miércoles, 26 de junio de 2019

Recolección de los ajos

Como es habitual, entre San Juan y San Pedro, procedo con la recolección de los ajos. Este año no haré caso al refrán que dice: “Por San Pedro, saca el ajo y planta el puerro”. Si quieres conocer algunos refranes más, pincha en este enlace.
   
     Este año el espacio que dejarán los ajos será ocupado por una clase de tomates, que ya comente en su día, pincha en el enlace para conocerlos.
   
Me he quedado asombrado al observar la diferencia que existe de confeccionar el plantero en invierno o en verano. Por lo general en invierno, mediados de enero habitualmente, hasta conseguir unas matas óptimas para ser trasplantadas, lleva un período de unos 3 meses, aproximadamente, mientras que en verano la evolución es increíble, en tan sólo 25 días las plantas están listas, alcanzando una altura entre 25 y 30 cm, para ser trasplantadas al sitio definitivo donde crecerán. 
   
 
A continuación muestro unas instantáneas de la evolución, entre fechas, experimentada por el plantero. Fue sembrado el 29 de Mayo y la evolución es sorprendente.  
   
Pero continuando con lo que nos ocupa, la recolección de los ajos, procuraremos efectuarla en una época de días secos y soleados. Sabremos que ha llegado el momento de la recolección por el aspecto de la planta y los distintos cambios que va manifestando a medida que se aproxima el momento de la recolección. 
  
Las cabezas presentarán un aspecto abultado y apretado, los dientes ya están bien formados pudiendo apreciarse las hendiduras que separan unos de otros.
  
La mitad de las hojas se marchitan tomando un color amarillento pálido o blanquecino. Comienzan a secarse primero las de abajo, ascendiendo a las demás a medida que pasan los días.
  
No obstante, no debemos esperar a que todas las hojas estén secas ya que se pueden romper las envolturas que recubren los dientes y éstos se separarán conservándose peor. 
  
Otra consecuencia negativa de retrasar demasiado la recolección es la formación de varias cabezas. Son igualmente comestibles pero de peor calidad y menor tiempo de conservación.
 
Frase del día:
"Las mejores COSAS de la vida NO son cosas, son SENTIMIENTOS. No se compran, se obtienen gratis. No se venden, se regalan..."
 

miércoles, 12 de junio de 2019

Descanso a los Manzanos

Los manzanos son árboles frutales introducidos por los romanos en Europa, son característicos de climas fríos pero también se desarrollan bien en climas cálidos. Son árboles muy resistentes que soportan características climáticas adversas o suelos con alta salinidad.  
 
Suelen regarse con abundante agua hasta el momento en el que echan sus raíces. A partir de aquí, el manzano es un árbol que no necesita mucha agua y puede bastarle con el agua de la lluvia.  Por otra parte, aguanta muy bien los periodos de sequía.
  
  
Aunque vegeta bien en climas cálidos, necesita un número mínimo de horas de frío para producir fruta abundante y de calidad. Por eso se dice que los frutales, entre ellos el manzano, dan más fruta en los inviernos fríos. Como dato orientativo, se estima un mínimo 1 mes anual con temperaturas inferiores a 7 ºC. 
   
Se suele plantar injertado, es decir, la parte que va a dar la fruta va a ser de la variedad de manzana que nosotros queremos comer y el patrón (la raíz) va a ser de otra variedad resistente a distintas condiciones de suelo o de cultivo.
   
La polinización de las flores tiene que ser por medio de insectos (entomófila), generalmente abejas. Además es cruzada, es decir, se tiene que fecundar con polen de otra variedad de manzana para que cuaje.
   
Es muy importante para el crecimiento y la poda saber qué yemas son las que van a dar una flor y cuáles van a dar ramas.
   
Como norma general, cuando vemos un manzano sin hojas, diremos que la última yema de las ramas es de flor y las anteriores de madera. 
  
Las yemas de flor son más grandes e infladas, normalmente vellosas, mientras que las de madera suelen ser más estrechas y con las hojas que las recubren más pegadas y lisas.
 
Manzano FUJI.
   
También es muy interesante realizar un aclareo de los frutos en el inicio, cuando tienen un tamaño aproximado al de una avellana y, por lo tanto, como están en su primer año de vida, no voy a realizar un aclareo de frutos, sino que los voy a eliminar en su totalidad, de esta forma el crecimiento del árbol será más vigoroso, y como consecuencia, los posteriores años, la producción de frutos será más numerosa, con este aclareo conseguiremos:  

- Un aumento del tamaño del fruto.
- Mejorar la maduración, sabor, color y precocidad del fruto.
- Reducir el peligro de rotura de ramas.
- Estimular la inducción floral.
  
El manzano, como muchos otros frutales, requiere de un aclareo de los frutos, cuando éstos tienen el tamaño de una avellana, dejando el de la parte central del corimbo. Presentan el fenómeno de la contrariada o alternancia de producción, si un año no se aclaran los frutos, al año siguiente la producción será muy baja.
   
La intensidad del aclareo es un factor muy importante a la hora de realizar esta técnica, ya que se trata de alcanzar un balance entre el incremento del tamaño del fruto en el árbol y el que tiramos al suelo.
    
Manzano morro de Liebre.
    
La base fisiológica para llevar a cabo una buena aplicación del aclareo es establecer una óptima relación hojas-fruto. Atendiendo a esta decisión, la intensidad de aclareo sería:
 
1.   De 30-50 hojas/fruto si es grande y,
2.   De 10-20 hojas/fruto si es pequeño.
3.   En base a la distancia entre frutos.
      
Otro aspecto importante a tener en cuenta es la poda,  esta ha recibido el apelativo de «cirugía de árboles», debido a que consiste en la eliminación metódica de las partes de una planta para mejorar o regular el crecimiento, la productividad y el aspecto general de la parte restante; por lo que demanda el conocimiento de las técnicas básicas de corte que mejor se pueden aplicar en árboles y arbustos.
 
La poda de árboles  comienza de la misma manera que con los arbustos: primero se cortan las ramas secas, enfermas, rotas y mal formadas. Si una rama ha disminuido su crecimiento y desarrollo, se deben podar sus gajos laterales y secundarios, para permitir que se vigorice. 
 
Deberemos de tratar que la copa esté sostenida por tres o cuatro ramas principales que parten del extremo apical del árbol. Para ello, si el árbol no es muy grande, se le debe efectuar una poda de formación, eliminando las ramas internas de la copa que solo tengan unas pocas hojas en su extremo apical y las que rozan con otras ramas y con el tronco. 
 
   
Para las ramas grandes, debe practicarse el primer corte sobre el lado inferior de la rama, llegando hasta la mitad de su grosor. Luego, se hace un segundo corte sobre la parte superior, también hasta la mitad del grosor, unos 10 o 15 cm por delante del corte anterior. Antes de finalizar este último la rama caerá. 
     
Finalmente, se corta el resto de rama que ha quedado unida al tronco, con un ángulo tal que ayude a la posterior cicatrización y al crecimiento de la corteza que cubra la herida lo más rápido posible. 
 
Pero la poda en el manzano va averiar mucho según el tipo de manzano que plantemos.  
   
Para la poda de mantenimiento, típica en vaso piramidal, (un tronco más o menos alto con 4 ó 5 ramas) se tendrá en cuenta: 
  
- Eliminar las ramas que se crucen, se superpongan y se metan hacia adentro.
   
- Eliminar las ramas rotas y enfermas.
  
- Despuntar las ramas que queramos que crezcan. Hemos dicho que la última yema es de flor por lo que si queremos que la rama crezca es mejor quitarla para así dedicar nutrientes al crecimiento de hojas y rama y no de fruto.
 
- Dejar los brotes cortos y las bolsas, que es donde más flores y fruta vamos a tener. ¿Por qué? Porque cuanto más larga y delgada sea la rama que vaya a soportar una manzana, más gastará el árbol en transportar el agua y los nutrientes hasta ella y más probabilidades de que se arquee por el peso y pueda romperse.  
 
Frase del día:
"No es sabio el que sabe dónde está el tesoro, sino el que trabaja y lo saca." Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibáñez Cevallos. (1580 - 1645) Escritor español del Siglo de Oro.


sábado, 1 de junio de 2019

Proteger los Melocotones

Si nunca has sido muy fan de la piel de los melocotones, tienes que saber que su existencia es intencionada. Aunque esos pelitos tan característicos no están ahí para evitar que los humanos los comamos, son un recurso de protección del fruto. 
   
Pese a que no se sabe exactamente cuál es su función, se cree que actúa como un mecanismo de defensa que protege la delicada piel del melocotón del exceso de agua, que podría provocar que se pudriese antes de tiempo. Otros, sin embargo sostienen que su función es la de disuadir a determinados insectos. 
   
Por eso el melocotón, como casi toda la fruta, hay que protegerlo de alguna manera, bien sea mediante fumigaciones, regulares en el tiempo, o mediante la colocación de unas bolsas de papel, las cuales contendrán el melocotón evitando, de esta manera que sea atacado por la temible “mosca de la fruta”.
   
 
La mosca de la fruta (Ceratitis capitata) es un díptero de tamaño menor a la mosca común, con tres franjas amarillas en las alas con una disposición muy característica, y con un abdomen también a franjas transversales amarillas y grises que la hacen fácil de identificar. 
   
Es muy polífaga, pudiendo dañar melocotones, albaricoques, caquis, higos, manzanas, peras o cítricos, entre otros. 
    
Una vez fecundada, la hembra pone los huevos en la fruta en proceso de maduración. Cuando eclosionan los huevos, las larvas se alimentan de la pulpa del fruto, y cuando ha completado todos los estados larvarios se dejan caer del fruto para pupar en el suelo. De la pupa saldrá de nuevo un adulto, cerrando un ciclo que llega a representar de 6 a 8 generaciones anuales, en función de las condiciones climáticas de la zona. 
  
Todas las plagas, donde el daño lo provocan las larvas dentro de tejidos (ya sea frutos, hojas o tallos), son difíciles de tratar, ya que quedan a cubierto de cualquier tratamiento.
    
Por lo tanto para combatir estas plagas se utiliza, principalmente, la captura masiva con mosqueros, técnica que bien usada da muy buenos resultados.
    
No obstante también está la técnica tradicional del embolsado individual de los frutos en el árbol, que se realiza entre los meses de julio y agosto, permanece la bolsa de papel parafinado hasta el momento de la manipulación, durante un periodo mínimo de nueve semanas, protegiendo de esta forma al producto de tratamientos, caídas y plagas.
  
  
Con este embolsado conseguiremos un fruto sano, limpio, seco, de gran calibre y de color amarillo uniforme, evitaremos pérdidas de cosecha al madurar, así como  ataques de plagas y obtendremos un fruto natural, y sin residuo alguno.
   
Por lo tanto, el melocotón es una fruta de piel aterciopelada y sabor suave, y tiene infinidad de beneficios. Lleno de vitaminas, calcio, potasio, magnesio, hierro y bajo en calorías, el melocotón debería ser un básico en nuestra dieta por estos motivos y por más, tales como estos:
  • Son una fuente inagotable de antioxidantes, contienen ácido clorogénico que ayuda a proteger el cuerpo de los efectos nocivos de diversas enfermedades. 
  • Ayudan a prevenir la hipocalemia, al ser estos ricos en potasio; la hipocalemia es un trastorno que se produce cuando el nivel de potasio en la sangre es bajo. 
  • Ayudan a mantener una piel saludable, al contener una gran cantidad de vitamina C, además efectos protectores sobre la piel contra la radiación ultravioleta. 
  • Son buenos para la vista, los melocotones son ricos en beta caroteno, que juega un papel importante en el mantenimiento de una vista sana y la prevención de diversas enfermedades oculares, como la ceguera. 
  • Regulan la digestión, al contener fibra y ser alcalinos, previenen problemas digestivos y eliminan toxinas. 
  • Aumentan la inmunidad, los melocotones son ricos en ácido ascórbico y zinc, que ayudan a mantener un sistema inmunológico saludable. Mención especial de los efectos que producen en nuestro cuerpo, ya que el, zinc y la vitamina C, favorecen una eficaz cicatrización de heridas, y sus antioxidantes ayudan a combatir infecciones. 
  • Promueven y fortalecen los dientes, los huesos y reparan los tejidos corporales gracias al fósforo y al calcio que nos aportan. También ayudan en la prevención de diversas enfermedades óseas como la descalcificación, que puede conducir a la osteoporosis. Comer melocotones promueve la remineralización de los huesos, y mantiene su rigidez.
Frase del día:
"Ni el Rey comería... si el labrador no labrase" Lope de Vega Carpio (1562 - 1635) Poeta y dramaturgo del siglo de Oro español.