¡Feliz Año Nuevo! Sí, Feliz Año Nuevo. Pese a todo; o precisamente por todo lo que ha ocurrido, ocurre y todavía ocurrirá. Si hemos llegado hasta aquí, lo que venga a continuación sólo puede ser un paso adelante.
Quizá esta haya sido una de las veces que, de forma más sincera, vamos a despedir un año que termina con el ánimo de no volver atrás. Lamentando la pérdida de muchos seres queridos, deseando que se recuperen pronto las personas que padecen los estragos de la pandemia, y esperando que, pronto, no volvamos a perder a nadie más por el camino.
Hay años buenos y años malos, y de todos ellos se aprende. Siempre hay cosas buenas y también cosas malas, aunque a veces la balanza está muy desequilibrada. Y no por ello debemos rendirnos ni quedarnos solamente con las cosas malas.
Todo lo vivido nos ha de servir para ir a mejor, en primer lugar, porque ir a peor nos colocaría en una situación casi insoportable y en segundo lugar, porque de las adversidades tenemos la obligación vital de sobreponernos y aprender.
Las cosas malas o infortunios, que nos pasan en la vida, nos enseñan cosas, nos hacen fuertes, valientes y más sabios. Nos enseñan también quién está a nuestro lado y quién merece estar en los momentos buenos.
Cada tropiezo es una enseñanza. No es malo caer, ni tropezar siempre con las mismas piedras, pero hay que hacer una lectura de ello y poner todos nuestros recursos personales para que las caídas, cada vez, sean más leves y menos dolorosas, hasta que aprendamos a caminar por otros caminos.
Para estar arriba del todo y poder disfrutar de las cosas buenas que nos trae la vida, es preciso estar abajo en algún momento, para valorar lo bueno hemos de conocer lo malo.
Hemos de entender que no siempre conseguimos nuestras metas, y que los sueños se rompen, y que en eso consiste la vida: en renovar recuerdos, en soñar más alto, en no dejar nunca de ilusionarse con las pequeñas cosas.
Espero que todo lo malo de este año nos siga impulsando, y que todo lo bueno nos haga sonreír cuando nadie nos ve.
Os deseo un 2022 lleno de cosas inesperadas, de amor propio (que no ego), de brillo en los ojos y sobre todo: de ganas de más.
Es el momento de perdonar, sonreír, soñar, amar y ser feliz. Os deseo un maravilloso 2022 repleto de ilusión, alegría y esperanza.
Dejemos atrás las penas, el dolor y la tristeza y demos la bienvenida al nuevo año con una sonrisa.
Cierra los ojos, piensa en todo lo que te hizo sonreír en el año que termina y olvídate de lo demás. Ojalá esas sonrisas se multipliquen por mil.
¡¡¡ Feliz Año Nuevo !!!
Frase del día:
“ Los sueños son reales mientras duran. ¿Podemos decir más de la vida? ”