viernes, 24 de enero de 2025

El Romero, la hierba sagrada

Esta planta, cuyo nombre científico es Rosmarinus officinalis deriva del latín “ros” y “marinus” que significa “rocío marino” o “rocío del mar”, es una de las aromáticas más utilizadas en el mundo, crece en toda la Península y está presente en multitud de platos tradicionales.

El romero, es una planta mediterránea conocida por su extrema rusticidad. Puede soportar altas exposiciones al sol, sequías prolongadas, incluso, temperaturas tan bajas como -20ºC.

El exceso de humedad, ya sea por riego excesivo o por estar ubicada en zonas con lluvias constantes, es muy perjudicial para la planta. Puede provocar la aparición de hongos que acaben secándola complemente.

El romero es un arbusto perenne que puede alcanzar más del metro de altura y que posee muchas hojas finas y flores que presentan tonalidades desde blanquecinas a azuladas y rosáceas. Ofrece un sabor fuerte, con aromas a pino, nuez moscada y lavanda y es una de las hierbas aromáticas más usadas tanto en la medicina tradicional como en la cocina española, específicamente, la murciana, donde es asociada a la carne de conejo y a los arroces de campo.

El romero siempre ha sido una planta cargada de simbolismo. Estaba consagrado a Afrodita, la diosa del amor y en las bodas simbolizaba la fidelidad en la pareja.  En Roma se quemaba mediante rituales mágicos para la purificación del hogar. Hoy, en la agricultura, se usa como un repelente natural distribuyéndose en setos que cercan los cultivos evitando la acción de insectos y orugas.

Para la medicina tradicional, el romero tiene propiedades estimulantes, depurativas, y antioxidantes. Se toma en infusión como remedio para los problemas digestivos, así como para desinfectar heridas y tratar aguas contaminadas. Y es que uno de nuestros arbustos más significativos es toda una farmacia natural.

Pero además de la cocina y la medicina, hay otros usos del romero entre los que cabe destacar:

·     Ambientador: Basta con colgar unas pocas ramas, a ser posible en flor, para que su aroma penetre toda la casa. También funciona como ahuyentador de insectos.

·      Planta ornamental: Además de ser muy bonita, se mantiene verde todo el año y es un arbusto que no requiere mucho cuidado.

·      Purificador de agua: Desde hace milenios en el Mediterráneo se usaba el hervir agua con un puñado de romero para purificarla, de esta forma la acción antibacteriana de esta planta era usada para bajar la carga bacteriológica del agua.

Por su origen en climas mediterráneos el romero requiere ambientes con mucho sol y poco agua, y una vez establecida la planta es tolerante a la sequia. Es importante que el agua pueda drenar por completo para evitar que se acumule a su alrededor y se pudran las raíces. Aún así, si tu romero está en un suelo con buen drenaje, excederse con el riego también le provocará estrés por exceso de humedad. Si el romero se seca por debajo, es probable que sea a causa de un exceso de riego que haya propiciado la pudrición de las raíces o el ataque de los hongos.

Si este es el caso, deja que la tierra se seque por completo antes de volver a regarlo, especialmente si sucede durante los meses fríos.

Si bien el romero no necesita ser podado, si está muy tupido la humedad puede quedar estancada ahí. En ese caso, lo ideal será que despejes un poco sus hojas.

Entender los factores que afectan en esta planta es fundamental para identificar las causas específicas del problema de nuestros ejemplares.

Si te preguntas cómo rescatar una planta que se está secando, lo principal será identificar la causa que está provocando que tu romero no se encuentre en buenas condiciones.

Algunas de las razones por las que nuestra planta de romero se seca pueden ser:

·      Lo primero es, si se trata de romero en maceta, moverlo a una ubicación lo más iluminada posible, preferiblemente en exterior. La incidencia de la luz debe de ser directa, sin tamizar por cortinas ni otros obstáculos.

·      Una mala ubicación: La principal causa de que las plantas de romero se sequen es elegir una ubicación inapropiada para cultivarlas. El romero es una planta que debe estar al exterior, al aire libre, no en interiores ya que requiere mucha luz para crecer correctamente. Lo mismo ocurre con el tomillo, la salvia o la ruda. A estas plantas mediterráneas y muy áridas lo que les ocurriría dentro de casa es que tendrían un crecimiento ahilado, con ramas muy largas. Para que crezcan robustas, necesitan estar en el exterior.

·       Exceso de humedad: Una de las principales señales que nos indica que la planta se está secando y que necesita nuestra atención es cuando su aspecto cambia a marrón, esto puede ser causa de que la tierra está demasiado fría o demasiado caliente. En caso de que la planta de romero esté seca por estar a una temperatura muy alta, la mejor opción para recuperarla es llevarla a una zona más fresca donde tenga la posibilidad de volver a crecer.

Para evitar que el romero cambie su aspecto negativamente, hay que tener en cuenta una serie de cuidados especiales, además de los que se mencionaron anteriormente.

Si se comprueba que la tierra en la que se encuentra no está ni muy caliente ni muy fría y tampoco demasiado húmeda, esto podría ser señal de que la planta ya es vieja o no fue tratada correctamente antes de comprarla y es demasiado tarde para recuperarla.

Además de la luz y la temperatura, también es indispensable tener presente que, pese a que el romero puede tolerar suelos pobres, prospera mejor con tierra de tipo arenoso o en una maceta de terracota sin vidriar que ayuda a que el exceso de humedad pueda evaporarse. 

CURIOSIDADES:   Reproducción del Romero

Pocas personas saben que es posible reproducir romero partiendo solo de una ramita, para tener una planta nueva y exuberante. Si no quieres comprar una planta de romero y quieres intentar obtenerlo de una ramita, sigue los pasos que indico a continuación.

Las hierbas aromáticas como el romero se pueden reproducir por esquejes, es decir, a través de un fragmento del tallo de una planta que esté sana, fuerte y mida, al menos, unos 15 centímetros.

El procedimiento es muy sencillo y actuaremos de la siguiente manera:

·      Cortaremos la ramita en diagonal dejándola reposar durante un día.

·      Al día siguiente quitaremos las hojas de la mitad de la rama hacia abajo.

·      En un recipiente de vidrio verteremos agua y colocaremos la ramita, con la parte cortada abajo.

·      Colocaremos el recipiente cerca de una ventana lejos de corrientes de aire frío.

·      A medida que vaya creciendo, el agua se evaporará, por lo que deberemos agregar más agua a temperatura ambiente y poco a poco.

·    Después de aproximadamente una semana, los primeros brotes comenzarán a formarse a partir de la ramita.

·     Al cabo de un mes también habrán aparecido las primeras raíces: ha llegado el momento de plantar el romero a la tierra.

·      Elige una maceta de 15 centímetros de profundidad, llénala con un poquito de tierra y compost, haz un agujero en el centro e introduce la ramita. No olvides regarla cada cierto tiempo, sobre todo en los primeros días.

Intenta hacer el proceso, siguiendo los pasos, y podrás tener siempre a mano una planta maravillosa y frondosa.

En conclusión, tener una planta de romero puede ser una adición valiosa para tu hogar, tanto por su funcionalidad como por su estética. El romero es una planta multifuncional con aplicaciones en la medicina, la gastronomía, el bienestar emocional y el cuidado personal. Su facilidad de cultivo y sus múltiples beneficios la convierten en una planta valiosa y práctica en diversos contextos.

Frase del día:

Lo que importa, no es lo que te ocurre sino cómo reaccionas.” Epíteto

sábado, 11 de enero de 2025

Los ajos y su riego

El ajo es uno de los alimentos más utilizados en la dieta mediterránea, debido no solo a su sabor sino también a sus numerosas propiedades. Es un buen conservante para el alimento y, entre otros muchos beneficios, tiene propiedades antibióticas, es decir, nos ayuda a proteger a nuestro organismo de las infecciones.

El cultivo de ajos es una práctica ancestral que ha perdurado a lo largo de los siglos debido a su versatilidad en la cocina y sus beneficios para la salud. Sin embargo, para obtener una cosecha exitosa, es crucial entender cuándo y cómo se plantan y riegan los ajos. En esta entrada exploraremos la frecuencia y los métodos óptimos para el riego de los ajos, así como el cómo y cuándo plantarlos, asegurando un desarrollo saludable y una cosecha abundante.

Dientes de ajo para plantar.

Cabezas de ajo recolectadas.

El ajo es una de las plantas más sencillas de cultivar, ya que apenas necesita cuidados, y se puede plantar en un terreno pequeño. De hecho, es ideal para aquellos que quieran iniciarse en el mundo de la horticultura. Pero que sea cultivo fácil no significa que no haya que tener en cuenta algunos factores importantes para conseguir una buena cosecha, como por ejemplo a qué distancia se siembra el ajo, en qué meses, cómo se riega o cómo se recolecta y se conserva.

Antes de saber cómo plantar ajos, debemos conocer que hay dos maneras de hacerlo: con semillas o plantando directamente los dientes del ajo. No obstante, lo más fácil y habitual es plantar ajos sin semillas, es decir, enterrando los dientes de ajo.

Para plantar un diente de ajo, el primer paso es preparar y acondicionar el suelo pues, aunque el ajo no sea un vegetal especialmente exigente, contar con un suelo fértil, contribuirá a que el cultivo sea exitoso y de calidad. Debemos elegir un lugar con mucho sol, ya que es muy beneficioso para la planta, pero tampoco debe exponerse al calor excesivo.

Para efectuar la plantación utilizaremos los dientes de ajo, se recomienda utilizar los ajos de anteriores producciones, eligiendo los mejores, los de mayor tamaño y los que no estén picados.

Normalmente la siembra, (en España),  se lleva a cabo en los días más fríos del año, entre noviembre y enero. El ajo blanco se suele plantar en noviembre y el morado en diciembre o en enero.

Si es una superficie pequeña la siembra se realiza a mano, colocando un diente de ajo a una profundidad de entre 2 y 3 centímetros, con la  punta del diente hacia arriba para evitar que se deforme el comienzo del tallo que es donde va a crecer el bulbo. El marco de siembra  es de surcos separados 40 cm y 15 cm entre plantas, como es lógico este marco de plantación se puede ampliar, no siendo recomendable disminuirlo.

El ajo, en la meseta castellana, es una planta que tradicionalmente se ha plantado en secano, ya que es una planta mucho más preparada para defenderse de la sequía, que del exceso de agua.

Es por tanto una planta que tiene lo suficiente para prosperar con una climatología escasa en lluvias, lo cual no quiere decir, que si es posible, no agradezca recibir algún riego, mejorando de esta forma tanto el tamaño como la calidad de sus bulbos.

La cantidad y calidad del ajo dependerá de los ciclos de riego y sequía a que esté sometida la planta. Con mayores espaciamientos entre riegos, fomentamos un mayor desarrollo de las plantas, pero las cabezas de ajos, serán más pequeñas y el rendimiento será menor. Con riegos frecuentes aumentamos el rendimiento, pero a costa de la calidad del producto.

El sabor y el olor del ajo dependen de la disponibilidad de nutrientes, (azufre, calcio, nitrógeno, selenio…), y del “clima” de lluvias al que le hayamos sometido, a mayor sequía sabor más concentrado.

El riego de los ajos dependerá en gran medida de las condiciones climatológicas y del tipo de suelo en el que se cultiven. En general, los ajos necesitan un suministro constante de agua para un crecimiento óptimo, pero es fundamental evitar el encharcamiento, ya que esto puede provocar la pudrición de los bulbos.

La mejor forma de regar la planta es la que consigue llevar la humedad debajo de sus raíces, pero mantiene en lo posible seco su bulbo, algo que es complejo, porque las raíces del ajo son muy superficiales. Por tanto, es una planta ideal para regar a pie de surco sembrando la planta en el alto del surco, ya que esta práctica consigue humedecer la zona donde crecen las raíces sin casi humedecer la superficie de la tierra donde crece la planta.

El goteo próximo, pero a cierta distancia de la planta, también será una forma eficaz de regar el ajo, siendo el método menos adecuado, el riego por aspersión, pues en este caso inevitablemente, vamos a mojar la planta que está poco preparada para combatir los hongos.

Por ello los riegos los efectuaremos poco abundantes y frecuentes o más abundantes y distanciados según sea, más o menos adecuada nuestra forma de regar, buscando mantener seco, el más tiempo posible, la superficie del suelo donde crece la planta.

A la hora del riego también influye el tipo de suelo, el suelo arenoso, drena mejor y seca antes la superficie, por lo tanto admite riegos más abundantes, en cambio las tierras arcillosas, forman más fácilmente charcos y mantienen durante más tiempo el terreno saturado de agua, por lo que los riegos han de ser más comedidos y distanciados.

Como norma general, en la fase de plantación y enraizamiento, es importante mantener el suelo ligeramente húmedo para fomentar el desarrollo de las raíces. Será recomendable regar los ajos de manera suave y regular, evitando el exceso de agua que pueda saturar el suelo.

A medida que los ajos comienzan a desarrollar su follaje, crecimiento vegetativo, es de vital importancia mantener un equilibrio adecuado de humedad en el suelo. Por lo general, se debe regar cada 5 a 7 días, ajustando la frecuencia según las condiciones climáticas. Si el suelo se siente seco al tacto, es hora de regar nuevamente.

Durante la etapa de formación de bulbos, es fundamental reducir gradualmente la cantidad de agua que se aplica al cultivo a través de los sistemas de riego. Esto ayuda a concentrar los sabores y a prevenir enfermedades relacionadas con el exceso de humedad. Regar cada 10 a 14 días suele ser suficiente durante esta fase, siempre monitoreando de cerca la humedad del suelo.

Debemos de tener en cuenta que a más riegos, más proliferan las malas hierbas, por lo que periódicamente, pasaremos la azada escardando de malas hierbas el espacio entre los ajos.

Si por motivos de sequía se le ha aplicado riego al cultivo, el momento adecuado para cortar el riego y dejar de aplicar agua es cuando las hojas comienzan a amarillear un poco por las puntas, dejando atrás el verde. En general, el riego se debe cortar tres  o cuatro semanas antes de que se vayan a recolectar los ajos, para que con el calor no se humedezcan demasiado al estar bajo tierra, concentrando así su sabor.  

Diferentes tipos de flor del ajo.

Una observación a tener en cuenta es que en cuanto la planta empiece a dar flor, se recomienda cortarla, ya que de lo contrario la planta impulsará todos los nutrientes hacia la flor, en detrimento del bulbo que se desarrollará más pequeño. Este brote de la flor es comestible y se puede consumir en ensaladas, de hecho, en muchas partes se considera una delicia.

Es aconsejable que a mediados de primavera (unos 20 días antes de su recolección y después de cortar la flor, si es aconsejable, procedamos a anudar los tallos, de este modo, la energía volverá a canalizarse en el bulbo lo que provocará que aumente el tamaño de las cabezas. Y cuando veamos que tres cuartas partes del follaje amarillean, será el momento de cosecharlos.

Saber cuándo recolectar los ajos es importante para recogerlos en el momento óptimo de maduración. Así mismo también es importante saber cómo recolectarlos para evitar que sean dañados.

Para comenzar debemos saber, como he dicho anteriormente, que la fecha más frecuente de plantación de los ajos es en otoño, desde octubre hasta finales de diciembre, y los meses de recolección del cultivo de los ajos se dan en los meses de mayo y junio, cuando las hojas se han marchitado.

Hacia finales de mayo o junio, de acuerdo con la fecha de siembra los riegos y la climatología, pero ya en días muy secos para que el bulbo desprenda la tierra sin dificultad, se recoge la cosecha. Como las raíces son someras los ajos se arrancan con cierta facilidad tirando del tallo, o dando un golpe de azadón, lo habitual es dejarlos, unos dos o tres días, todos ellos extendidos sobre el propio suelo que se han criado, para que el sol termine de secarlos. Posteriormente o bien se guardan colgados en manojos, o se hacen “ristras”, quizá la mejor forma de conservarlos, o bien se les corta el tallo y se guardan a granel, de todas la peor forma de conservarlos.

Para que el ajo mantenga su sabor, textura y propiedades nutritivas durante el mayor tiempo posible, debemos conservarlo en las mejores condiciones posibles. Esto nos ayudará a obtener los mejores beneficios y propiedades, ya que son muchas las ventajas de este alimento. Por lo tanto para su conservación deberemos de:

·      Evitar mantener los ajos en zonas húmedas y mucho menos en el frigorífico. Esto lo que hace es reblandecerlos y propiciar que se pudran con más rapidez, así que termina con la tradicional forma de conservar ajos en el cajón de las verduras de tu frigorífico.

·      Busca siempre un sitio oscuro y seco para guardar tus ajos, estas son las condiciones esenciales que necesitan para conservarse de forma correcta. Verás cómo te duran mucho más sin pudrirse y además conservarán todas sus propiedades.

·      Puedes usar un conservador de ajos. Estos recipientes, creados de forma especial para mantener la calidad del ajo, son la mejor opción para conservarlos adecuadamente. Consiste en un pequeño tarro de cerámica con agujeros que permite mantener el ajo seco y oscuro, pero conservados con algo de aire para que no se sequen.

·    Si quieres crearte tu propio conservador, busca una bolsa de papel. Pon dentro los ajos, ciérrala y mantenla siempre en un sitio seco.

·    Cuando los ajos tengan manchas negras, tíralos. Significa que el ajo está mohoso y es perjudicial para la salud.

Por lo tanto, conservar los ajos no solo es práctico, sino que también maximiza su versatilidad y beneficios en el hogar.

Además de saber cómo y cuándo se siembran los ajos, hay algunas curiosidades que debemos conocer para optimizar su desarrollo en nuestro cultivo.

Por ejemplo, las asociaciones, las incompatibilidades y las rotaciones. El ajo es un tipo de hortaliza que por el tipo de hojas que tiene, no puede competir por la luz con las arvenses, un tipo de maleza que tiene que ser removida por desbroce antes de plantar el ajo.

En cuanto a las rotaciones, son buenos precedentes las patatas, las judías, las espinacas y los cereales. Por el contrario, no se deben plantar en tierras donde se acaben de cosechar puerros o cebollas.

Las asociaciones más aconsejables son las fresas, los árboles frutales y las lechugas. Sin embargo, las patatas, las coles y las alcachofas son malas compañías para los ajos.

En conclusión, saber cuándo se riegan los ajos es esencial para el éxito de su cultivo. Siguiendo estas pautas de frecuencia y técnica de riego, podremos garantizarnos un crecimiento saludable de los ajos y una cosecha abundante. Es recomendable la adaptación de la frecuencia de riego según las condiciones específicas de nuestro huerto, estando siempre atentos a cualquier señal de estrés hídrico en las plantas.

Conociendo a qué distancia se siembra el ajo, el tipo de suelo que precisa y otros secretos sobre este cultivo, conseguiremos sin problema una productiva cosecha para todo el año.

Frase del día:

No podrás nadar hacia nuevos horizontes si no tienes el valor de perder de vista la costa. ”