lunes, 27 de enero de 2020

Los ajos y la Luna

La sabiduría popular, de todos aquellos agricultores que llevan toda su vida dedicándose a las labores del cultivo de la tierra, es muy extensa, y una vez oí comentar a uno de ellos que, “Cuando la luna mengua se siembra todo lo que va hacia abajo y cuando la luna crece se siembre todo lo que va hacia arriba.”
 
  
     Y es que, la Luna, el satélite del planeta en el que vivimos, tiene un importante efecto, no solo en las mareas, sino también en las plantas, (y hay quien dice que hasta en los humanos.) Pero además, dependiendo de la fase en la que se encuentre, veremos unos efectos u otros, así tendremos que en:
  • Cuarto creciente: La disponibilidad de luz lunar va en aumento y las plantas tienen un crecimiento equilibrado, en el que se favorece el crecimiento de follaje y raíz. En esta fase es buen momento para sembrar las semillas, ya que germinarán más rápido y de forma más homogénea.
  • Luna llena: en esta fase la savia se moviliza con más rapidez por toda la planta, desde las raíces hasta las hojas, flores y frutos. Esto es debido a que la luz se va incrementando, de modo que es buen momento para hacer trasplantes y abonar.
  • Cuarto menguante: en esta fase los rayos lunares van perdiendo intensidad, por lo que las hojas irán creciendo cada vez menos, pero se observará un gran crecimiento del sistema radicular. Si tenemos que trasplantar o realizar tratamientos anti-plagas, ahora es la ocasión ideal.
  • Luna nueva: en esta fase los rayos lunares pierden todavía más intensidad, y el crecimiento de las plantas se ralentiza más, llegándose a considerar un período de reposo en las plantas. ¿Qué tareas realizar? Básicamente, de mantenimiento: entutorados, aporques y eliminación de chupones y plantas que salgan de forma espontánea.
  
Ajo morado, cabeza, exterior e interior del diente.
 
Así mismo se recomienda que “Todas las plantas que nacen a ras de la tierra”, como lechugas, acelgas, espinacas, col, etc., cuyo producto para el consumo son las hojas frescas, se deberán sembrar en la fase de luna menguante, porque cuando se plantan en luna creciente, tienden a subir a flor prematuramente, fenómeno más destacado particularmente en las lechugas, (las plantas se van en vicio, argumentan los campesinos).”
  
Una vez conocidos los influjos que la luna tiene sobre las plantas, pasemos ahora al cuerpo de la entrada del día de hoy: El cultivo del ajo.
  
Dice el Abuelo, haciendo uso del refranero “los ajos por Navidad, ni nacidos ni por sembrar”… Pues eso, es tiempo de sembrar ajos. Yo, ya los tengo plantados.
  
Se trata de un producto muy utilizado en nuestra cocina y con múltiples propiedades beneficiosas para nuestro organismo. Ya sean blancos o morados, plantar ajos es una buena manera de iniciarse en las tareas de la huerta y la siembra puesto que es una de las labores más sencillas que existen, y podremos obtener nuestros propios ajos fácilmente.
 
Interior y exterior de una “cabeza de ajo morado.”
 
Deberemos de tener en cuenta ciertas premisas a la hora de proceder a la plantación y cultivo de los ajos, a saber:  
  1. En primer lugar, se recomienda la plantación de semilla de ajo seleccionada, libre de enfermedades.
  2. Aprovecharemos para plantar solamente los dientes externos de la cabeza de ajo, descartando la parte interna, ya que los dientes interiores son más pequeños y menos productivos. Estos últimos podremos utilizarlos para consumo o plantarlos para obtener ajos tiernos. La siembra del ajo
  3.  El ajo prefiere las tierras ligeras, nada apelmazadas y bien drenadas, no sentándole bien las tierras pesadas y demasiado húmedas. No es bueno retrasar la siembra mas allá de enero, como nos recuerda el refrán castellano, "Cada día que pasa de enero, un ajo pierde el ajero". En este sentido, coincidiendo con la luna llena y menguante, y siempre que el tiempo lo permita, podremos realizar su plantación.
  4. En cuanto al abonado, es una planta que crece bien aprovechando los restos de cultivos precedentes, (no es aconsejable la plantación de ajos en el mismo lugar que estuvieron plantados el año anterior). Eso sí, mejoraremos el tamaño de la cosecha si añadimos un poco de abono o compost bien maduro. La ceniza de madera, por su alto contenido en potasio, también ayuda a que los ajos crezcan sanos y den una buena cosecha.
  5. En cuanto al marco de plantación, se recomienda plantarlo en filas dejando entre 10 y 15 centímetros entre ajo y ajo. La profundidad a la que los plantaremos oscilará entre 3 y 5 cm, y con la punta del diente de ajo hacia arriba. Entre fila y fila dejaremos un espacio de 25 a 30 cm, ya que la separación entre las mismas ayudará a que circule mejor el aire y a que no se propaguen las enfermedades. Sigue este enlace para conocer algo más sobre la plantación de los ajos.
  6. No conviene acolchar con paja los ajos. Se trata de un cultivo que resiste muy bien las heladas y el cultivo en tierra desnuda. El Ajo no es una planta muy exigente en clima, aunque adquiere un sabor más picante en climas fríos.
  7. Suele darse un riego, si no hay tempero, antes de plantar. Plantaremos con tempero y sólo se volverá regar si la tierra se seca. Si la primavera es lluviosa, se comportará como un cultivo de secano hasta abril, fechas en las que debido a las mayores temperaturas será necesario dar un segundo riego, y tal vez otro en mayo. En cualquier caso el último riego se debe aplicar a los 15 o 20 días antes de la cosecha, para dejar las cabezas de ajo lo más secas posibles en el momento de la recolección, lo que mejorará su conservación. El ajo se considera una planta de secano. Antes de la recolección de los ajos deberemos de proceder al atado de los ajos, esto consiste en efectuar un nudo a los tallos, con lo que conseguiremos que el bulbo aumente de tamaño.
  8. Si queremos favorecer que las plantas tengan más frutos, deberemos restringir los riegos durante la luna llena y el cuarto creciente, así mismo deberemos de aportarles azufre, para que puedan producir la alicina.
 
 
La recolección del ajo se suele llevar a cabo en el mes de Junio, yo concretamente los recolecto a finales de dicho mes, por San Pedro. Eso sí, deberemos recolectarlos antes de agosto, porque así como al ajo no le gusta nada la humedad, la planta tampoco soporta los meses secos y calurosos en exceso del verano.
  
Los expertos aconsejan que el mejor momento para cosechar los ajos es cuando las hojas exteriores se comienzan a secar y sólo se mantienen verdes 5-6 de las hojas centrales. Este punto de madurez es el ideal pues la cabeza de ajos se encuentra completamente formada y se mantiene todavía prieta y firme. 
  
Después de proceder con su arrancado es recomendable dejarlos, para su secado, unos días en la misma tierra donde se han criado.
  
Una vez secos se realiza el cortado del ajo, labor completamente manual que consiste en cortar los tallos de los ajos a 3 cm  de la cabeza y eliminar las raíces. Hay otra opción para su conservación y consiste en trenzar los tallos para confeccionar una ristra, para su conservación.
 
Ajos tiernos plantados escalonadamente.
  
Ahora bien, si lo que queremos cultivar son ajos tiernos, se puede plantar la cabeza entera, sin eliminar de ella las pieles protectoras de cada diente. Las plantaremos a un palmo de distancia unas de otras. La recolección se hace prematuramente, sin esperar a que se inicie la formación del bulbo. Es más, un ajo tierno que haya iniciado la bulbificación habrá perdido gran parte de su calidad como tal.
  
Pequeño truco para cuando hayas de pelar varios dientes de ajo y no desesperar en el intento.
  
Golpea la cabeza de ajos, por la parte superior, con la mano o con la base de una cacerola, para separar los dientes. Coloca estos en un bol de metal grande y pon otro, invertido, similar encima, creando una especie de esfera. Introduce los dientes de ajo, que antes has separado y agita con fuerza los boles, así tendrás todos los dientes pelados rápidamente.
 
Frase del día:
El auténtico amigo es el que sabe todo sobre ti y sigue siendo tu amigo.” Kurt Donald Cobain (1967 – 1994  Cantante, músico y compositor estadounidense, conocido por haber sido el cantante, guitarrista y principal compositor de la banda grunge Nirvana.
  

miércoles, 8 de enero de 2020

Semillero o Plantero

Seguramente alguna vez te habrás preguntado si existe alguna diferencia entre un huerto y una huerta y es que, comúnmente, ambos términos suelen utilizarse de manera indistinta. Pero, una huerta es un terreno de regadío de gran extensión que se destina al cultivo de legumbres, verduras y árboles frutales, mientras que un huerto es un terreno de regadío de poca extensión, normalmente cercado, destinado también al cultivo de legumbres, verduras y árboles frutales.
 
Como podemos observar la diferencia entre ambos términos únicamente radica en la extensión del terreno de cultivo. Existen diferentes tipos de huertos según su soporte de cultivo, el tipo de sustrato que usan, las técnicas utilizadas, el riego o su finalidad.
  
Tener un huerto en casa nos libera de tensiones y aporta un poco de verde a la vida gris de la ciudad. También tendremos la oportunidad de observar y aprender el ciclo de crecimiento de las plantas.
  
Teniendo claro estos conceptos, preparémonos para poner en marcha nuestro huerto de verano, con las verduras y hortalizas de temporada. Una gran variedad de plantas para dar color a nuestro huerto cebollas, tomates, pimientos, berenjenas, pepinos y muchas cosas más…
  
 
Muchos, por no decir todos, de los que se inician en el mundo de la agricultura urbana suelen empezar con plantones por resultar más cómodos y fáciles (yo también lo hice). Pero poco a poco las ventajas de sembrar en semillas, que son muchísimas, van pesando más que la comodidad de los plantones. 
  
Pero como lo que nos proponemos es conseguir nuestro fin: “Tener un huerto espléndido en primavera-verano”, disponemos de dos opciones para ello.
   
Utilizar nuestros propios plantones o comprarlos en viveros, llegada la fecha de la plantación de los mismos. Si nos decantamos por la primera opción es el momento adecuado para ir preparando los utensilios a utilizar, así como las semillas de que disponemos para la obtención de nuestros plantones.
  
Si nos decantamos por la segunda opción, llegado el momento, tendremos las plantas de temporada aptas para cultivar en cada zona en viveros, mercadillos y cooperativas. 
  
Como estos sitios son el paraíso, vamos a querer llevarnos de todo, (aunque no tengamos ni idea de dónde plantarlo), así que no está de más ceñirnos al croquis de lo que cabe en nuestro “trocito de tierra”. Aún así, es posible que compremos verduras u hortalizas que ni conocemos. 
  
Los precios son bastante asequibles y deberemos de tener en cuenta que en algunos plantones, como las cebollas, viene más de una planta y tendremos que separarlas.
 
A tener en cuenta es recordar e identificar que es cada una de las plantas que hemos comprado, para ello nos puede servir ir anotando el nombre de cada una de ellas en el mismo papel que las suelen envolver.
  
Si después de comprar “tus plantones”, no puedes ir directamente al huerto a plantarlos, no te agobies, porque estos resisten un par de días envueltos en papel, pulverizando agua y metidos en una bolsa abierta.
  
Es muy importante tener una idea aproximada de lo que vamos a plantar en nuestro huerto y nada mejor que utilizar los semilleros para ir cultivando escalonadamente y así evitar que crezca todo de golpe, es preferible ir sembrando según vayamos consumiendo.
  
Pero lo que nos ocupa actualmente, es la creación de nuestros propios plantones, partiendo de nuestras semillas recolectadas de la campaña anterior.
  
Antes de manipular las semillas, y para mejorar los resultados, humedeceremos el sustrato antes de rellenar los semilleros, así toda la mezcla estará húmeda y no quedarán zonas secas que puedan dificultar la germinación. Este trabajo lo realizaremos un par de horas antes de sembrar nuestras semillas.
 
 
Rellenaremos los semilleros con el sustrato humedecido, dejando 1-2 cm libre hasta el borde.
 
Presionaremos ligeramente con la yema de los dedos para que se asiente bien el sustrato, procurando que quede suelta, para que la semilla no encuentre dificultades a la hora de abrirse paso hacia la superficie. Dependiendo de lo que vayas a plantar, si no están efectuados en tu semillero,  tendrás que hacer agujeros en la parte inferior del mismo para que drene el agua. 
  
Coloca 2 o 3 semillas, depende del tamaño de nuestro semillero, si los agujeros del mismo son de 3 cm serán suficientes 2 semillas, pero si los agujeros son de 5 cm podremos depositar 3 ó 4 semillas en cada uno de los agujeros del semillero, sobre el sustrato.
  
Utiliza un poco de sustrato humedecido para enterrar las semillas. Las semillas muy pequeñas, basta con presionarlas sobre la superficie, sin tapar.
  
Etiqueta los cultivos y vuelve a regar con un pulverizador o situando los semilleros en una bandeja con agua, (retíralos al cabo de un rato para que eliminen el agua sobrante). ¡No uses regadera, puedes arrastrar las semillas!
 
 
Puedes confeccionarte tu propio invernadero, con unos palos y plásticos, e introducir tus plantones en el mismo, con lo que aumentará la estabilidad térmica y el ritmo de germinación de las semillas. Si te decantas por esta opción, introduce tus semilleros en el mismo y si observas que hay un exceso de condensación tendrás que dejar una parte del invernadero destapada para evitar que se pudran o que sean atacadas por los hongos.
 
 
Pasados unos días verás aparecer unos pequeños brotes, y el trasplante de la plántula del semillero a su lugar definitivo se realiza cuando ésta ya tiene 4 hojas o alcanza una altura aproximada de 15 cm.
  
Ahora únicamente queda regar sin excesos y, !!! Dejar que la naturaleza siga su curso. !!!
 
 
No quisiera cerrar esta entrada sin mencionar algunas reflexiones que nos pueden ayudar a la hora de tener en cuenta la planificación y algunos consejos para ayudarte y animarte a la creación de tu propio huerto.
  
Todo el mundo sabe que las plantas necesitan agua, pero algunas tienen más sed que otras. Por ejemplo, los tomates necesitan mucha agua, pero les gusta sentir un poco la sequedad entre trago y trago, esto favorece la floración y cuajado de las flores.
  
Sí, sí. La palabra “fertilizante” o “abono” a menudo genera miedos entre los hortelanos primerizos, pero no hay por qué temerla. No quiero promocionar, ni hacer publicidad del producto, pero este es el que uso, habitualmente, en mi huerto.
 
Si estás buscando un abono para tu jardín, lo primero que habrás descubierto es que existe una amplia oferta en el mercado. ¿Por dónde empezar? Bueno, los abonos orgánicos “equilibrados” suelen ir bien para la mayoría de las flores, verduras y hortalizas.
  
Es un abono universal granulado de liberación lenta.
Nitrógeno, Fósforo, Potasio y Magnesio.

Si un abono es equilibrado quiere decir que sus tres ingredientes principales, nitrógeno, fósforo y potasio (NPK), están al mismo nivel. En general, el nitrógeno es bueno para las hojas y los tallos, el fósforo es para las raíces y el potasio para las flores y los frutos. Por tanto, un abono equilibrado alimenta a la planta en su totalidad. No obstante, lee bien las instrucciones del envase para saber con cuánta frecuencia tienes que alimentar a tus pequeñas, y cumple los horarios. 
  
Aprende a llevarte bien con los insectos. Algunos, como los pulgones, serán tu peor enemigo. Pero otros, como las mariquitas y las abejas, serán tus mejores y más fervientes aliados y amigos. Si te das cuenta de que las hojas han empezado a arrugarse y a marchitarse, mírales el envés. Probablemente encuentres alguna población de pulgón en tu querida planta.
  
No hay nada más emocionante que plantar un montón de semillas en un huequito y ver cómo empiezan a brotar. No obstante, no conviene dormirse en los laureles; no puedes dejar que todas crezcan. Sí, ya sé que es duro eliminar una de las plantas, que con tanto mimo y cariño has ido criando, pero las plantas no pueden crecer unas encima de otras. Competirán por los recursos, la luz y el espacio… no podrán desarrollarse de forma adecuada y acabarán muriendo. Así que, es mejor que arranques los tallos más débiles…
 
  
Lo importante es planificar bien, es cierto que nadie nace enseñado, pero, por experiencia, sabemos que los “agricultores primerizos" se suelen dar cuenta de este detalle al final del proceso. Aunque solo siembres unas poquitas cosas, organízate bien, ten en cuenta tus horarios y piensa cuándo tendrás un rato al día para atender a tus plantas, regarlas y cuándo podrás podarlas, echarles abono, etc. Piensa en lo que te gustaría ver, oler o comer, y si todo esto encaja bien con tu tiempo y con la luz que llega a tu huerto. Investiga un poco, y sobre todo, los primeros años, trata de plantar algo que sea sencillo de cultivar. 
   
Concluyendo, los primeros años, lo más importante, es que te plantees qué es lo que te motiva y lo que más capta tu interés.
  
Porque, al final, los huertos urbanos, son para valientes. Con un poco de planificación y de documentación, pasarás la prueba y obtendrás una buena cosecha, !!! Seguro. !!!.
 
Frase del día:
El desapego no quiere decir que no debes poseer nada, el desapego quiere decir que nada te debe poseer a ti.