En esta entrada vamos a hablar de un proceso que seguramente será conocido por la mayoría, pero no por eso vamos a dejar de tratarlo. Estamos hablando de la recolección de la almendra.
Los primeros días de sol de febrero traen consigo el nacimiento de las flores blancas y rosáceas, dependiendo de la clase que este sea, de los almendros. El árbol queda totalmente florido en 15 o 20 días, y cuando los pétalos de loas flores caen, queda a la vista la "almendrita". Si todo va bien el almendruco seguirá creciendo hasta la segunda semana de septiembre, cuando comienza la época de la recolección de la almendra.
Algunas de las almendras del árbol habrán caído al suelo antes de que comencemos con la recolecta. Por esta razón, lo primero que debemos hacer es recoger las almendras que el viento haya podido empujar al suelo.
Para recoger los frutos es aconsejable disponer de una lona grande, se puede suplir con una red, la cual colocaremos en el suelo rodeando al almendro.
También necesitaremos para esta labor una caña o vara grande con la que golpear, suavemente, las ramas del almendro. De esta manera las almendras caerán sobre la red colocada con anterioridad y después será más fácil recogerlas. Como es lógico algunos de los frutos caerán fuera de la red, por lo que tendremos que proceder a su recogida manual posteriormente.
Una vez recogidas todas las almendras llega el momento de "escoscarlas", es decir, quitar la piel que recubre la almendra y su caparazón. Este es un proceso bastante costoso que desde hace años se suele hacer con una máquina especial.
- Únicamente será necesario poner al fuego agua en un cazo o cacerola y cuando comience a hervir, echamos las almendras y las dejamos aproximadamente un minuto.
- Después escurrimos bien el agua, esperamos que se enfríen un poco y cogemos almendra por almendra entre los dedos índice y pulgar, y con la otra mano le damos un pellizquito en el extremo para romper la cutícula, después movemos un poco los dedos, índice y pulgar, en dirección contraria uno de otro.
La piel de la almendra se soltará con mucha facilidad.
Una vez peladas las extendemos en una bandeja de horno y las metemos un momento al horno caliente para que se sequen.
De esta manera, podremos guardarlas en un tarro de cristal o un recipiente hermético hasta el momento de consumirlas o utilizarlas.
Las almendras no quedan hervidas o cocidas sino crudas pues el escaldado es muy rápido y sólo afecta a la piel.
" No es verdad que las personas paran de perseguir sueños porque se hacen viejos, se hacen viejos porque paran de perseguir sus sueños." Gabriel García Marquez (1927 - 2014) escritor y periodista colombiano.
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