
espacio entre cada planta para que haya ventilación y quitar las partes
afectadas que veamos enseguida.
Este otro tipo de podredumbre, pudrición
apical del tomate, lo menciono aparte porque no se da por un hongo en
sí, sino que la planta tiene déficit de calcio, ya sea porque le aportamos poco
en la tierra o porque tiene problemas para asimilarlo. Se ve toda la zona baja
del fruto oscurecida o totalmente negra. Lo mejor es regar con infusión de
cáscaras de huevo o añadirlas troceadas en la propia tierra y dejar que se
degraden en ella.
Asolado o planchado del tomate:
En el lateral de los frutos expuestos al sol aparece
una zona blanca deprimida dejando el tejido con aspecto de papel y, si el fruto
es aún joven, luego se forma una cicatriz.
Orugas:
Las orugas de las mariposas se comen las hojas y los
tallos y brotes jóvenes de las tomateras. Unas de las mejores opciones
ecológicas para quitarlas de las tomateras es usar la bacteria Bacillus
Thuringensis, que se puede adquirir en tiendas de agricultura y jardinería
y daña a las larvas, o bien usar infusión o té de jengibre.
Vasate:
En los cultivos cubiertos, en un invernadero, es el
lugar donde encontraremos con más probabilidad esta plaga. Las señales
indicativas comenzarán por un color oscuro comenzando por los tallos, siguiendo
por las hojas, pudiendo llegar a los frutos, desarrollándose desde abajo hacia
arriba. Se propaga, al igual que la plaga de la araña roja, con baja humedad y
altas temperaturas.
Las hojas de la tomatera se van secando tomando
coloraciones rosáceas y el tallo va tornándose bronceado hasta quedarse ambos
secos con un color amarillo rojizo por culpa de este ácaro.
Gusanos del suelo:
Este tipo de plaga se irá alimentando de la parte
inferior de la plantación, las raíces, y de la parte inferior del tallo, sobre
todo en el caso de plantas débiles y jóvenes. Como tratamiento, existen en el
mercado diferentes productos de tipo biológico, así como cebos envenenados.
Nematodos:
Las plantas infectadas por nematodos presentan un
crecimiento débil, marchitamientos, clorosis y raíces con deformaciones y
agalladuras (nódulos). Distribución en rodales (plantas formando áreas más o
menos circulares) o siguiendo líneas de riego.
Esta plaga va entrando en la raíz de la plantación,
originando lo que se conoce con el nombre de “batatillas”, que hace que los vasos que nutren a la planta se
vayan obstruyendo, con la disminución del desarrollo natural y el surgimiento
de hojas marchitas.
Algunos virus que pueden atacar a nuestras
tomateras son:
Peste negra del tomate o virus del bronceado del
tomate
- Las hojas: presentan unos característicos dibujos en forma de grabados o arabescos.
- Los frutos: presentan círculos concéntricos, en ocasiones con ligero relieve. Crecimiento unilateral característico. En la maduración del fruto se colorean de forma poco homogénea, produciendo una coloración llamativa y característica.
Virus del Mosaico del tomate
Tanto en las hojas como en los frutos se aprecian manchas cloróticas con forma de mosaico.
Virus del rizado amarillo del tomate, o virus de la
cuchara (TYLCV)
Las plantas
paralizan su crecimiento, pudiéndose observar una reducción del tamaño de las
hojas y de las distancias entre nudos.
- En las hojas: Los síntomas foliares son lo más distintivo de del rizado amarillo de la hoja del tomate. El peciolo de la hoja puede aparecer enrollado.
- En los frutos: Puede producirse falta de cuajado, o los frutos pueden resultar más pequeños y de color más pálido.
Virus de la mancha anular del tomate (TRSV)
- Hojas: Manchas con patrón de mosaico amarillo, que derivan a manchas necróticas de color amarillo y café. Crecimiento atrofiado.
- Troncos y tallos: Manchas acuosas y rayas.
- Frutos: Manchas de color verde oscuro. Deformaciones de los frutos.
Virus de la mancha anular del tomate (CMV)
Las plantas de tomate generalmente están
atrofiadas.
Hojas deformadas, u "hojas de
helecho", necrosis en pecíolos y tallos, pudiendo llegar a causar la muerte de la planta.
Reducción del limbo foliar.
Los frutos en
maduración presentan anillos con cavidades anulares que permanecen amarillas al
madurar.
Frase del día:
"
❀ Toda cuestión
tiene dos puntos de vista: el equivocado y el nuestro. "