jueves, 25 de mayo de 2023

El Mini Kumato

El Mini-Kumato es una variante del Kumato tradicional, que como su nombre invita a imaginar, en comparación, son de menor tamaño. Sus características físicas, salvo el tamaño, son muy semejantes, así como sus propiedades organolépticas.

El kumato no se distingue de los tomates comunes únicamente por su tonalidad, que abarca desde el verde dorado al marrón oscuro, o por su pequeño tamaño. Tiene un sabor dulce, debido al contenido de fructosa que posee, con ligeras notas ácidas, una textura firme y es muy jugoso. Este conjunto de características le otorga un intenso sabor a tomate que muchos consumidores ya no distinguen en los comunes.

Es tolerante respecto a la temperatura de cultivo, estando su temperatura ideal entre los 20 y 30durante el día y sobre los 17 durante la noche.

La humedad necesaria, para una buena formación de la planta de kumato, se encuentra entre los porcentajes del 60 y 80 %. Si la humedad supera estos porcentajes pueden llegar a desarrollarse las enfermedades aéreas, así como la posible aparición de grietas en los frutos.

Requiere una exposición de luz total, lo que hace que sea una planta de exterior.

No es una planta demasiado exigente en cuanto a pobreza del suelo, necesitando, eso sí, unas condiciones mínimas de fertilidad, drenaje y profundidad, gustándole, especialmente, los suelos arcillosos-arenosos.

En cultivo de verano, hay una gran exigencia por aportar agua, ya que existe una gran evaporación y el crecimiento del tomate Kumato suele ser vertiginoso, con muchos frutos en producción. 

Ubicación de las variedades de tomate en el huerto.

El desarrollo de cualquier variedad de tomate es vertical, por lo que se exige un entutorado a base de cañas o bien mediante cuerdas colocadas de forma horizontal o vertical. 

La forma habitual es utilizando cañas para cruzarlas entre sí, con vástagos horizontales que ayudan a mantener firme la estructura y a ayudar que descanse los ramos con frutos engordando. 

Curiosamente, la producción de tomate Kumato se centra en Europa, especialmente de España, Italia, Francia, Bélgica y Suiza.

Los tomates Kumato deben madurar en la planta y por lo tanto recolectarse sólo cuando están listos para comer. El que su maduración sea de dentro a fuera les otorga un dulzor en la carne manteniendo su firmeza como fruto.

Una vez recolectados pueden ser consumidos y degustados inmediatamente, aunque también poseen una buena conservación, hasta 2 semanas sin cortarlos y a temperatura ambiente. Destacar que no es recomendable guardarlos en el frigorífico ya que reducen su fructosa y pierden algo de sabor.

Entre las propiedades que posee esta variedad de tomate podemos destacar:

·      Alto contenido en vitamina A y vitamina C.

·      Elevado contenido de magnesio y potasio.

·      No posee colesterol y tampoco grasas saturadas.

·      Ofrece a nuestro organismo solamente unas 30 calorías por cada 100 g.

·      Tiene la capacidad de fortalecer nuestro sistema inmunológico.

·      Es de gran ayuda para la buena salud del corazón.

·      Se recomienda para aquellas personas que sufren de hipertensión.

·      Posee propiedades diuréticas y desintoxicantes.

Frase del día:

Una persona que comete un error y no lo corrige está cometiendo otro error. ”

lunes, 22 de mayo de 2023

El Limon Meyer

También conocido como limón chino, es el resultado de un cruce entre una cidra (semejante al limón, pero irregular y de mayor tamaño, de pulpa agria y corteza gruesa y carnosa) y un híbrido de mandarina y pomelo. Por lo tanto, a pesar de su nombre, es muy diferente de un limón.

Debe su nombre a Frank Meyer, el hombre que importó este cítrico de China a Estados Unidos en 1908.

Tanto el tamaño del árbol como sus frutos, son de tamaño medio, inferior a otros limones, menos ovalado que los limones pero no tan redondo como las naranjas. Piel, fragante, suave y de poco espesor, color amarillo profundo, con un ligero tinte anaranjado brillante cuando está maduro.

Hubo un problema con los cultivos de limón Meyer en 1940, cuando este se cultivaba muchísimo en California. Cuentan que la mayoría de árboles estaban afectados por el virus de la tristeza, así que para evitar que éste virus afectara al resto de cultivos de cítricos tuvieron que destruirlos. En la década de los 50, científicos de la Universidad de California desarrollaron esta variedad de limón mejorada y más resistente al virus.

Tiene un sabor moderadamente ácido, más dulce y menos ácido que el de un limón tradicional. Su forma es redonda y ligeramente achatada, en comparación con otros limones. La pulpa es de color amarillo intenso y contiene hasta 10 semillas por fruto.

Limonero Meyer, en maceta.

Limonero Meyer, en tierra.

El árbol del limón Meyer puede alcanzar una altura de 2 a 3 metros, si lo plantamos en la tierra, a pesar de que se puede podar más pequeño. Si lo plantamos en maceta, la altura dependerá del tamaño de esta. Sus hojas son verde oscuro y brillantes. Las flores son blancas con una base de color púrpura.

Su aplicación en la cocina es muy amplia, tanto en platos salados como postres. Es apreciado por su sabor distintivo y su aroma cítrico, que es más suave y menos agresivo que el de otros limones. El limón Meyer se utiliza en la preparación de postres, aderezos para ensaladas, salsas, marinadas y bebidas. También se puede utilizar para hacer mermeladas y conservas, zumos, helados cremas y muchos otros postres.

Es una variedad de cuatro estaciones, que produce durante todo el año durante unos 8 meses de los 12, aunque, por lo general, hay dos floraciones al año.

Planta exterior, aunque también puede situarse en interior en una zona luminosa y bien ventilada. Resiste temperaturas de hasta -5 ºC. Dentro de los cítricos enanos, quizás esta es la variedad más resistente a las bajas temperaturas. 

Tu árbol  empezará a dar frutos a partir de la segunda temporada en adelante. A medida que crezca, el árbol dará más frutos.

Esta variedad de limones se adapta perfectamente a su cultivo en macetas, por lo que si nos decantamos por esta opción el tamaño del árbol resultante variará. El cultivo y cuidado de esta, y de cualquier otra, clase de árboles nos proporciona una experiencia muy gratificante, porque no solo son prolíficos productores de frutos, además sus flores son increíblemente fragantes y hermosas desprendiendo un agradable aroma a azahar.

Para el cultivo y cuidado de esta clase de limones es muy importante la ubicación del árbol, necesitan al menos 6 horas de luz solar directa al día. Su cultivo es más exitoso a partir de portainjertos (los árboles obtenidos a partir de semillas tienden a ser menos saludables e incluso puede que nunca produzcan frutos)

Requieren un suelo bien drenado y arenoso, una fertilización regular durante el crecimiento y suficiente agua para mantener el suelo húmedo pero no encharcado.

El limonero necesita un riego regular pero no excesivo, durante los meses de crecimiento y de más calor, especialmente durante su fructificación ya que como todos los cítricos tolera mal la sequía.

Semillero efectuado con pepitas de limón Meyer.

El riego adecuado es una de las claves para el cultivo de cualquier planta de cítricos, especialmente las que crecen en macetas. Como he dicho anteriormente, el objetivo es mantener la tierra húmeda pero no empapada. Meter el dedo en la tierra, al menos hasta el segundo nudillo, si se siente la humedad en la punta del dedo, pospondremos el riego. Por el contrario si se siente seco, regaremos la planta hasta ver que el agua sale por el fondo de la maceta.

Si la planta está en el interior, especialmente en invierno, cuando hace calor, rociaremos las hojas con agua para mantener hidratado a nuestro limonero.

En exteriores, generalmente, necesitará que lo reguemos una vez a la semana o a lo sumo cada dos semanas.

Los cítricos y el frío no son buenos aliados. La temperatura ideal para el mantenimiento de los limoneros Meyer oscila entre los 10 y 25ºC. Eso significa que, si lo tenemos en maceta, deberemos llevar nuestro limonero Meyer al interior cuando las temperaturas empiezan a bajar regularmente por debajo de los 10 grados.

Es una buena idea aclimatar lentamente cualquier planta a las condiciones exteriores para endurecerla. Una vez que se acostumbre a estar al aire libre, la colocaremos en un área soleada y protegida del viento.


Durante la temporada de crecimiento (primavera a otoño), abonaremos la planta de cítricos con regularidad, ya sea con un fertilizante de alto contenido de nitrógeno o con un fertilizante de liberación lenta para todo uso. Los árboles de cítricos también responden bien a la alimentación foliar adicional con un fertilizante líquido. Deberemos de proceder a la fertilización unas tres o cuatro veces al año.

Una vez en el comienzo de la primavera, otra a principios de verano, otra a finales del verano y por último en otoño. Espaciando la fertilización alrededor de cuatro a seis semanas. Evitaremos, en lo posible, la fertilización excesiva, ya que puede dañar el árbol.

Dependiendo de la situación, las hojas de los árboles pueden volverse amarillas cuando se necesita fertilizante, así que tendremos en cuenta estos cambios.

Una vez se abren las flores necesitan ser polinizadas. En el caso del limonero Meyer nos encontramos ante una planta autopolinizable. Lógicamente si tenemos más de un ejemplar aumentaremos la tasa de polinización. El limón Meyer puede florecer durante todo el año aunque tiene dos temporadas donde lo hace de manera más notoria. Se trata del otoño y principios de la primavera. También podemos colaborar en la polinización mediante abejas, por ejemplo.

Si la plantación la efectuamos en maceta utilizaremos una maceta de 20 litros o más grande que tenga al menos 30 a 40 cm de altura y que posea un buen drenaje. Llenaremos la maceta parcialmente con mezcla para macetas, colocaremos el arbolito en el centro esponjeando las raíces,  por la parte inferior, si están enmarañadas y llenaremos con tierra para macetas hasta donde la corona de las raíces aún sea visible. Posteriormente presionaremos firme pero suavemente la tierra y seguidamente procederemos a regarla.

La poda del limonero Meyer es importante tanto para estructurar la planta, de manera que encaje en su espacio, como para que las ramas puedan soportar el fruto cuando este emerja. Recortaremos las ramas largas a medida que se desarrollan, estas ramas normalmente no producen frutos, para que las ramas laterales puedan llenarse y fortalecerse para sostener el fruto.

Trataremos de evitar el excesivo crecimiento vertical, nos interesa que el árbol sea más bien ancho que alto y en vaciar el interior de la copa para permitir una buena circulación de aire y la entrada de luz. Los cortes deben hacerse a 45 grados y mirando hacia arriba para promover el crecimiento. No estará de más eliminar algunos frutos cuando son pequeños (purgado) para mejorar el tamaño de los restantes.

Si mantienes tu limonero en el interior durante el invierno, su fruto puede tardar hasta un año en madurar. Debido a que los cítricos sólo continuarán madurando mientras estén en el árbol, asegúrate de esperar hasta que estén maduros antes de recogerlos.

A menudo, los consumidores notan la excesiva acidez de la fruta. Probablemente, la opinión se formó precisamente a partir de la degustación de especímenes insuficientemente maduros. Un Meyer verdaderamente maduro es muy dulce. Podría decirse que es el más dulce de todos los limones y se puede comer de forma segura sin azúcar.

Tu limonero necesita tiempo para adaptarse a las nuevas circunstancias en las que ha de vivir una vez lo hayas colocado en su ubicación. Después cuando tenga sus primeros frutos necesitará unos 6 meses para que se maduren. La cosecha estará a punto cuando los limones cambien del verde al amarillo y sobre todo cuando tengan un color amarillo intenso, casi anaranjado.

Las plantas que se propagan a partir de semillas generalmente tardan más en producir frutos que las que se propagan a partir de esquejes.

Los árboles que crecen directamente de la semilla darán frutos en 4 a 7 años. Sin embargo, si se usan injertos/esquejes, se puede esperar la fruta en 2-3 años.

Teniendo en cuenta la rapidez con la que las plantas injertadas dan fruto, no es de extrañar que el injerto sea el método de propagación más común.

Por lo general este árbol plantea pocos problemas para su cuidado ya que es muy resistente a las enfermedades y a las plagas, además no tiene espinas.

La paciencia es la virtud más importante de todo hortelano. Todos la tenemos, sólo hay que ponerla en práctica.

Frase del día:

Puedes aprender, una línea de una victoria y un libro de una derrota. ”

domingo, 7 de mayo de 2023

Nueva Campaña 2023

¡Qué emocionante! La llegada de una nueva temporada en el huerto siempre es emocionante y motivo de entusiasmo y expectativa ya que nos ofrece la posibilidad de cultivar nuevos alimentos y plantas, así como aprender de los errores anteriores.

Todos hemos sido principiantes en nuestro huerto en algún momento de nuestra vida y, efectivamente, a muchos de nosotros, nos hubiera resultado realmente útil contar con ciertos consejos sobre los métodos de cómo proceder en el momento en el que comenzamos a sembrar o a trasplantar nuestras plantitas a su lugar definitivo.

Plantando las judías.

Las plantas y cualquier cultivo necesitan tres cosas fundamentales para crecer: agua, tierra y luz. Las dos primeras se las podemos proporcionar nosotros, la tercera, piedra angular, es fundamental que se la ofrezcamos escogiendo bien el lugar más adecuado para ubicar nuestro huerto.

Organizar un huerto es una tarea muy importante cuando queremos que produzca una buena cantidad de cosecha.

Preparando el terreno.

Es clave definir espacios, acceso a la luz, al agua, el control del viento, el comportamiento de las plantas a sembrar,…

Deberemos de prestar atención a la cantidad de cosas que plantamos y la separación entre las mismas. Cuando sembramos una verdura o una hortaliza por primera vez, es habitual no saber prever cuán cuantiosa será la cosecha, y por ello, es sencillo llevarse una sorpresa y contar, de repente, con muchas más hortalizas de las que podemos llegar a almacenar o consumir.

Como he dicho en anteriores ocasiones, para comenzar, es importante evaluar las condiciones del suelo y el clima en la zona donde está ubicado nuestro huerto, de esta forma sabremos qué cultivos son más adecuados para cada época del año.

Antes de ponernos a definir cada cosa, es indispensable saber qué tipo de siembra vamos a realizar, así como algunos datos más sobre ella. Procederemos a separar las verduras y frutas por temporadas, estableciendo el tiempo que tardará cada una en generar frutos.

Progreso de la plantación.

A esto se le conoce con el nombre de ciclos de vida y será clave para facilitar los tiempos de trasplante y recolección de cosechas. Así mismo definiremos el tipo de cuidados que requieren y las asociaciones más favorables entre ellos.

Un calendario o agenda, en papel, será el camino más seguro para que todo nos marche bien desde el primer día. Para esto tendremos que observar algunas de las características de las plantas a sembrar, como puede ser:

·      Si utilizan germinación en semilleros y cuánto tiempo tardarán.

·   El momento en que se deben pasar las plántulas a macetas más grandes o directamente al huerto, así como los cuidados que debemos prestarles.

·      El tiempo apropiado para realizar el trasplantado y cómo influirá su uso frente a otras especies.

Este paso es decisivo porque será el que asegure que una planta que está lista para trasplantar tenga el espacio que necesite en el huerto. El retrasar o adelantar algún proceso podría afectar la capacidad de producción de las plantas.

Construcción de barracas y encañados.

Debemos prestarle atención a un requerimiento importante sobre el cuidado del terreno y este es la rotación de cultivos. Esto quiere decir que las mismas especies que plantamos en un espacio no sean igual a las que plantemos el año siguiente.

Esto se debe a que cada tipo de especie vegetal necesita de cierta cantidad de nutrientes y, al rotar, nos aseguramos de que no se consuman en exceso los mismos.

Por otro lado, la rotación de cultivos ayuda a prevenir la aparición de plagas y enfermedades que puedan ocasionar daños en cada especie.

También es importante preparar adecuadamente el suelo antes de plantar asegurándonos que este está bien nutrido y aireado. Podemos enriquecerlo, si fuese necesario, con compost o abono orgánico para proporcionar a las plantas los nutrientes que necesitan.

Posteriormente, seleccionaremos las semillas o plantas que se van a cultivar y planificaremos la distribución del espacio en el huerto, teniendo en cuenta la cantidad de sol que necesita cada cultivo y la distancia que debe haber entre cada planta (marcos de plantación).

Bachocones y pérgola.

Cada tipo de planta cuenta con unas necesidades distintas de riego, y es igual de nocivo tanto el exceso como el defecto, aunque lo cierto es que los que comenzamos con el huerto por primera vez tendemos más a regar en exceso que por defecto.

Por ello lo ideal, al iniciarnos en las labores del cultivo de un huerto, es comenzar con pocas variedades de plantas, para ir conociendo poco a poco sus necesidades hídricas y poder darles justo la cantidad que demandan.

A veces, a la hora de aportar fertilizantes a nuestro huerto, se tiende a pensar que, cuanta más cantidad, mejor, algo totalmente incorrecto. Y es que, cuando se trata de abonar, es recomendable seguir las indicaciones del fabricante, y sobre todo, conocer si el sustrato con el que sembramos en el huerto ya cuenta con nutrientes incorporados.

Por lo tanto, es necesario prestar atención a las cantidades para garantizar una nutrición óptima y solo aportar abono a la planta durante los ciclos de vida en los que lo demanda.

Somos conocedores de que el policultivo favorece la generación de un ecosistema en los huertos que no se logra con monocultivos (el cultivo de tan solo un tipo de planta). Sin embargo, el policultivo implica mucho más, como una buena asociación y rotación de cultivos.

Es habitual que, cuando llega la temporada de siembra de esa hortaliza que hemos estado deseando plantar durante meses, nos emocionemos y sembremos todas nuestras semillas de una vez, ya sea en suelo o en semillero.

Esto puede llegar a ser un problema, pues luego llega toda la cosecha de golpe y, de repente, nos damos cuenta de que no damos abasto a consumirla. Lo ideal es ir sembrando poco a poco, de forma escalonada, tomando nota de la cantidad de semillas que sembramos y de cuándo lo hacemos, para contar después con cosechas graduales, mucho más provechosas y asequibles de manejar.

El pasado día 22 de abril, la colmena que tengo en el huerto para polinizar, desenjambró y el enjambre hizo su primera parada en el granado que hay próximo a la colmena. Permaneció durante dos días en esa ubicación y al final partió hacia su lugar definitivo. Realmente no me interesa mucho el aumentar la cantidad de colmenas en el huerto, únicamente las quiero para la polinización del huerto y con una, entiendo que, es suficiente.

Y lo dicho, con un poco de esfuerzo y dedicación, la nueva temporada en el huerto puede ser una experiencia gratificante y productiva.  

¡¡¡ Mucho éxito con tu huerto !!!

Frase del día:

Cada salida es una entrada a otro sitio. ”