viernes, 28 de junio de 2024

El cultivo de las Fresas

¿Sabías que existen alrededor de 1.000 variedades de fresas en el mundo? El nombre científico de la fresa es Fragaria y pertenece a la familia de las rosáceas. Originaria de Estados Unidos, en concreto, del Estado de Virginia.

Las primeras referencias históricas sobre el cultivo de la Fresa se encuentran en la Antigua Roma, donde se cultivaban como plantas ornamentales o frutos de mesa. La palabra "fresa" deriva del nombre Freizer, ingeniero francés que llevó el fruto de Chile a Europa.

La fresa es una planta herbácea, de porte rastrero y perenne, ya que si cuidamos nuestras fresas durante todo el año estas seguirán produciendo durante varios años y, además, se reproducirán cada otoño. Tienen un tallo corto llamado corona y otro más largo llamado peciolo.

Es una planta estolonífera, es decir, se reproduce por estolones, generalmente comienzan a emerger en la primavera, cuando la planta de fresa está en la temporada de crecimiento activo. Son brotes laterales que salen del tallo y que crecen horizontalmente. Tienen la capacidad de poder generar raíces, por lo que, si los introducimos en la tierra, es un método muy práctico para multiplicar plantas.

Una vez la nueva planta ha enraizado, el “cordón umbilical” que le unía con la planta madre se secará, podremos cortarlo y ya tendremos así una planta independiente.

Si al comprar los plantones estos tienen flores u hojas, es recomendable quitarlas para que las plantas concentren su energía en desarrollar las raíces.

Eso sí, siempre es mejor comprar plantones de fresa, ya que no brotan muy bien en semilleros, tardan mucho en crecer y no siempre sale bien.

A la hora de la plantación de nuestras fresas deberemos de asegurarnos de que disponen de suficiente espacio para extenderse. La plantación, por lo general, la efectuaremos a principios de primavera, asegurándonos de que las coronas (el punto donde se unen las hojas y las raíces) estén justo por encima del nivel del suelo, para tratar de evitar, en lo posible, la pudrición de la planta.

Como ya he dicho, hay muchas variedades de fresas, cada una con épocas de floración diferentes, algunas florecen una vez al año y otras están dando flores a lo largo de todo el año.

No obstante el momento de la plantación dependerá de la variedad de fresa que vayamos a plantar y de la zona geográfica donde vayamos a realizar su cultivo.

El mejor momento para efectuar el trasplante, de forma general, va desde principios de primavera a otoño. En este momento conviene cortar todas las flores y los estolones para que se fortalezcan las plantas una vez efectuado el trasplante.

Como ejemplos podemos poner las variedades más habituales que plantamos en nuestros huertos:

·      Cuándo plantar el fresón: El fresón es una de las plantas más tempranas y suele ser plantado a finales de enero o principios de febrero. Es de un tamaño más grande pero no tiene tanto sabor.

·     Cuándo plantar las fresas de verano: Las fresas de verano, que son las que más sabor tienen, son variedades inglesas y francesas, de tamaño pequeño pero de sabor muy intenso. Estas variedades se plantan un poco más tarde, hacia principios de primavera, ya que el momento de floración y fructificación es más cercano al verano.

·  Cuándo plantar las fresas del bosque: Las fresas del bosque son realmente sabrosas. Son de tamaño muy pequeño, pero de un sabor muy intenso.

Aunque la fresa se adapta bien a muchos tipos de climas y puede resistir temperaturas extremas, la temperatura ideal, para la época de producción, oscila entre los 17 y 25ºC.

El momento crítico es durante el desarrollo floral y el cuajado de frutos, ya que temperaturas por debajo de los 0ºC y por encima de los 32ºC podría causar aborto o la caída de las flores.

Si el cultivo lo efectuamos en una zona donde los veranos son muy calurosos, el cultivo lo ubicaremos donde haya un poco de sombra en las horas centrales del día.

La intensidad o influencia de la luz es importante en el desarrollo de la planta, para mantener la productividad y desarrollar un buen funcionamiento del aparato fotosintético de la planta. Suele necesitar de 6 a 12 horas de sol para conseguir una producción óptima.

En cuanto a la humedad relativa, esta debe de encontrarse entre el 65 y el 75%, ya que la calidad del producto será menor en lugares con altas precipitaciones y humedad. Por todo esto, el clima mediterráneo es el clima ideal para el crecimiento y desarrollo de las fresas.

El cultivo de fresas, se adapta a gran variedad de terrenos. Las necesidades son parecidas a las de muchas otras hortalizas. Requiere suelos con un buen drenaje y algo arenosos, profundo (hasta 40 cm), sueltos y mullidos, que permitan una alta aireación, así como un alto contenido en materia orgánica. El pH óptimo del suelo debe de estar entre 5,5 y 7, es decir, ligeramente ácido.

Hay varias vías de fertilización de la fresa, bien utilizando materia orgánica de origen natural o mediante el uso de abonos de origen químico. En cuanto a materia orgánica, es importante saber que necesita suelos bastante fértiles por lo que tendremos que ser generosos con la aportación, sobre todo como abonado de fondo.

En cuanto a la fertilización a través de elementos minerales, se pueden emplear fertilizantes N-P-K, sin olvidarnos del calcio y el magnesio.

El Nitrógeno, el nutriente principal para el crecimiento vegetativo, crecimiento de estolones y para la formación de yemas florales. Debe ser aportado a lo largo de todo el cultivo para favorecer el crecimiento general de la planta. 

El Fósforo, involucrado en funciones vitales de la planta como el transporte de energía, la fotosíntesis, el movimiento de nutrientes y la multiplicación celular. 

El Potasio, tiene un papel clave en la elongación celular, la utilización del agua en la planta y en la síntesis de carbohidratos. Un correcto aporte de potasio permitirá a la fresa sintetizar más azúcares, más vitamina C y más frutos, aumentando la cantidad y la calidad de los mismos. 

El Calcio, refuerza y engrosa las paredes celulares, dando lugar a frutos con mayor firmeza. La deficiencia de calcio causa una enfermedad fisiológica llamada necrosis marginal, que se evidencia por la aparición de necrosis en las zonas más jóvenes de las hojas. 

El Magnesio, una molécula que forma parte de la clorofila, siendo vital para la transformación de energía en azúcares y la nutrición de la planta. Las deficiencias de magnesio son comunes en la fresa, y deben ser remediadas ya que los frutos tienden al albinismo cuando se producen faltas de este nutriente.

El cultivo de fresas podríamos decir que es un cultivo perenne, ya que aunque la planta que plantemos este año tenga una vida de 3-4 años, cada año esta se reproducirá y crearán plantas nuevas.

Aunque la fresa puede vivir mucho tiempo, se recomienda explotarla únicamente los primeros 3 años de vida, pues a mayor edad su susceptibilidad a plagas aumenta y su producción disminuye.

Al ser una planta de porte pequeño, las necesidades de espacio son pequeñas. Un marco de plantación adecuado para el cultivo de fresas es de 40  x 40 cm. Todo dependerá del estado del suelo. Si se encuentra muy mullido y con suficiente materia orgánica, las distancias se pueden reducir.

El cultivo de fresas requiere contenidos altos en humedad, pero sin producir encharcamientos. Es importante controlar la calidad de riego, puesto que la fresa es poco tolerante a la salinidad y sensible a altas concentraciones de cloro (quemaduras en el borde de hojas adultas).

Cuidado con las faltas o excesos, ya que un exceso perjudicará a la producción y puede llegar a pudrir la planta y una falta de agua empeorará la calidad de los frutos y el rendimiento total. Evitaremos el mojado de las hojas para reducir el riesgo de enfermedades.

Es recomendable efectuar una poda de hojas cada vez que revisemos nuestro cultivo (por lo menos una vez a la semana). Eliminando las hojas enfermas (amarillentas o en tonalidades pardas, necrosis/coloración negra)... hojas viejas.

Al eliminar este tipo de hojas, estimulamos a nuestras plantas para que tengan un mayor desarrollo vegetativo, buena ventilación y aumentar el paso de la luz, acelerando la renovación de la planta y facilitando la aplicación de plaguicidas.

En cuanto a la poda de las flores, al igual que las hojas, deberemos de eliminar las flores más enfermas, viejas o marchitas, evitando que contagien a las demás.

También deberemos de efectuar la poda de estolones que genera la planta, ya que estos consumen nutrientes esenciales para la producción. La poda se realiza después de los ciclos fuertes de producción, quitando los racimos viejos, hojas secas, dañadas y restos de frutos que quedan en la base de la corona, por lo general no se poda antes de la primera producción.

La fresa es un cultivo altamente susceptible al ataque de una amplia gama de plagas y enfermedades, tanto de origen bacteriano como fúngico, siendo las segundas las que más daños le ocasionan.

Entre las principales plagas que nos podemos encontrar en el cultivo de las fresas tenemos:

·      Araña roja, Trips, Pulgón, Orugas, Babosas y Caracoles.

Y en cuanto a las principales enfermedades podemos encontrarnos con:

·      Alternaria, Mancha angular foliar, Podredumbre gris, Oídio y Phytophtora.

A tener en cuenta está la asociación de cultivos, así tenemos que se asocia estupendamente con: Lechuga, espinacas, cebolla, ajo, puerros, caléndulas, tomillo y salvia.

Pero evitaremos asociarla con las brassicas (repollo, brócoli, coliflor), otros frutales, tomate, pimiento y patata.

Los primeros meses de cultivo son los más productivos y la fruta es de mejor calidad por su tamaño y uniformidad. La cosecha dura por lo general de 5 a 6 meses. Debido a que es altamente perecedera, se cosecha cada tres días y debe de manipularse con sumo cuidado. La mayoría de las variedades de fresas comienzan a producir fruta en el segundo año después de la siembra.

A la hora de recolectarlas, primero se seleccionan los frutos de forma visual basándonos en el tamaño del fruto, coloración, y aroma principalmente. La mayoría de las fresas maduras tienen un color rojo brillante y se desprenden fácilmente del tallo cuando están maduras.

A los frutos se les deja el pedúnculo (tallo) con longitud de 5 a 6 mm y se colocan, sin tocarlos, en recipientes adecuados.

Una fruta de fresa recolectada en plena maduración y mantenida a temperatura ambiente, se deteriora en un 80% en tan solo 8 horas.

Antes de la recolección, y cuando las fresas están en el período de engorde, será de vital importancia poner un buen acolchado, ya que los frutos se posarán sobre la superficie del sustrato y la humedad de este puede afectarles y dañar las fresas.

Este acolchado lo podemos realizar con paja o corteza de árbol por ejemplo, aunque el realizado con agujas de pino, al ser más ácido que la paja, proporciona mejores resultados en el cultivo de las fresas.

Durante los inviernos, las fresas entran en un estado de latencia donde se secan la mayoría de sus hojas para ahorrar energía. Estas hojas secas las dejaremos durante los meses de frío, ya que son un acolchado natural y perfecto para proteger del frío las raíces de las plantas. Al llegar la primavera las podaremos para que la planta pueda coger fuerza de nuevo.

En conclusión, cultivar fresas en el huerto es una actividad gratificante y beneficiosa que proporciona una fuente confiable de fruta fresca y sabor, promueve la autosuficiencia y el bienestar personal, y contribuye a un estilo de vida más saludable y sostenible.

Frase del día:

La inteligencia busca, pero quien encuentra es el corazón.”

martes, 11 de junio de 2024

El Huerto de primavera

El cultivo de nuestro huerto es una actividad multifacética que aporta salud, educación, bienestar emocional y contribuye al cuidado del medio ambiente, mejorando tanto la vida personal como la comunitaria.

Un aspecto importante que hay que distinguir es la diferencia entre sembrar y plantar, de hecho para sembrar determinadas variedades de plantas no es necesario esperar al verano, y se puede hacer incluso durante finales del invierno. 

La siembra, generalmente la efectuaremos al inicio en un semillero para obtener las primeras germinaciones, y una vez que salgan las primeras plántulas y tengan ya una resistencia adecuada, podemos comenzar a trasplantar.

Huerto de primavera-verano (05-06-2024)

No siempre es necesario esperar a inicios de la primavera para sembrar, lo ideal es empezar a hacerlo antes para muchas verduras y hortalizas, y aprovechar esta época (mediados de primavera e inicios del verano) para plantar las primeras germinaciones.

En definitiva, la principal diferencia radica en que sembrar se refiere a poner semillas en la tierra, mientras que plantar se refiere a colocar, en la tierra, plantas o partes de plantas que ya han comenzado a crecer.

Una vez tenemos clara la diferencia anterior vamos a sumergirnos, someramente, en los inicios de un huerto de primavera-verano y cultivos óptimos para esta época.

Marzo, por lo general, suele ser un mes de muchos cambios en nuestro huerto, por lo que tendremos que estar pendientes de las condiciones meteorológicas. Ya nos lo recuerda el refranero español “En marzo la veleta, ni dos horas está quieta.” Así mismo este mes se caracteriza por el cambio de cultivos de otoño-invierno a los de primavera-verano. También es el momento adecuado para realizar las siembras o trasplantes de flores y plantas protectoras.

La mayoría de nuestros semilleros estarán ya con las plantas crecidas y habrá que ponerlos a plena luz para que reciban el suficiente sol y no sufran de “ahilamiento” (fenómeno por el cual la planta se desarrolla en la oscuridad)

Dependiendo de la zona en la que residimos, por la noche, deberemos de continuar protegiéndolos de posibles heladas, tendremos que cobijarlos en el interior o bien cubrirlos con plástico transparente o vidrio.

A estas alturas, deberíamos de tener todos los planteles organizados para el cercano trasplante de primavera.

Como se acerca el momento del trasplante a nuestro huerto, deberemos de comenzar a construir los tutores, fundamentalmente para tomates y judías de enrame.

Tradicionalmente, los tutores de tomates de las variedades de crecimiento indeterminado, conocidas coloquialmente como “de entutorar o encañar”, se realizan mediante cañas o varas cruzadas. Pero podemos realizarlos con cualquier otro material que tengamos a mano, siempre y cuando supongan un entramado robusto sobre el que se puedan sujetar las matas con sus frutos.

Debemos de tener en cuenta que hay variedades de tomates, como las de “Corazón de buey, Rosas…” que pueden alcanzar un tamaño y peso considerables, y que la función del tutor es la de servir tanto de guía a la planta como de sostén de los tomates, evitando que las ramas se rompan.

Para las judías de enrame podemos seguir el mismo diseño que con los tomates u optar por otro más sencillo de tipo malla.

Y, ¡¡¡ Ya tenemos aquí la primavera !!!

Una época en donde los cultivos se llenan de vida y color, pero también un momento muy importante para asegurar una maduración y crecimiento final antes de la cosecha.

En primavera muchas personas empezamos a padecer la fiebre del hortelano. Ese sentimiento que nos impulsa a arremangarnos y empezar a plantar de todo: verduras y hortalizas para comer saludable, florecillas porque dan un aire primaveral y algunas aromáticas para aderezar recetas.

No debemos olvidar que ser buenos hortelanos, es obtener buenos rendimientos en los cultivos sin dañar al ecosistema, y esto requiere una planificación minuciosa y constante.

Aprender a cultivar nuestras hortalizas es todo un proceso, pero hay algunos errores de hortelanos primerizos que se suelen repetir y que debemos de tratar de corregir.

Lo primero que debemos pensar es en las hortalizas que más se consumen en nuestra casa y que se desean cosechar a diario del huerto. Este dato es clave para considerar el espacio que cada planta ocupa para asociarlas de manera que ninguna compita entre sí por ese espacio y la luz directa del sol.

Junto a este paso debemos asegurarnos que sean cultivos de la estación, siguiendo un calendario de plantación, para asegurarnos que la variedad que vamos a plantar corresponde a la temporada que estamos transitando.

No confundamos el cambio de especies, por el cambio de temporada, con la rotación de cultivos entre los bancales. Cambiamos los cultivos porque ponemos los propios de primavera-verano, pero cuidando que estos pertenezcan a las mismas familias. Hasta que llegue el otoño no realizaremos la rotación de cultivos.

A la hora de efectuar el trasplante de las hortalizas a nuestro huerto deberemos de tener en cuenta los llamados “marcos de plantación” ya que las plantas necesitan un espacio en concreto para crecer y desarrollarse bien y dependiendo del tipo de planta va a necesitar una mayor distancia o no, eso determinará su tamaño.

Es importante respetar estos marcos ya que si no las plantas crecen muy apretadas molestándose entre ellas, y esto lo que causa es que no puedan desarrollarse bien y finalmente no producir tantos frutos como deberían.

Pero… ¿Qué podemos cultivar durante estos meses?

A continuación muestro un listado de las verduras y hortalizas que podemos plantar en nuestro huerto durante todos estos días.

Tomate: Es una de las hortalizas que merece la pena plantar en el huerto, ya que podremos degustar tomates riquísimos y con mucho sabor. Elige la variedad que más te guste entre el amplio abanico de posibilidades que existen.

Riégalos de manera abundante, sin encharcar la tierra, y podrás disfrutar de magníficas ensaladas a finales de la primavera y en verano.

Pepino: Como casi todas las hortalizas necesita una ubicación en nuestro huerto en la que disponga de ciertas horas de sol al día. Es algo más delicado, ya que requiere un riego corto pero periódico. Se puede cultivar directamente en el suelo, o entutorar la planta para que tenga un crecimiento vertical y evitemos el contacto de los pepinos con el suelo, de esta forma evitaremos podredumbres.

Calabacín: Es un cultivo muy generoso, cada planta nos ofrece gran cantidad de verdura. Es algo exigente en riego, necesitando un gran aporte de agua, especialmente cuando aparecen los frutos, por tanto hemos de cuidar el aporte hídrico.

 


Pepinos en pleno auge.

Berenjenas moradas.

Berenjena: Aunque es fácil de cultivar, la berenjena tiene sus propias exigencias. Necesita mucho sol y espacio en el huerto para crecer adecuadamente. Podemos plantarla de abril a mayo, primero en semillero, resguardándolo del frío si es necesario.

Es un cultivo muy resistente a la sequía y a las altas temperaturas, además, también es muy generoso, y con tan solo unas plantas podremos tener gran cosecha.

Judía Verde: Un cultivo que requiere de entutorado, para que la planta trepe y los frutos lleguen a buen puerto. Es muy apreciado durante el mes de mayo y junio.

  Cebollas: Se trata de una hortaliza muy resistente cuyo cultivo no plantea grandes dificultades. A la cebolla le va bien el riego por goteo ya que no tolera los encharcamientos ni el exceso de agua. Cultivarla es un acierto seguro.

Pimiento: Es sin duda el cultivo más duro, adaptado a diferentes temperaturas. Si plantamos los pimientos en abril, tendremos pimientos hasta agosto o septiembre, dependiendo de la variedad elegida y la región donde lo cultivemos.

Lechugas: ¿Quieres degustar lechugas tiernas y frescas? Solo tienes que hacerles un hueco en tu huerto. La primavera es la época ideal para sembrarlas, primero en semillero y después trasplantarlas a la tierra.

Aunque se pueden cultivar durante prácticamente todo el año, en primavera podemos obtener lechugas con buen sabor y textura. Además, existen muchas variedades, para que optemos por la que más nos guste.

Calabaza: Es un cultivo todoterreno, ya que suele adaptarse muy bien a diferentes tipos de suelo, desde los más pobres a los más ricos. También es una planta generosa en cuanto a frutos.

Fresas: Son una de las frutas más sabrosas y saludables de la primavera, y resultan fáciles de cultivar, ya que se adaptan bien a cualquier terreno y no presentan demasiadas exigencias.

Necesitan bastantes horas de luz al día y prefieren el riego por goteo.

Aprender a cultivar nuestro huerto es emocionante y fascinante, ver evolucionar las plantas para finalmente disfrutar de unas ricas verduras y hortalizas.

Calabacines.

Judía plana de enrame.

En resumen, tener nuestro propio huerto conlleva múltiples beneficios que abarcan aspectos personales, comunitarios y ambientales.

·      Beneficios personales:

Alimentación saludable, ahorro económico, ejercicio físico, aprendizaje, relajación.

·      Beneficios comunitarios:

Cohesión social, seguridad alimentaria, educación ambiental, embellecimiento del entorno.

·      Beneficios ambientales:

Reducción de la huella de carbono, fomento de la biodiversidad, reciclaje y compostaje, conservación del suelo.

·      Beneficios psicológicos y emocionales:

Conexión con la Naturaleza, sentido de logro y mindfulness (técnica de meditación que busca entrenar la mente para centrar la atención y redireccionar los pensamientos, fomentando la atención plena y reduciendo la ansiedad)

Cultivar nuestro propio huerto no solo nos proporciona beneficios económicos, ambientales y de salud mental, sino que también nos ofrece alimentos más frescos y saludables. Es una actividad enriquecedora y educativa que contribuye a un estilo de vida más sostenible y conectado con la naturaleza.

Frase del día:

La humildad no es pensar que eres menos, es pensar menos sobre ti.” C.S. Lewis (historiador medievalista y escritor).