La morera es el árbol perfecto para resguardarte de los rayos solares
durante la canícula del verano. Disfrutarás mucho más de tu jardín reposando
bajo la benevolencia de su copa protectora. Si estás buscando un árbol de
sombra, sin duda, a la morera has de tenerla en consideración.
Su nombre científico
es Morus alba. Se trata de un árbol de
la familia de las moráceas originario de Asia central y de su zona este. Es
decir, de China, Manchuria y Corea. En la actualidad se cultiva en Europa.
América y Asia.
Se introdujo en Europa, en un
principio… ¿a qué no te lo imaginas? Sí, para la cría de los gusanos de seda. Las hojas, alimento de estas orugas, son
habitualmente acorazonadas, aunque exhiben cierta variabilidad: también pueden
mostrar formas lobuladas, más o menos marcadas, que podrían recordar a las de
la higuera. No varía, en cambio, su margen dentado y su atractivo brillo en el
haz.
Los frutos de la morera (Morus alba) suelen ser de color blanco o
rosado al madurar y no negros, como en el moral (Morus nigra). Aunque
comestibles en ambos casos, los de la morera negra son mucho más sabrosos.
Si solo te importa su uso
ornamental, te recomiendo el cultivo de pies masculinos o un ejemplar sin frutos; no se manchará el
suelo del jardín. La variedad ‘Fruitless’ presenta esta característica.
La morera (Morus alba) crece de (9 a 15
metros) de altura. Esta especie es resistente y se adapta a diferentes niveles
de acidez y de salinidad del suelo así como a la sequía. En el verano, el árbol
proporciona sombra mientras que en el otoño revela sus características
ornamentales cuando las hojas de color verde brillante quedan de un color
amarillo vívido.
Es un árbol de hoja caduca que vive entre 120
y 150 años. Sus ramas son largas y están muy ramificadas. Sus hojas tienen gran
tamaño (tanto a lo largo como a lo ancho), un color verde claro y bordes
dentados.
La morera produce muchos frutos carnosos que
alimentan a muchas aves y que es comestible. El fruto de la morera es una drupa de color blanco o blanco-rosado, aunque puede ser negruzco también. El conjunto de drupas es los
que conforma la mora en sí.
Si queremos plantar este árbol en nuestro
jardín debemos tener en cuenta lo siguiente:
- Ubicación: exterior, a pleno sol. Resiste hasta los -15ºC.
- Prefiere
suelos sueltos y bien drenados.
- El PH
del suelo debe estar compensado. No crece bien en suelos ácidos.
- Resiste
bien la sequía y las temperaturas extremas, incluyendo las heladas.
- Se
multiplica por semillas y esquejes.
- Su
plantación debe realizarse en otoño o primavera, cuando el clima es más
suave.
- Riego: regular, unas 2 veces por semana en verano, y
cada 7-9 días el resto del año. Ten cuidado con el encharcamiento, daña las raíces y favorece la
aparición de enfermedades.
- No hay
ninguna plaga que le resulte especialmente dañina.
- Poda: Acepta la poda de buen grado, por lo que no es
difícil formar una copa ancha
y atractiva. Para ello en su juventud es conveniente frenar el crecimiento
vertical, abriendo sus ramas de forma paulatina. Un trabajo paciente que
se ha de hacer en varios años. Se puede podar a finales de invierno, pero
con el paso de los años debilitara su desarrollo.
- Plagas: Las plagas
no son preocupantes en las moreras, pudiéndose dar algunos episodios de
pulgón o cochinilla. Para eliminarlos bastará con la aplicación de jabón
potásico o Azadiractina.
- Las enfermedades en las raíces
(hongos o nematodos) sí suponen un riesgo grave para este árbol. Contra
ello lo mejor es la prevención: procura evitar la excesiva humedad en el
suelo.
También se emplea su
madera y sus raíces. De hecho, la fibra de su tallo sirve para la elaboración
de cuerdas de gran resistencia y su madera para realizar objetos que estén en
contacto con líquidos (ya que resiste bien la humedad). De hecho su madera está
muy cotizada en la elaboración de toneles, en ebanistería y para hacer mangos
de herramientas. Con sus raíces se realizan tintes para tejidos. Con sus frutos
se realizan mermeladas y zumos.
Su reproducción es muy sencilla,
tanto la vegetativa como mediante el uso de semillas. Si quieres asegurar las
mismas características de la planta madre y tienes prisa en disfrutarla, mejor
prepara esquejes o estaquillas.
La mejor época para
reproducir tus moreras es en otoño, cuando el árbol se encuentra en parada
vegetativa. Por lo que lo único que tienes que hacer es, y utilizando los
brotes del año, cortar tantas varetas como nuevas moreras quieras conseguir de
un diámetro parecido al de un dedo, o puro, ya sabes… en diagonal y cerca de la yema.
Se puede aplicar hormonas de enraizamiento e insértalos
en el sustrato al menos dos yemas del tallo, sobre unos 30 o 35 cm de la vareta,
dejando fuera otros 30 cm. Procuraremos que las varetas tengan abundantes yemas. Los dejaremos durante algunas
semanas en un lugar cálido, pero protegido del sol, puede ser bajo la luz
moteada del sol, es decir, debajo de un árbol.
Manteniendo cierto grado de humedad, siempre sin pasarnos, y de
vez en cuando rociando el esqueje con agua, conseguiremos nuestro propósito
A medida en que avanza la primavera, el tallo
producirá hojas. Revisa si la planta desarrolló raíces hurgando suavemente en
el suelo lejos de la base del esqueje. Cuando encuentres varias raíces de 2 o 3
cm) de largo, trasplanta el árbol joven a su lugar permanente.
Otro nuevo experimento que quiero llevar a cabo es la reproducción de unos esquejes de olivo, que obtuve durante mi estancia en el balneario de Cofrentes.
Se trata de aceitunas negras, de un tamaño excelente y una apariencia excepcional. Las que aparecen en la instantánea las cogí hace unos 10 días aproximadamente y su aspecto a día de hoy es estupendo, como se puede apreciar.
En el día de ayer procedí a la plantación de los esquejes obtenidos, espero obtener algún resultado positivo de la labor realizada.
Mary, si alguno prospera, el primero, es para ti !!!!!
Frase del día:
" El arte de dirigir consiste en saber cuando se debe abandonar la batuta para no molestar a la orquesta." Herbert von Karajan (1908 - 1989) director de orquesta alemán.