domingo, 17 de septiembre de 2023

La Higuera y sus cuidados

La higuera tiene unos frutos dulcísimos que esconden un pequeño peligro, su fitofototoxicidad puede acarrear irritaciones dolorosas en la piel.

Procedente del Sur Oeste de Asia, se encuentra asilvestrada en el Sur de Europa, apareciendo en lugares rocosos y cálidos mediterráneos.

Una higuera es un tipo de árbol ideal para cualquier huerto o jardín. Suelen crecer de forma espontánea, crecen con lentitud pudiendo llegar a ser gigantescas. Además, la sombra que ofrecen es espectacular. Si además, a esto le añadimos que ofrece un fruto maravilloso (el higo), ¿por qué no plantar una higuera en nuestro huerto o jardín?

Es una especie que no cuenta con una gran esperanza de vida, pues apenas llega hasta los 50 ó 60 años, cuando está bien cuidada. Los árboles y, en general, cualquier planta que florezca a muy temprana edad, tienen una vida corta.

Para toda la estructura que desarrolla crece con lentitud, así que será necesario esperar hasta 10 años o más para que se convierta en un ejemplar adulto. Comenzando su ciclo productivo alrededor del 3º al 5º año de vida.

La higuera, en perfectas condiciones climáticas, de riego y sustrato puede sobrepasar los 5 metros de altura no llegando a superar los 10 metros, con un tronco que supera los 40cm. de grosor.

Florece en primavera, aunque sus flores no son visibles a simple vista, ya que son flores invertidas. Estas brotan de un receptáculo que tiene forma de pera, siendo las masculinas las que están más próximas a la apertura del mismo, y las femeninas más hacia el interior.

 


 

Brevas.

Higos.

Una vez que son polinizadas, una tarea que realizan pequeñas avispas, dicho receptáculo madurará y se acabará convirtiendo en lo que conocemos como breva (las brevas son higos del año anterior que no llegaron a madurar por el frío, se forman en invierno y termina de madurar en primavera), o higo (el cual estará listo para su consumo entre mediados y finales del verano).

Cada higo contiene muchas flores, entre 200 y 300, y cada una de ellas produce un único fruto llamado aquenio. Son muy pequeños y cada uno contiene una semilla. Dado que el higo está formado por un gran número de aquenios, cuando lo comemos estamos comiendo cientos de frutos.

El consumo habitual de higos reduce la posibilidad de sufrir degeneración macular en nuestros ojos en un 36%.

A la hora de plantar una higuera deberemos  buscar un sitio lo más soleado posible y resguardo de los vientos fríos que soplan  en otoño e invierno. Por otro lado, si lo que buscamos es una alta producción, conviene colocarla cerca de una pared o rocalla de forma que sus raíces queden limitadas. En caso contrario la planta gastará mucha energía en desarrollar raíces, energía que no irá a la producción de frutos.

Dicho sistema radicular permite a la higuera aguantar tanto fuertes períodos de sequía y como grandes heladas.

La época del año más favorable para la plantación de la higuera es a finales del invierno, entre febrero y marzo. Evitando hacerlo en épocas muy frías o calurosas.

Es un árbol perfecto para suelos con muchas piedras, es uno de los más resistentes que existen y por eso suele ser fácil de mantener. No requiere un suelo especial, pero sí que tenga un buen drenaje y sea permeable para poder acumular la cantidad justa de agua que le permita sobrevivir.

En los primeros días es importante suministrarle algún riego más pero, en general, una vez arraigada puede sobrevivir con el agua que se acumula de las lluvias y poco más.

La forma natural de reproducción de la higuera es a través de una pequeñísima avispa hembra, de unos 2 milímetros de longitud. Esta que va cargada de polen y transporta centenares de huevos fecundados, sale del higo en el que ha nacido a través de una pequeña abertura llamada ostiolo.

La hembra dispone de unas 48 horas para encontrar otra higuera de la misma especie, que puede encontrarse a decenas de kilómetros de distancia, aunque la higuera le facilita a la avispa la tarea, ya que emite un cóctel de sustancias químicas a la atmósfera cuyo rastro sigue aquélla con facilidad. Una vez alcanza el nuevo higo, penetra en su interior y avanza hasta la cavidad central distribuyendo el polen que lleva adherido. También deposita los huevos, uno en cada pequeña flor femenina; si la avispa es diligente puede llegar a poner más de doscientos huevos. Después de esta ardua labor muere exhausta.

Los huevos fecundados crecen y completan su desarrollo alimentándose de las semillas. Los machos se desarrollan antes y perforan el higo en su interior en busca de las hembras para aparearse. Están dotados de fuertes mandíbulas, no tienen alas y son virtualmente ciegos. Tras fecundar a las hembras, mueren.

Los higos, una vez han sido abandonados por las avispas, aumentan de tamaño, adquieren un color rojizo y se llenan de azúcar, convirtiéndose en un alimento atractivo.

Es uno de los árboles que mejor soporta los cambios de temperatura, puede aguantar desde -12ºC hasta 40ºC. No obstante, la temperatura óptima para un mejor desarrollo de esta planta frutal son los 18ºC.

Sus hojas, caducas, le hacen adaptarse mejor a los fríos inviernos, son grandes de 12 a 25 centímetros de largo por 10 a 18 centímetros de ancho, y se componen de 3 a 5 lóbulos. Son de color verde y al tacto se sienten un poco ásperas.

Dale suficiente espacio a las higueras, al menos de 5 a 10 metros de distancia de cualquier construcción u otros árboles.

Pero, como es lógico, también tienen sus ventajas e inconvenientes a la hora del cultivo y cuidado de este árbol, entre las que podemos destacar:

Ventajas:

·   Resiste sin problemas la sequía: Eso sí, durante el primer año es importante que se la riegue de vez en cuando para que sus raíces se fortalezcan.

·    Se puede reproducir por esquejes: esto significa que de un solo ejemplar podremos obtener varios. ¿Cuándo? A finales de invierno.

·      Produce dos tipos de frutos: el higo, que madura a finales de verano, y la breva, que es un higo que termina de madurar en primavera.

·      Puede estar en maceta: de hecho, hay quienes se atreven a cultivarla como bonsái. Se recupera bien de la poda, de modo que es una planta muy interesante para decorar el patio o la terraza.

Desventajas:

·    Es un árbol que puede resultar bastante sucio: durante el otoño e invierno se caen las hojas y los frutos que no se hayan recolectado.

·     Hay que podarla: a finales de invierno toca podarla para controlar su crecimiento. De no hacerlo sus ramas se extenderían demasiado, lo que le daría un aspecto desgarbado.

·      Las raíces son invasivas: pueden romper fácilmente el suelo hecho de hormigón así como las tuberías. Por ello, hay que ubicarla lo más lejos posible (a una distancia mínima de 10 metros) de cualquier construcción.

La higuera es un árbol tradicionalmente de secano. La cantidad adecuada de agua para regar una higuera dependerá de varios factores, tales como el clima, la edad, el tamaño de la planta, y el tipo de suelo en el que se encuentra. En general, es recomendable regarla profundamente una vez por semana durante el verano y cada dos semanas durante el invierno.

Es importante asegurarse de que el suelo esté seco antes de regar nuevamente, ya que las raíces de la higuera pueden pudrirse si el suelo está demasiado húmedo. Es recomendable regar temprano por la mañana o al final del día, evitando el riego durante las horas de mayor calor.

La poda se suele realizar en épocas determinadas y está enfocada en obtener más frutos o aspectos estéticos. Es necesario podar la higuera para mantener su salud y promover su crecimiento.

Esta se debe de efectuar a finales de invierno, antes de que reanude su crecimiento (esto lo verás en sus yemas, las cuales se hincharán cuando las temperaturas empiecen a subir). En caso de climas con inviernos no muy fríos, la poda en otoño puede ser una opción.

Es importante retirar las ramas muertas, enfermas o dañadas, así como cualquier crecimiento excesivo que pueda afectar a la estructura de la planta.

También es recomendable recortar el extremo de las ramas principales para fomentar la ramificación lateral y producir más frutos. Sin embargo, evita cortar demasiado, ya que esto puede estresar a la planta y disminuir su producción de frutos.

En general debe realizarse una poda no muy intensa. De lo contrario producirá higos tardíos. Las ramas de la higuera quedan desguarnecidas en su base rápidamente. Conviene por ello limitar la longitud de los brotes, así la savia retrocede hacia la base produciendo brotes de reemplazo.

La higuera no exige un sistema o producto especial de fertilización. Con aplicar un producto NPK (Nitrógeno, Fósforo y Potasio) equilibrado en los meses cálidos será más que suficiente.

Negrilla de la higuera.

Las plagas y enfermedades que pueden afectar a nuestra higuera son, entre otras: Mosca de la fruta, Cochinilla de la higuera, Orugas, Mosquito verde, Mosca del higo, Negrilla, Araña roja, Chancro del tronco.

La Negrilla, se suele dar en las zonas excesivamente húmedas y es una de las enfermedades más comunes. Como su nombre indica, un polvo negro cubre las hojas de la higuera y provoca en la planta que sus funciones no se realicen correctamente.

Cochinilla de la higuera.

La Cochinilla, en invierno el insecto hiberna en los huecos y grietas de la madera de la planta. Una vez llega la primavera reanuda su actividad, se hace adulto y a mediados de esta estación pone los huevos y nacen las larvas. Las hembras ponen muchísimos huevos y las crías se colocan en las ramas y las hojas. Normalmente producen dos generaciones al año y los adultos aparecen en la segunda generación a finales de julio.

Todas las partes verdes de la higuera contienen un jugo lechoso, áspero, agrio y gomoso, que se espesa al entrar en contacto con el aire (característica común en los ficus). La Savia. 

¿Has sentido alguna vez la picadura de una higuera?

Tal vez este agosto, época de recolección de los higos, te hayas decidido a recolectar los higos de tu higuera. Si al meterte entre las ramas hacía mucho sol, es posible que te hayas llevado una sorpresa desagradable: la piel en contacto con el árbol se te ha cubierto de ronchas y ampollas. ¿Por qué?

La higuera (Ficus carica L.), con su fantástica sombra, maravilloso olor y exquisitos frutos, “tiene un mecanismo de defensa contra algunos animales herbívoros e insectos, mediante el que los repele”

¡Cuidado con recolectar higos a pleno sol!  Esta defensa consiste en una secreción de látex en hojas y ramas. Podemos verlo claramente cuando arrancamos una de sus hojas pero, en realidad, el árbol lo va expulsando constantemente en esta época.

El calor, la luz solar y la transpiración unidos al contacto con la savia de algunas plantas pueden provocar una reacción alérgica bastante molesta llamada “fitofotodermatosis”.

Para que se dé esta alergia deben combinarse tres factores: el contacto con la savia de la planta, el sol y la piel mojada o transpirada. Esta reacción puede manifestarse a las 24 o 48 horas del contacto.

Si has tenido la mala suerte de ser “atacado” por una higuera, habrás visto cómo se formaban unas vesículas cargadas de líquido y un oscurecimiento o hiperpigmentación en las lesiones, como si fuese unas quemaduras que pueden ser pequeñas o extraordinariamente grandes. Cuando estas disminuyen, pueden dejar la piel oscura en su lugar, que dura varias semanas o meses.

Las personas más sensibles a este látex debemos tener cuidado con el consumo de los higos ya que también se encuentra en ellos, aunque en menor cantidad, y que puede provocar ulceraciones bucales en personas sensibles, sobre todo si se consumen sin madurar. Por esta razón, es recomendable pelarlos para su consumo.

El tratamiento para la fitofotodermatitis se centra en aliviar la piel con pomadas tópicas o paños fríos. La fitofotodermatitis puede prevenirse evitando los irritantes, usando ropa protectora y protector solar, y lavándose bien después de la exposición a las plantas que causan la reacción.

Entonces, ¿cómo podemos recolectar higos de forma segura? Para librarnos de esas molestas ampollas, lo mejor es que nos protejamos la cara, las manos y los brazos, es decir, las partes más expuestas al árbol. O bien, como dice la tradición, hacerlo en las primeras o últimas horas del día, cuando el sol apenas asoma en el horizonte.

A la hora de la recolección de los higos procederemos a observar el fruto. Palparlo. En caso de estar blando, está maduro. También si la piel se presenta agrietada.

En conclusión, la higuera es una planta hermosa y resistente, pero requiere de ciertos cuidados para mantener su belleza y salud. Es importante recordar que esta planta necesita luz natural en abundancia, un suelo bien drenado y una buena poda. Asimismo, es fundamental protegerla de temperaturas extremas y evitar el exceso de agua en sus raíces. Si sigues estas indicaciones, tu higuera crecerá fuerte y sana, y podrás disfrutar de sus frutos y sombra durante muchos años.

¡¡¡ Cuida tu higuera y disfruta de sus múltiples beneficios !!!

Frase del día:

La ignorancia puede ser curada, pero la estupidez es eterna. ”

lunes, 4 de septiembre de 2023

El Coleo o Cretona

El cóleo requiere muy pocos cuidados, se multiplica con rapidez, y la combinación de una gran gama de colores y contrastes, en sus hojas aterciopeladas, lo convierte en un preciado objeto decorativo en cualquier rincón de la casa que tenga luz.

El Cóleo o cretona, es una planta de porte semiarbustivo, originaria del sudeste asiático. Muy vistosa y llamativa por sus espectaculares hojas, ordenadas en pares, aterciopeladas y de colores vibrantes y variegadas, es decir, con distintas tonalidades cromáticas, además destaca la facilidad a la hora de cuidarla. Puede alcanzar un metro de altura en exteriores, aunque en maceta no rebasa los 50 centímetros.

Dependiendo de la variedad, las hojas pueden presentar combinaciones de tonos verdes, rojos, rosas, amarillos y blancos, lo que le otorga un aspecto llamativo y exuberante.

Parece que cuando pensamos en una planta especial rebosante de color y belleza siempre nos imaginamos un ejemplar lleno de flores. El cóleo llega para demostrarnos que eso no tiene por qué ser así siempre: posee unas singulares y originales hojas dentadas de tacto aterciopelado que, además, hacen gala de un colorido sorprendente, desde el verde hasta el granate oscuro pasando por el rosa, el fucsia y el púrpura.

Por el contrario sus flores, que surgen en otoño e invierno, son pequeñas y azuladas y nada especiales.

El Cóleo es una planta ornamental valorada por su belleza, diversidad y facilidad de cultivo. Su versatilidad decorativa y su resistencia hacen que sea una opción popular en jardines y paisajes. Por sus características, se desarrolla mejor en el interior, protegido del sol y de las temperaturas extremas.  

En zonas cálidas se puede cultivar como planta perenne de jardín, donde pueden crecer hasta parecer un pequeño arbusto con tallos gruesos y leñosos. 

En nuestro país puede cultivarse al aire libre en primavera y verano (siempre que esté en semisombra), pero al llegar el otoño te agradecerá que lo traslades al interior, no aguanta las heladas.

Aunque, como ya he dicho, no es una planta difícil de cuidar el cóleo requiere unos cuidados básicos para crecer sano y fuerte, ya que es algo delicado en algunos aspectos. Mucha luz, nada de sol directo, vigilar las temperaturas extremas y prestar especial atención al riego y a la humedad ambiental son las claves a tener en cuenta.

El cóleo crece rápidamente hasta alcanzar el tamaño completo, potencialmente hasta 90 centímetros de altura, en una sola temporada.

Teniendo en cuenta que es una planta tropical, podríamos caer en el error de creer que necesita luz directa. Y nada más lejos de la realidad. El cóleo prefiere la luz brillante pero indirecta. Evitaremos la luz solar directa intensa, ya que puede quemar sus hojas.

La salud de la planta y el colorido de sus hojas dependen, en gran medida, de la cantidad de luminosidad que reciba. Tanto el exceso como el defecto de luz pueden afectar al desarrollo de nuestro cóleo. Si lo exponemos a sol directo, sus hojas se quemarán. Si está en un espacio poco luminoso, las hojas perderán color e intensidad; e, incluso, pueden llegar a caerse.

Como regla general podemos asegurar que el cóleo o cretona se desarrolla mejor con sol matutino filtrado y sombra por la tarde, especialmente en climas cálidos.

La ubicación del cóleo es, seguramente, el aspecto que más tengamos que cuidar a la hora de cultivar el cóleo, ya que es fundamental colocarlo en un emplazamiento adecuado para lograr que crezca sano y fuerte. Si buscamos una correcta ubicación, el resto de cuidados nos resultarán de lo más sencillos.

Hemos de tener en cuenta que nuestro cóleo es muy sensible a las corrientes de aire, ya procedan de una ventana o del aparato de aire acondicionado. También le afecta bastante el calor excesivo de los radiadores.

Pero ojo: porque tan perjudicial como el frío es el calor. Así que si decidimos colocar nuestra planta junto a la ventana, lugar ideal para ella, cuidado con el radiador. Los grados de más no le sentarán nada bien.

Así pues, como el cóleo es sensible a las temperaturas frías, deberemos de mantener la planta en un entorno cálido, con temperaturas entre 18°C y 27°C evitando exponerla a corrientes de aire frío o a cambios bruscos de temperatura.

Antes de proceder a su plantación, en el lugar definitivo, abonaremos el suelo con compost, humus de lombriz u otro material orgánico. El coleo prefiere suelos húmedos, ricos, sueltos y con buen drenaje.  Cultivado en macetas requiere una tierra suelta, utiliza compost de buena calidad. No olvides que la maceta a utilizar debe de estar provista de orificios de drenaje.

Esta planta prospera en ambientes húmedos. Si el ambiente es seco, podemos aumentar la humedad colocando la maceta sobre un plato con piedras y agua, sin que la base de la maceta esté en contacto directo con el agua o mojando sus hojas con un pulverizador y agua.

El cóleo es una planta fácil de propagar, y puede hacerse de dos maneras diferentes: por semillas y por esquejes.

·      Por semillas: Tendrás que sembrarlas a finales del invierno en un sustrato que lleve mezcla de turba y perlita. Esta última se añade para mejorar el drenaje y prevenir encharcamientos. Una vez plantadas las semillas (y regadas abundantemente) germinarán en unos 15 días aproximadamente.

·      Por esquejes: Corta los esquejes de la planta cuando midan entre 8 y 10 cm y colócalos en un sustrato de turba y arena a partes iguales. Puedes comenzar a propagar el cóleo de esta manera desde febrero, teniendo en cuenta que tardarán unas dos semanas en enraizar.

El punto débil del Cóleo es el exceso de agua combinado con temperaturas altas que hace que la planta se vea forzada a crecer cuando debería estar en reposo, lo que provoca un crecimiento ahilado, es decir, débil y poco compacto.

Como ya hemos dicho anteriormente, el cóleo es una planta tropical lo que nos lleva a creer que la demanda de agua será abundante, cosa que no es así: tan solo necesita tener el sustrato siempre ligeramente húmedo. Para lograrlo deberemos ir ajustando la pauta de riego en función de la época del año: disminuirla en invierno y aumentarla en verano, cuando el calor aprieta.

Mucho cuidado con encharcar nuestro cóleo. De hacerlo, es probable que se pudran las raíces. Por eso y además de escoger un sustrato que favorezca la evacuación de agua y rico en materia orgánica, es fundamental elegir correctamente entre los distintos tipos de macetas. La ideal para el cóleo: es una de barro.

Entre octubre y enero disminuiremos el riego para que la planta repose. Le conviene pasar esa época en una estancia algo más fresca.

Los períodos prolongados de sequía ralentizan el crecimiento de la planta y las hojas pueden llegar a ponerse marrones en los bordes. 

Al ser una planta de crecimiento muy rápido, es necesario que le proporcionemos una ayuda en algunos momentos determinados. ¿Cómo? En forma de abono líquido que añadiremos al agua de riego o añadiendo a la tierra un abono equilibrado de liberación lenta. Este abono líquido lo añadiremos cada 30 días durante los meses de primavera y verano.

Recuerda que las plantas cultivadas en maceta, generalmente, necesitan más abonado que las plantas de jardín ya que el riego frecuente elimina los nutrientes de la tierra del recipiente.

Para controlar el tamaño y la forma de la planta deberemos realizar podas regulares. Además, la poda puede fomentar un crecimiento más compacto y estimular la producción de nuevas ramas.

Podar facilita darle ese porte frondoso tan llamativo del cóleo. Lo ideal es pinzar aquellas hojas que veamos espigadas y que tengan al menos entre 15 y 20 centímetros. Corta por debajo de los botones florales si quieres que la planta utilice su energía en producir nuevas hojas y no en las flores y las semillas.

Las plantas que no se podan tienden a crecer largas y espigadas, perdiendo su forma y follaje denso. Las plantas que se estiran pueden necesitar más sol. Esto suele suceder a menudo con las plantas de interior durante el invierno.

Aunque cultivemos plantas en interior, hemos de saber que eso no exime que sufran ataques de plagas. Sin embargo, no hay que perder de vista un detalle: en muchas ocasiones, la mejor manera de eliminar las plagas del jardín o del interior de casa pasa por prevenir su aparición. Algo que, en muchas ocasiones, está en nuestra mano.

No hay más que saber que tres de los enemigos naturales del cóleo, pulgones, ácaros y cochinilla, aparecen cuando el ambiente es demasiado seco. Si detectamos su presencia en nuestra planta, tendremos que atajarla lo antes posible con un insecticida efectivo.

Como ya he dicho anteriormente las dos formas de reproducir el cóleo son por semillas y por esquejes, pero veamos con más profundidad la forma de reproducirlo por Esquejes:

El cultivo del cóleo por esqueje se puede iniciar cuando las temperaturas superen los 18 ºC, por lo tanto, a partir del inicio de la primavera. Podemos aprovechar los restos de podas o despuntes para obtener los esquejes.

·      Corta los tallos: Corta los tallos rectos de unos 8 a 10 cm de longitud, un par de nudos o puntas de hoja. Es aconsejable coger los tallos por donde las hojas sean más coloridas. Si el cóleo es viejo, elige los tallos jóvenes para los esquejes, el enraizamiento será más sencillo.

·      Corta las hojas del esqueje: El corte basal será a unos 2 cm del nudo inferior. Retira las hojas del esqueje situadas en la parte más baja del tallo. Corta el peciolo lo más cerca posible del tallo y deja solo 2 o 3 hojas en la parte superior de tallo. De este modo, se limitará la evaporación y se facilitará el enraizamiento al limitar la producción de savia. 

·      Coloca el esqueje en agua: Comprueba que el corte del tallo sea limpio. Si es preciso, vuelva a cortarlo limpiamente un poco por encima. Coloca el esqueje de cóleo en un vaso de agua (deben quedar sumergidas las 3/4 partes del esqueje) y, en un par de semanas, verás cómo aparecen nuevas raíces. 

·      Planta el esqueje en el suelo o maceta: Una vez que el esqueje haya echado suficientes raíces, será momento de trasplantarlo al suelo. Utiliza la siguiente mezcla: un tercio de tierra para jardín, un tercio de compost de hojas y un tercio de arena. Colócalo en el suelo o maceta y compáctalo. Planta el tallo en el centro de la maceta y riégalo con cuidado.

En definitiva, el cóleo o cretona es una planta versátil y colorida que aporta un toque vibrante a nuestra terraza, jardín o espacio interior. Con sus hojas llamativas y su fácil cuidado, es una elección excelente para principiantes y aficionados a la jardinería. Siguiendo los consejos de cuidado, manteniendo un buen control de plagas y enfermedades y utilizando los métodos de reproducción adecuados, podrás disfrutar de la belleza y el encanto del coleo durante muchos años.

Frase del día:

Competir en deporte me ha enseñado que si no estás dispuesto a dar el 120% alguien sí lo estará. ”